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martes, octubre 31, 2017

La actitud es la fuerza más poderosa del cambio

La actitud es la fuerza más poderosa que poseemos, sin embargo a menudo la ignoramos. Hacemos todo lo posible por dejarla en un segundo lugar, mientras nos esforzamos por culpar a los demás de lo que nos pasa, quejándonos de todos los problemas que se nos vienen encima y sintiéndonos víctimas de las circunstancias.



La pregunta que tenemos que hacernos es: ¿qué actitud estamos adoptando ante la vida? Reflexionar sobre esta cuestión y saber si nos está beneficiando o no, nos permitirá ser mucho más conscientes de por qué poco o nada marcha tan bien como nos gustaría. Incluso, si abrimos bien los ojos, nos daremos cuenta de que las dificultades no son tan terribles como las estamos viendo.
“Resolver la vida que nos tocó es fácil al final, nosotros la hacemos difícil, todo pasa por la actitud”
-Anónimo-

Escoger nuestra actitud ante cualquier circunstancia

Podemos escoger cómo afrontar las circunstancias, al menos sobre eso siempre tenemos control. La actitud es la fuerza más poderosa que tenemos, pues gracias a ella podemos cambiar lo que nos sucede o, al menos, el modo en el que le hacemos frente. ¿Aceptamos o rechazamos? ¿Nos quejamos o nos ponemos en marcha?

Imaginemos que tenemos una pareja que siempre se está quejando, de manera que su actitud cada vez nos gusta menos. Vivimos amargados, es una buena persona pero ya no somos felices en nuestra relación; sin embargo, ahí estamos sin tomar ninguna decisión. Mientras, intentamos que nuestra pareja cambie, le echamos la culpa de lo mal que va la relación, que el vínculo está cada vez más roto.

Leyendo esto, desde nuestra perspectiva, sabríamos perfectamente qué hacer. Tenemos dos opciones: aceptar a nuestra pareja tal y como es, quererla y amarla sin desear que cambie. También podemos romper la relación y darle la oportunidad al otro de que también pueda ser feliz con otra persona.

Como podemos ver, la actitud es la fuerza más poderosa, pues nos permite salir de una situación que no nos gusta. Todo ello, tomando una decisión y cambiando nosotros, no intentando que el otro lo haga. Esto mismo puede aplicarse en otro tipo de circunstancias. Cuando contraemos una deuda, cuando nos quedamos sin trabajo, cuando una enfermedad hace acto de presencia o cuando un familiar muere.

De nada sirve quejarnos, clamar al cielo sobre lo injusto que es, victimizarnos y quedarnos quietos sin hacer nada. De nada sirve buscar culpables donde no los hay, negarnos a aceptar lo que viene así, sin más. Hacernos preguntas sin sentido de “¿por qué a mí?”, “¿es que he hecho algo mal?”.
“Aquello que no podemos evitar, solo podemos aceptarlo”
-William Shakespeare-

La actitud es la fuerza más poderosa que nos permite ser felices

La actitud es la fuerza más poderosa que impulsa los cambios, las tomas de decisión, los nuevos rumbos. Gracias a ella, podemos encontrar nuestra felicidad o mantenerla. Porque no olvidemos que la felicidad tenemos que encontrarla en nuestro interior, con independencia de que el exterior contribuya: unas veces lo hará y otras no.

Gracias al poder de nuestra actitud, podemos comprender que no hay límites y que no tenemos por qué sentirnos desbordados por las circunstancias. Por muy grave que pueda resultar una situación, como la pérdida de un trabajo o contraer una deuda, siempre terminaremos saliendo y superando ese bache. Es la propia inercia vital.

Sin embargo, en ocasiones nuestras emociones ahogan este atisbo de esperanza, dramatizando en exceso lo que ocurre. No obstante, tarde o temprano, no nos quedará otra que aceptar la situación y seguir adelante. ¿Por qué no hacerlo desde un principio? ¿Por qué buscar sentirnos tan mal sin que sea necesario?

