¿Cómo podríamos asumir que no siempre se gana? ¿Cuál es la mejor forma para hacer frente a lo que creemos que será una derrota? ¿Cómo saber cuándo es suficiente o dónde estás nuestros límites para dejar de sufrir y empezar a cuidarnos? A veces una retirada a tiempo también es importante para ganar, porque no siempre las victorias se encuentran en continuar. El desgaste también es importante, al igual que el malestar sobre todo cuando se convierten en rutina. De ahí que valorar dónde nos encontramos y hacia dónde vamos sea fundamental.
En estos casos, el fracaso no es retirarse, sino seguir luchando e insistiendo por algo que ya no nos hace felices, por eso que simplemente es mecánico y no nos genera ilusión. Es desgastarse tanto que llega hasta doler, perdidos en un laberinto de pensamientos que nos obliga a continuar casi sin saber por qué. A veces porque no sabemos cambiar el objetivo y otras porque hemos elegido un mal camino para conseguir lo que queremos y no nos damos cuenta.
A pesar de que el éxito exige trabajo, constancia e ilusión y que para ello tendremos que echar mano de la obligación, la motivación y el compromiso, no siempre podemos o mejor dicho, debemos continuar, sobre todo cuando nuestra salud mental se ve comprometida. ¿Qué ocurre cuando el cansancio y la desmotivación nos persiguen día a día? ¿qué podemos hacer cuando aquello a lo que dedicamos nuestro tiempo y nuestras ganas no nos hace felices? Quizás sea el momento de una retirada a tiempo para comenzar a elaborar un nuevo plan, nuevos retos o nuevas ilusiones. Es momento de un cambio.
Puede que no ganemos pero no siempre será una derrota
Si somos capaces de describir bien el concepto de ganar, nos daremos cuenta de que ganamos cuando conseguimos aquello que queremos, pero si de camino a la victoria hemos perdido esas ganas de conseguirlo, ese querer hacerlo… ¿Cómo puede ser que ganemos? Llegar a la meta derrotados y sin fuerzas para emocionarnos puede hacer que no merezca tanto la pena haber vencido. Porque ganar es también disfrutar el camino al éxito, no siempre, pero sí a menudo.
A veces una retirada a tiempo es una victoria porque implica tener el valor suficiente para renunciar a aquello que un día vimos como meta, pero que ahora no nos beneficia o simplemente, nos absorbe tanto que nos queda sin energía. Nuestro estado de ánimo nos marca nuestros límites y el conocimiento de estos nos ayuda a identificar cómo y cuándo emplear nuestras herramientas.
Una retirada a tiempo es una victoria desde la madurez y la reflexión.
La derrota es mucho más que perder. Es sentirnos abordados y superados por no haber dado todo lo que teníamos por conseguir lo que queríamos, por ello la derrota también es persistir cuando en realidad deberíamos dejar ir. La victoria, por ende, exige haber luchado bien, haber sido conscientes de nuestros límites y saber hasta dónde podemos llegar. Porque una victoria también es ser honesto con nosotros mismos.
¿Merece la pena seguir luchando por algo que creemos acabado?
No deberíamos dejar pasar oportunidades, ni rendirnos a la primera de cambio. Sería una pena dejarlo cuando estamos cerca de conseguirlo o abandonar cuando aún queda magia. Por ello siempre es recomendable barajar la posibilidad de intentarlo una vez más. Desde aquí te animamos a que lo intentes, a que persigas lo que deseas, aunque somos conscientes de que el termómetro es personal y cada uno ha de saber cuándo acabar.
Si todavía te hace feliz, si tienes algunas dudas pero sientes que a veces se esclarecen y solo quedan algunos días tontos sin ganas para seguir, quizás aún no es tiempo de retirarse, quizás aún puedas ganar. Decide bien hasta dónde, conócete bien e investiga hasta qué lugar llegan tus fuerzas.
Ahora bien, cuando lo sepas, no dudes en hacerlo. Cuida tu salud y retírate de aquello que ya no te llena, de eso que solo resta en tu vida, aunque exista un pasado en el que te llenó. Ahora ya no lo hace y cuanto antes te des cuenta, antes serás capaz de llenar tu vida con nuevas ilusiones y nuevos retos, con nuevas batallas y con nuevas personas a tu alrededor.
Adriana Díez