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sábado, enero 19, 2019

7 claves budistas para enfrentar momentos difíciles

Para enfrentar momentos difíciles se necesita algo más que buena voluntad/actitud; sin embargo, esta puede ayudar mucho llegado el caso. La vida misma no sigue un guion fácil de interpretar. La contradicción, las carencias, los deseos insatisfechos son elementos del paisaje cotidiano. Un rasgo de neurosis es pensar que uno tiene problemas, pero los demás no.



Los budistas tienen una forma diferente de ver los problemas. A diferencia de los occidentales, ellos no se empeñan en negarlos o en tratar de salir de ellos tan pronto como sea posible. Su actitud es más adaptativa y por eso cuentan con importantes claves para enfrentar momentos difíciles.

Hay situaciones y situaciones. Una cosa es lidiar con un móvil que no funciona y otra tener que abordar un divorcio, o la muerte de un ser querido. Sin embargo, los budistas nos enseñan que ambas situaciones son una oportunidad para desarrollar destrezas indispensables, esas que nos ayuden a enfrentar momentos difíciles posteriores. Esto es lo que recomiendan.

“El arte de vencer las grandes dificultades se estudia y adquiere con la costumbre de afrontar las pequeñas”.
-Cristina Trivulzio di Belgioioso-

1. No luches contra la corriente

No lo hagas, especialmente si la corriente es fuerte. Una forma inteligente de enfrentar momentos difíciles es la de no oponerse a ellos. Cuando hay circunstancias adversas, la tentación de gastar demasiada energía en tratar de evitar lo inevitable es grande.

Aceptar es uno de los grandes pasos para resolver un problema, el primero para reconocer sus límites. Admitir que las cosas son como son, por más que contraríen nuestros deseos. Esa aceptación nos ahorra esfuerzos inútiles y nos pone en una perspectiva más realista y positiva.

2. Mira hacia adentro, un principio para enfrentar momentos difíciles

Es fácil caer en la tentación de explicar las situaciones complicadas en función de factores externos. Es cierto que en muchas dificultades influyen factores que escapan a nuestro control. Sin embargo, somos nosotros y solo nosotros quienes elegimos la forma en la que vamos a responder.

En toda situación, por difícil que sea, siempre hay algo que podemos hacer, particularmente en nuestro mundo interior. Antes de buscar culpables o acusar a la fortuna de darnos la espalda, intentemos responder al interrogante de cómo abrir un espacio en nuestro interior a esas experiencias difíciles de forma que no nos contaminen.

3. Todo error o privación entraña un aprendizaje

Para poder enfrentar momentos difíciles, intentemos dejar de verlos como algo indeseable, merecedor de ser erradicado cuanto antes. Todo lo contrario. Muchas veces, la extrema facilidad o la extrema comodidad no hacen más que envanecernos.

Una situación difícil siempre es una oportunidad de aprender. Bien sea acerca de nosotros mismos o bien sobre la realidad externa. El dolor nos revela nuevas facetas de la vida, de nuestro interior o de quienes nos rodean. Es importante valorar esto.

4. Sucede lo que debe suceder

Cada cosa que ocurre es el resultado de múltiples factores que se han conjugado para que así sea. Así como ningún gran triunfo llega sin razones, tampoco una dificultad o una pérdida surgen porque sí. El mundo funciona como debe funcionar.

El ahora es una síntesis del ayer. Cada hecho y cada ser humano es fruto de todo lo que le precede. Por lo tanto, sucede lo que debe suceder, ni mejor, ni peor, solo lo que debe ser. Si logramos visualizar los hechos desde esa perspectiva, podemos aceptarlos e integrarlos mejor en nuestra historia personal.

5. Es ahora, no después

Las situaciones difíciles son en sí mismas una llamada al cambio. Hay un error, o una perspectiva equivocada, o alguna acción que han dado como resultado una situación que experimentamos como problemática.

Por lo tanto, lo más adecuado es dar lugar a cambios dentro de nosotros mismos, aquí y ahora. Lo aconsejable no es esperar a que pase la tormenta para tomar las medidas del caso. Es en plena tormenta cuando debemos movilizar nuestros recursos para sobrellevarla.

6. Busca el camino hacia la risa

El mejor antídoto contra la desesperanza y el pesimismo es la risa. Esta cobra mucho más valor en aquellos momentos en los que todas las puertas parecen cerradas, o los problemas parecen desbordar nuestra capacidad para asumirlos.

En ese tipo de situaciones, la risa equivale a una bendición. Es probable que esta no surja de manera espontánea y, por lo tanto, hay que buscarla. ¿Qué situaciones te llevan a sonreír? Son esas situaciones a las que debes encaminarte.

7. No te permitas la victimización

La victimización otorga cierto goce a quienes se valen de ella. Genera beneficios, pero estos son falsos. Supone renunciar a la aspiración de asumir el control toral, para intentar poner en marcha estrategias de afrontamiento efectivas con los recursos que contamos.

Victimizarte solo prolonga las dificultades y te resta autonomía. A la larga, no soluciona nada, sino que por el contrario contribuye a que te estanques. No es una opción razonable, ya que a largo plazo solo te traerá más y más limitaciones.

Lo más importante de estos consejos budistas para enfrentar dificultades es que constituyen criterios sanos para fomentar la paciencia, afianzar el poder que tenemos sobre nosotros mismos y tolerar los malos tiempos, sacando de ellos lo mejor.

Edith Sánchez

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