Es importante que confiemos en nosotros mismos y que no nos quedemos en nuestras zonas de confort: si lo hacemos se reducirán, en vez de ampliarse. Si nos quedamos en ellas veremos cómo se estrecha ese estado de confort, hasta que poco a poco deje de ser “de confort” y nos sintamos acorralados por las propias circunstancias.

No tenemos por qué tenerle miedo al cambio. Los cambios en principio son oportunidades, nuevos comienzos, nuevos rumbos. Dejaremos algo atrás, es cierto. Pero lo que está por venir también puede dejarnos algo nuevo si contamos con la paciencia y la inteligencia como para ponerlo a nuestro favor. Una ocasión para aprender, superarnos, madurar y darnos cuenta de que podemos con todos los problemas que se nos presenten.

No nos olvidemos de que la actitud es la fuerza más poderosa del cambio. Podemos tomar decisiones para salir de una situación que nos desagrada. Podemos aceptar aquello que no nos gusta, dejar de rechazarlo y seguir adelante. Muchas veces, el reflejo del futuro nos devuelve una imagen más complicada de lo que en realidad nos aguarda. Con la actitud elegimos algo tan sencillo y vital como la forma de posicionarnos ante esta imagen.

Raquel Lemos Rodríguez

lunes, octubre 30, 2017

8 CONSEJOS PARA ALCANZAR LA PAZ INTERIOR

Nos encontramos viviendo en una sociedad cruel que nos obliga a tener vidas demasiado agitadas en la que no nos detenemos ni un segundo, y si nos descuidamos, inmediatamente nos vemos atrapados en un sinfín de tareas, aunque la mayoría de ellas son insignificantes, estas no nos dejan ni un minuto libre.



Por eso con estos 8 consejos podrás llegar a ser una persona mucho más tranquila y con más autocontrol y crecerás de forma espiritual.

1. El Silencio

El silencio es una forma de llamar a la puerta de la sala de la verdad. Es el fundamento que te prepara para cualquier práctica; es la conciencia de los cimientos del edificio. Todo lo que es bello y verdadero nace del silencio. Un momento de silencio es suficiente para exorcizar a los demonios, porque los demonios son los pensamientos. Si hay un pensamiento compulsivo constantemente rondando su mente, es porque le dio mucha atención a él, es decir, que lo ha alimentado.

Pero al calmar la mente, todos los fantasmas desaparecen. No importa lo vieja que sea la oscuridad, una pequeña rendija de luz disipa toda oscuridad porque es sólo la ausencia de luz. El silencio invoca la luz. Cuando la mente está en calma, todo está en calma.

El precio para la realización espiritual es la soledad. En algún momento, tendrá que enfrentarse a sí mismo. Por lo que es fundamental aprender a estar solo y en silencio. También puede practicar la meditación. Abandone toda prisa y todo deseo de llegar a alguna parte. Cierra los ojos y concentrarse en el entrecejo. Empiece a cultivar el silencio

2. La verdad

Decir la verdad no significa que vaya por ahí diciendo a los demás todo lo que creemos que es verdad, sin tener en cuenta el hecho de que el otro no estará dispuestos a escuchar, eso puede causar más conflicto, más guerra. Seguir la verdad significa escuchar la llamada de su corazón. Si todavía hay malestar y sufrimiento en tu vida, significa que todavía hay una capa de mentiras que te involucran. Sé valiente para enfrentarte a tus mentiras.

Sin coraje no serás capaz de enfrentarte a la verdad. Trata de identificar cuando ni siquiera se puede ser honesto con uno mismo y con la vida; cuando se tiene que usar una máscara y no pueda ser auténtico y espontáneo; cuando se tiene que fingir ser otra cosa que no eres. Echa un vistazo a las diferentes áreas de tu vida. Se necesita algo de trabajo, pero es un buen trabajo. Recuerda que “la verdad os hará libres.”

