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sábado, noviembre 17, 2018

Tu cerebro también te puede curar

Tu cerebro cambia con cada nuevo pensamiento, con cada nuevo aprendizaje y experiencia que integras en tu vida. Este órgano plástico, complejo y fascinante puede ser nuestro aliado a la hora de prevenir y tratar un sinfín de condiciones. Así, entender que tu cerebro también te puede curar -influir de manera positiva en un proceso de curación- puede abrirte la puerta a aplicar nuevas herramientas y enfoques mentales. 


 
Uno de los mayores expertos en materia de plasticidad cerebral es sin duda el doctor Álvaro Pascual-Leone. Investigador, profesor y decano asociado de Ciencia Clínica y Traslacional de la Escuela de Medicina de Harvard, es una de las referencias más inspiradoras en el conocimiento del cerebro humano y de su potencial.

Somos conscientes de que la frase “tu cerebro también te puede curar” puede llevarnos a más de un equívoco. Este órgano no hará, por ejemplo, que podamos curarnos de una enfermedad crónica. Sin embargo, sí nos puede permitir prevenirla en muchos casos e incluso paliar su impacto si mejoramos nuestros hábitos de vida.

Así, tal y como nos revela el profesor Pascual-Leone, debemos ser capaces de entender que está en nuestra mano “esculpir” nuestro propio cerebro para que sea un buen benefactor y no un enemigo. Rodearnos de una red social de personas significativas, ser curiosos, receptivos, pensar de manera positiva o reducir el impacto del estrés nos permitirá sin duda ganarle territorio a la salud y el bienestar.

“No tenemos porqué conformarnos con lo que nos ha dado la naturaleza”.
-Álvaro Pascual-Leone- 
 
Tu cerebro también te puede curar, seamos escultores de nuestro propio cerebro

El cerebro es como un universo lleno de complejas constelaciones. Al igual que cada día conocemos más datos sobre ese océano cósmico que se extiende más allá de nuestro pequeño planeta, también ahora nos alzamos ya como habilidosos astronautas explorando y descubriendo relevantes datos sobre los procesos de nuestras redes neuronales.
  • Sabemos, por ejemplo, que cada experiencia, pensamiento y conducta puede modificar nuestro cerebro.
  • Hemos descubierto a su vez, ese proceso esperanzador llamado neurogénesis, esa muestra evidente de que nuestro sistema nervioso central puede seguir generando nuevas neuronas en cualquier momento de nuestra vida.
  • Estudios, como el llevado a cabo por los doctores Chunmei Zhao y Fred H. Gag, de la Universidad La Jolla, California, nos indican la relevancia que este proceso puede tener a la hora de prevenir y paliar el impacto de realidades como la depresión, la pérdida de memoria o las enfermedades neurodegenerativas.

Este aspecto es sin duda una de las áreas de la neurociencia más interesantes. Sobre todo, si pensamos que hasta hace muy poco dábamos por sentado que la capacidad de generar nuevas neuronas estaba restringida hasta los primeros años de la infancia.
Los genes no determinan la química de nuestro cerebro

Hay dos aspectos que siempre deben tener en cuenta cuando hablamos de neurobiología: el de la genética y la epigenética.
  • Tanto si lo queremos como si no, estos factores siempre determinarán que nuestro cerebro tenga una mayor o menor probabilidad a la hora de sufrir determinadas patologías.
  • Sin embargo, a la hora de prevenir estas realidades no debemos perder de vista un aspecto: los genes no nos determinan al 100%. En nuestra mano está iniciar nuevas prácticas y mejores enfoques mentales.

Alzarnos, en esencia, como auténticos escultores de un cerebro más sano y sobre todo, más plástico, nos ayudará a reducir el impacto de un gran número de enfermedades físicas y psicológicas. 
 
Un cerebro plástico es un cerebro sano y resiliente

Tu cerebro también te puede curar porque tiene una capacidad asombrosa: la de la plasticidad. Ahora bien, ¿qué significa exactamente este término?
  • Plasticidad es la capacidad que tiene nuestro sistema nervioso de modificarse a sí mismo para responder al entorno que le rodea.
  • Es además, una ventaja evolutiva con la que podemos adaptarnos mucho mejor a los retos, a las dificultades.
  • Así, si hablamos de neuroplasticidad hacemos referencia a todos esos cambios que aparecen en nuestro cerebro en base a nuestras experiencias.
  • La resiliencia, por ejemplo, es un claro ejemplo de neuroplasticidad porque define esa capacidad excepcional para superar las adversidades generando nuevas estrategias y aprender de ellas después.
 
¿Cómo podemos “esculpir” al cerebro para que medie en nuestra salud?

Tu cerebro también te puede curar, pero ¿cómo? te preguntarás. Sabemos ya que la plasticidad cerebral es esa herramienta clave para afrontar los retos de nuestro entorno.

Asimismo, también se ha descubierto que factores como la reserva cognitiva, nos permite lidiar mejor con las enfermedades neurológicas.

Las claves para para ser esos arquitectos de nuestra salud cerebral, son en realidad asequibles para la mayoría de nosotros. Son procesos con un gran beneficio para el cerebro, para generar nuevas conexiones, para estimular, cuidarlo, optimizarlo…

Veamos esas dimensiones que nos aconseja el neurólogo Pascual-Leone.
 
Alimentación adecuada

Una alimentación variada y equilibrada es sinónimo de salud. Busquemos siempre productos frescos de cultivo orgánico, evitemos el abuso del azúcar, de las grasas saturadas.

Asimismo, pongamos en nuestra lista los alimentos ricos en omega 3, magnesio, triptófano, vitamina K, en antioxidantes… 

Ejercicio regular

El sedentarismo es un enemigo voraz para la salud e incluso para el estado de ánimo. Es por tanto recomendable que incluyamos en nuestra rutina algún tipo de ejercicio. Bastaría incluso con salir a caminar media hora cada día. 
 
Meditación y pensamientos positivos

La ciencia lleva años estudiando el impacto de la meditación en nuestra salud. La universidad de Harvard nos revela por ejemplo en un estudio, los beneficios del Mindfulness para reducir la sintomatología de la ansiedad y el estrés.

Por otro lado, si tu cerebro también te puede curar es porque en algún momento, has logrado mantener un enfoque de vida positivo y resiliente. Los pensamientos positivos mejoran la salud cerebral, regulan tensiones y mejoran incluso la capacidad para asentar nuevos aprendizajes.
Sueño profundo y reparador

Habrá personas que tengan bastante con 6 horas, otras con 9. Sea como sea, lo más importante es que nuestro descanso nocturno sea siempre profundo y reparador. Algo imprescindible para ganar en salud cerebral. 

Relaciones positivas

Este consejo es sin duda el más conocido. Nuestro cerebro necesita de la conexión social para experimentar bienestar y satisfacción vital. Es más, contar con una red de apoyo significativa en la que confiar, nos ayuda a hacer frente a la depresión, fortalece las conexiones neuronales y ganamos también en reserva cognitiva.

La amistad es salud, el amor es energía, las relaciones que nos despierta felicidad y no preocupaciones, son sinónimo de salud.

Para concluir, ahora que sabes que tu cerebro también te puede curar, no lo dudes: mejora tus hábitos de vida. Recuerda a diario que tú puedes ser el escultor de este órgano prodigioso capaz de mediar en tu bienestar, e incluso prevenir que desarrolles ciertas enfermedades.

Valeria Sabater

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