3. Acción Correcta

Esto no tiene nada que ver con la moral. La acción correcta, o la acción consciente, no se basan en lo que está fuera, es decir, no sujeto a la aprobación del mundo exterior. No se trata de seguir un manual con normas sobre lo que está bien o mal.

Es una acción determinada por la intuición, que es la voz del silencio. Es el coraje de ser tú mismo, auténtico y espontáneo. Conscientemente actuar significa poner amor en movimiento, o recorrer el Camino del Corazón.

4. La No Violencia

La no violencia es la acción sin ego. Es la actitud no contaminada por la venganza y el odio. No da paso al mal que causa sufrimiento en el otro, no importa en qué nivel. La no violencia o ahimsa, como se le conoce en la tradición hindú, no es sentarse y esperar que las cosas sucedan. A menudo implica acción, actitud. Pero es una acción que viene del corazón, es espontánea y siempre viene con la sabiduría y la compasión.

Yo mismo he cuestionado el poder de ahimsa. Parece que sólo trabajó con Gandhi en la India. Pero no es cierto. Ahimsa es el remedio que el planeta necesita. La compasión es el remedio y ahimsa es la compasión.

5. Amor Consciente

Usemos la palabra “consciente” porque la palabra amor se ha degenerado. Le dimos tantos significados que no tienen nada que ver con su esencia. Para el sentido común, el amor está conectado al egoísmo, una satisfacción personal. Él se confunde con la pasión, el sexo e incluso el odio. Esto sucede de manera inconsciente: la entidad credita estar amando porque no tiene consciencia de lo que es el amor.

No se puede definir el amor con las palabras, pero puedo decir que el amor incluye un sincero deseo de que el otro sea feliz. Incluye ver el potencial dormido en los demás y da fuerza para despertarlo. ¿Quieres ver al otro feliz sin querer nada a cambio? En última instancia, el amor consciente significa amar desinteresadamente.

Pero para que pueda usar esta clave, es necesario que reconozcas tu falta de amor. Trata de identificar en qué situaciones y con quién no puede ser amoroso. ¿Dónde y con quién no fluye el amor libremente? ¿En qué situaciones su corazón está cerrado? He aquí una idea. Vaya detrás de esa pista, y descubrirás mucho sobre ti mismo. Esta es una manera de traer la paz a este mundo: aprender a ser un amigo de su hermano; amigo de su vecino.

Aprende a no juzgar los errores de los demás. Antes de levantar el dedo para acusar a unos de otros, mírate a ti mismo y preguntate, “¿Tengo yo un defecto igual, u otros peores?” “¿Mi vecino no tiene nada bueno donde centrar mi atención? “Comenzar a centrarse en el bien que el otro tiene. Esta es tu gran misión.

6. La presencia

Estar presente significa estar totalmente a alerta. Cuando puedes experimentar la presencia, tu energía crece y te das cuenta del amor que fluye a través de ti. Si puedes mantener esa alerta, tendrás la percepción de que todo es sagrado, y a partir de esa percepción, puede expandir su energía conscientemente hacia el otro.

Hay que acostumbrarse a preguntar: ¿Dónde estoy? ¿Qué estoy haciendo? Permítete una parada, sólo por unos segundos, absolutamente todo lo que estás haciendo. En el centro de la acción, detente y pregúntate: ¿Qué estoy haciendo? Así interrumpes a tu mente accediendo a la consciencia, por medio de la presencia, por la acción. Este es el camino.

La presencia es la llave maestra. Pero ¿por qué no vamos directamente a ella? Porque no todo el mundo está listo para disfrutarlo. Pocos son lo suficientemente maduros para abandonar el pensamiento compulsivo, ya que les da un sentido de identidad. Así, en muchos casos, es necesario un trabajo de purificación. Para ello, el cuerpo es el portal. Siente que ocupas el cuerpo. Siente tu campo energético y muévete a partir de esa percepción.

7. Servicio desinteresado

Servir desinteresadamente significa poner sus dones y talentos al servicio del amor. Es cuando realmente puedes dar a otro sin máscaras, sin la necesidad de complacer o hacer algo para recibir algo a cambio. El único objetivo es ver al otro brillar. Así te conviertes en el amor que se mueve directo a la construcción.

Despertarse por la mañana, a sabiendas de que te estás despertando para servir, ilumina la alegría de vivir. Por supuesto, la conciencia de servicio aumenta la conexión con lo divino, ya que, como cada uno tiene sus talentos y dones individuales, o una forma particular en la que el amor se expresa a través de ti, es el amor que es expresado.

El servicio te convierte en un canal de amor. Por lo tanto, decir que el servicio es una manera de mantener la llama de la conexión encendida. El amor y la felicidad van a través de ti para llegar al otro, no importa lo que estés haciendo, si se trata de cuidar el jardín, la construcción de una casa, la cocina, el cuidado de una empresa o una persona.

8. Piensa en Dios

Cuando se dice “pensar en Dios” es pensar en la vida, en todo lo que está vivo, una piedra, un árbol, los animales, todo. Todo en el universo está vivo, todo vibra a una frecuencia de energía determinada y todo y todos pertenecemos a esa energía, eso es Dios. Recuerda que Dios está en todo. En el interior, arriba, abajo, al lado, en todas partes.

Él es la única vida que actúa sobre todos los cuerpos y es su verdadero yo. Esta percepción de que todo es Uno y que se manifiesta su energía espiritual en todas las formas de vida, promueve una profunda satisfacción. No hay palabras para describir esta experiencia, sólo puede ser vivida. Su vida se convierte en una oración, una ofrenda a Dios. Puede pasar un tsunami, pero no se olvide de Dios. Poco a poco, su fe se vuelve constante, firme, hasta que pueda sostener la conexión eterna con Dios.

Durante la fase de desarrollo de la conciencia nos enfrentamos a obstáculos que necesitan ser removidos. Poco a poco, aprendemos a identificarlos y eliminarlos y cuando quitamos lo que ya no nos sirve, podemos llegar a ser canales del amor de Dios, para que fluya libremente a través de nosotros.

Si utilizamos verdaderamente estas ocho claves en la vida, inevitablemente experimentarás la paz.

consejosdelconejo.com

domingo, octubre 29, 2017

LA ENERGÍA NEGATIVA QUE TRAEMOS DE LA CALLE

Existe un tipo de energía que es nociva para los cuerpos físico, mental, emocional y espiritual de las personas. Se adhieren a nuestra ropa y ocupan nuestras casas. Estas energías provienen de las personas negativas con las que estuvimos en contacto, de los lugares públicos que visitamos, de los medios de transporte en los que viajamos, de nuestra oficina, de la calle, de un negocio. ¿Que se puede hacer para eliminarlas?



Consejos para eliminar las malas energías:
  • Al llegar a casa, quitarse los zapatos, cambiarse la ropa, darse un baño (si es posible con aceites especiales para limpieza energética, como por ejemplo romero o lavanda).
  • Limpiar la casa con algún método de limpieza energética, por ejemplo con los llamados carbones.
  • Agregar al líquido de limpieza habitual de pisos, vinagre o sal gruesa diluida en agua.

¿Cómo mantener limpio un lugar?
  • Escuchar música inspiradora, como la especialmente indicada para relajación, o música clásica.
  • Cantar, bailar, reír. Disfrutar de las actividades que se realizan en ese lugar.
  • Evitar las fuentes de contaminación por ideas negativas: por ejemplo noticieros de televisión o radio, series de violencia, etc.
  • Evitar las fuentes de contaminación por emociones negativas: por ejemplo discusiones.
  • Evitar las fuentes por contaminantes ambientales: por ejemplo, humo de cigarrillo.
  • Procurar que las habitaciones reciban suficiente luz solar y estén ventiladas.
  • Mantener cristales en las habitaciones y limpiarlos con cierta frecuencia.
  • Utilizar un generador de iones (LAMPARAS DE SAL) o una fuente de agua para reciclar la energía ambiental.
  • Evitar la iluminación con luces fluorescentes.
  • Reducir al mínimo el tiempo de exposición a televisores, ordenadores y hornos microondas.
  • Utilizar aromatizadores, como por ejemplo, hornillos para aceite. Utilizar las esencias mas favorables para las personas que habitan la casa según sus necesidades específicas. En comercios y consultorios especializados en aromaterapia es posible obtener listados de las esencias y sus usos.
  • Eliminar frecuentemente los objetos viejos o que ya no se utilizan. Si es posible regalarlos a quien pueda necesitarlos.
  • Tener plantas naturales y/o mascotas (los gatos son formidables recicladores de energía).
  • Utilizar velas.
  • Pintar la casa con colores agradables.

Fuente: Universo Espiritual

sábado, octubre 28, 2017

Ser Honrado, Honesto y Humilde. No necesitas más…

Muchas veces te habrás cuestionado si eres bueno o malo, si estas en el camino correcto, si tu modo de actuar y de afrontar tus situaciones cotidianas son las adecuadas.


Cuántas veces te habrás preguntado si lo estás haciendo bien, si existe el pecado o habrá castigo. 
Nada de lo que pueda decir a partir de ahora puede quizá, hacerte cambiar de opinión, desde siempre hemos creído que ser bueno es sinónimo de santo. Un ser inmaculado e intachable que actúa de forma ecuánime y correcta de forma perenne, y por defecto, alguien tocado por la mano divina, que hace milagros o es capaz de cosas asombrosas.
Estamos tan engañosamente extraviados en esos programas, que olvidamos que lo importante no está en la santidad, ni en lo espiritual y milagroso que seas. La simbología crística ha empañado la verdadera esencia de como caminar de forma correcta por este mundo, hemos andado ciegos, confusos y perdidos por toda esa cantidad de información inútil que se nos da y nos atora.

Ser muy espiritual y tener conocimientos avanzados en estos temas no te hace estar tocado por lo divino, empollarte los chakras y saber al dedillo cientos de mantras no te da la llave de la divinidad. Esto no es una competición, no se eleva nadie por conocimientos y dominio de técnicas, todo esto es accesorio y para nada el no saber que es la Kundalini, te privara de tu trozo de cielo. Yo diría que quizá, se es más espiritual no teorizando y si practicando, de nada sirve saber dónde se sitúa el sexto chakra y el color que tiene, si luego eres un interesado que solo persigues un interés físico o monetario. Hay muchos “espirituales” expertos de Reiki, Yoga chamaneria o cualquier otra técnica, que en realidad solo buscan carne o pasta en su menú. La religión tampoco te hace más espiritual, es más, diría que te aleja y mucho de esa meta, el alma no es propiedad de la religión y solo profesar una creencia de estas es un verdadero insulto a la inteligencia que portas en tu interior.

El camino correcto, el verdadero camino cristico que ningún maestro ascendido o canalización te contara, es más sencillo y común de lo que a priori pareciera. Te puedes leer cientos de libros de esos populares gurus de la espiritualidad, y en ninguno de ellos encontraras la verdad, el verdadero camino hacia la elevación es, una pequeña escalera que solo consta de tres peldaños, tres modos complementarios de actuar ante la vida que te aportara las enseñanzas necesarias en tu proceso espiritual evolutivo. No necesitas meditar si no quieres, no tienes que estar despierto, no tienes que salvar a nadie, ni tienes que leerte cientos de canalizaciones inútiles, solo necesitas ser honrado, ser humilde y ser honesto.
Has pensado en el amor, a que sí, esa palabra comodín tan manoseada y que se coloca en cualquier hueco, que lo soluciona todo y que sirve para todo, pero que nadie te dice como lo has de emplear, pues bien, la honradez, la honestidad y la humildad, son tres formas de expresar amor, de hecho son las formas con la que el amor ha de ser expresado en nuestras relaciones sociales, cotidianas y mundanas. Nuestro día a día, ha de ser mirado a través del prisma que forman estos tres elementos. Esas tres haches (HHH) son las que deben marcar el rumbo de tu vida si quieres llevarla a buen puerto.

Honrado

Vivir en el respeto hacia sí mismo y hacia los demás, procede y actúa de forma honrada, obviando segundas y enrevesadas intenciones, tratando de engañar o de sacar un provecho del ajeno. Ser honrado no solo es que no robes o engañes, es que no te robes, ni te engañes a ti mismo tampoco, respétate lo suficiente como para afrontar tu verdadero reflejo, tu verdadero Ser.
Ser honrado en tus actos implica un pequeño esfuerzo y un verdadero cambio en tus hábitos, ya que dentro de tus programaciones mentales te inculcaron la mentira y la trampa como medio para lograr tus metas. No ascender en tu estatus a costa de pisar al resto es difícil, pero es lo honrado. Actuar de forma honrada es un camino difícil, en una sociedad diseñada para que el atajo y la trampa, sea el modo natural de conseguir las cosas. Actúa y se honrado y habrás subido el primer peldaño.

Honesto

Ser sincero con uno mismo, saber y ser consciente de tus posibilidades, no aparentar lo que no se es, no ocultar tus verdaderas intenciones, ni tus verdaderos sentimientos. Ser honesto es ser pragmático y sincero. Ser honesto es trabajar con la verdad como forma de expresión, dar la verdad a quien te la pida y ser lo suficientemente maduro para asumir las consecuencias que esa verdad te pueda acarrear. Se acabó la mentira piadosa, el aparentar, el disimulo y la mascarada, Ser tú mismo y aceptarte tal cual eres y mostrarlo al resto seas aceptado o no, lo demás ya no dependerá de ti, solo debes ser honesto contigo. Si logras ser honesto habrás subido este segundo escalón.

Humilde

Nadie es más que nadie y tú no eres ni más, ni menos que otros, todos somos iguales y una vez asumes esto, tratas tu vida y la de los demás de la forma adecuada. Ser humilde no quiere decir ser pobre, ser humilde es ser practico, adaptable a tu situación y conforme a lo que tienes, agradecido al dar y al recibir, sin perseguir metas materialistas y sin competir. Humilde en tus actos y en tus metas. Empezar a despegarte de todo aquello que en el pasado te produjo una engañosa necesidad. Ser humilde es restarle importancia y trascendencia a objetivos que hasta hoy creías esenciales en tu progreso, la sociedad esta diseñada para que la humildad sea vista una cualidad de paria, pero es el ingrediente esencial en el objetivo último en tu camino evolutivo.

Una vez has logrado completar estos objetivos y ser honrado, honesto y humilde, es tu forma de expresión, tu vida y tu entorno se transforma al mirarlo por el prisma en el que se enfoca tu visión ahora, solo es cuestión de mantenerte en este camino y vivir en la tranquilidad de estar haciendo lo correcto. Puede que al vivir así, de forma sincera y pura, el resto se sienta dañado u ofendido, vivir conforme a lo que dicta la verdad y tu corazón, no es un modo amable en una sociedad basada en las apariencias y la mentira, pero esos primeros y complicados inicios, provocara que toda la falsedad que te rodeaba quede expuesta y este en tu mano trillar tus relaciones y quedarte con el grano, con lo auténtico y real.

No necesitas más, ni estar más despierto que el resto, ni tener más conocimientos en metafísica o la materia eterica del Ser. Poner esto en práctica te asegurara el verdadero trabajo y la verdadera evolución espiritual. Se acabó el que te cuenten rollos, que te den lecciones con terminología compleja o te dejes tu dinero en cientos de charlas y cursos inútiles, que al final solo sirven para alimentar bichos astrales y no te aportan riqueza a tu verdadero Ser. Deja de buscar y deja de seguir a esos expertos que solo buscan tu dinero, que no hablan claro y no enseñan nada. Se honrado, se humilde y se honesto contigo mismo y con los demás, expresa tu amor de este modo y no necesitaras más. Es así de sencillo y así de complejo a la vez. No hay técnica, no hay maestro que te enseñe a vivir, no hay gurú, ni cursos, solo tú y tu intuición, como vías para discernir de forma honrada, honesta y humilde cual es lo mejor para ti y para el resto.

Mundoculto.es

viernes, octubre 27, 2017

La respiración cuadrada: la aprendes en 1 minuto y es útil para toda tu vida

“Esta técnica funciona a la perfección cuando sientas que el trabajo o estudio te están ganando la batalla”


Es una técnica sencilla y poderosa para equilibrar y calmar la mente, así como para oxigenar el cuerpo y potenciar la musculatura respiratoria.
Esta técnica la usan los Navy SEALs para mantenerse calmados y concentrados bajo las condiciones más estresantes posibles (imagina balas pasando justo al lado de tu cabeza) 

Sólo toma algunos segundos entenderla, un minuto de práctica y verás que te sentirás relajado y enfocado nuevamente. 

Así es como se hace:

Es probable que nunca te veas sometido a esa cantidad de estrés, pero la respiración cuadrada funciona a la perfección cuando el trabajo o el estudio te estén ganando la batalla.

Preparación:

– Inhala profundamente por la nariz (concéntrate en respirar llenando tu estómago y no tu pecho.)

– Ahora exhala completamente, dejando que salga todo el aire de tu cuerpo.

– Repite dos veces más haciendo un total de 3 respiraciones

Paso 1
Inhala profundamente por tu nariz durante 4 segundos. Luego sostén esta respiración durante 4 segundos más.

Paso 2

Exhala durante 4 segundos hasta que salga el aire completamente de tus pulmones. Aguanta la exhalación durante 4 segundos adicionales.

Es muy importante mantener el mismo tiempo para las 4 fases de la respiración.Si ves que al terminar un ciclo sientes la urgencia de parar y respirar amplio, es que has forzado, reduce el tiempo en cada fase.

Pero recuerda, las 4 fases siempre iguales, si una es diferente ya no hay cuadrado. El cuadrado es el símbolo del equilibrio (4 lados y 4 ángulos idénticos).

Algunos datos curiosos:

1. ¿Por qué por tu nariz y no tu boca? 

Respirar por tu nariz incrementa los niveles de óxido nítrico en tu torrente sanguíneo. El óxido nítrico expande tus vasos sanguíneos, aumenta tu circulación y baja tu presión.

2. El tararear aumenta los niveles de óxido nítrico en tu sangre 

Si quieres potenciar la sensación de concentración y calma, agrega un tarareo mientras exhalas. Un estudio publicado en el American Journal Of Respiratory & Critical Care Medicine mostró que tararear aumenta notoriamente el nivel de óxido nítrico en tu torrente sanguíneo.

Beneficios:

La palabra clave de esta técnica es equilibrio, tal como hemos dicho antes al hablar sobre el cuadrado. Equilibrio del sistema nervioso, equilibrio de la mente, calma y paz, más el añadido de oxigenar la sangre y potenciar la concentración. Sí, al contar mentalmente los tiempos, aparte de igualar las fases de la respiración, estamos trabajando la concentración de la mente, ya que si nos distraemos, perdemos el hilo y rompemos el cuadrado.

Practícala unos minutos dos o tres veces por semana; empieza con cuadrados fáciles y auméntalos a medida que vayan aumentando tus capacidades. Verás cómo esta técnica sencilla te sienta de maravilla.


diapordiamesupero.com

jueves, octubre 26, 2017

Decir la verdad: 5 claves para no herir a los demás

Decir la verdad se ha convertido en un sinónimo de ofender a las personas en la mayoría de las ocasiones. La “verdad” es un valor positivo y lo deseable sería que siempre tengamos acceso a ella. ¿Por qué entonces se ha convertido en un vehículo para agredir a los demás?


La respuesta podría estar en una sociedad que vive bajo el pacto implícito de mentir en las relaciones humanas para, aparentemente, hacerlas más amables. Parece que si queremos mantener la armonía con alguien, debemos mentirle. Y si decidimos acabar con ese jardín de rosas, solo tenemos que decirle la verdad, en los peores términos. Gran paradoja.

“La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”.
-Cicerón-

En ocasiones, decir la verdad es un acto que va acompañado de ira. Otras veces, la persona objeto de esa “verdad” se sienta mal cuando se la dicen, aunque la intención sea constructiva. ¿Qué nos sucede con la verdad? Tendríamos que ser capaces de decir y escuchar verdades que no nos gusten, sin que esto nos lleve a grandes conflictos. A continuación, veremos algunas claves para que decir la verdad no se convierta en algo desagradable e hiriente.

1. Expresarse de forma constructiva al decir la verdad

Antes de nada, es importante examinar cuáles son nuestras intenciones en el momento de decir la verdad. Lo primero es ser honestos con nosotros mismos y definir si nos mueve un afán constructivo o si por el contrario, estamos utilizando esa verdad incómoda como pretexto para hacer sentir mal a alguien.

De esa intención dependerá la forma de decir la verdad. Cuando la motivación es positiva, se elige un enfoque amable para comunicarse con el otro. Por ejemplo, se le señala un defecto, una falta o una inconsistencia, de modo que se convierta en un aporte y no en una afrenta. Para ello, podemos apoyarnos también en aquello que hace bien o se le da mejor. De esta forma, el mensaje no quedará tan agresivo.

2. Estar dispuesto a escuchar

Muchas veces la verdad incómoda involucra a ambas partes. De modo que si somos capaces de decir la verdad, también tendríamos que estar en capacidad de escucharla. Las conversaciones sinceras son de doble vía. Ambas partes tienen algo que decir.

Escuchar significa abrir la mente al punto de vista del otro. Una escucha constructiva tiene por objetivo sacar conclusiones provechosas para todos los involucrados. Por lo mismo, no hay reticencia a entender las razones de los demás, ni a reconocer las verdades ajenas.

3. No pensar por los otros

No es adecuado intentar pensar por otros, en dos sentidos. El primero es el de imaginar cuál puede ser la reacción de esa persona a quien se le quiere decir la verdad. Y desistir de hacerlo suponiendo el posible daño o incomodidad que se le pueda acarrear.

El segundo sentido es el de suponer que se tiene totalmente claro qué es lo que hay en el interior del otro. Que se conocen sus intenciones y sus sentimientos más secretos, lo cual sirve de base para juzgarlo. En ambos casos, pensar por otros solo conduce al error. Decir la verdad no es lo mismo que creerse poseedor de la misma.

4. Ser claro y directo

Una verdad incómoda suena terrible cuando se dice con ira, palabras fuertes y desconsideración. Sin embargo, tampoco es adecuado expresarla con eufemismos, sutilezas o empleando mecanismos para suavizarla artificialmente. En ambos casos hay un falseamiento del propósito central, que es decir la verdad.

Lo adecuado es comunicar esas verdades de manera serena y con claridad. Los rodeos solo dan la sensación de que se quiere engañar o manipular la situación. Es bueno pensar en cuáles son las palabras más adecuadas para plantear un mensaje preciso, conciso y comprensible.

5. Plantear un propósito

Decir la verdad debería tener siempre un propósito. Sin embargo, muchas veces no hacemos el esfuerzo por definirlo claramente antes de hablar. Es un gran error, ya que la declaración de verdades podría estar obedeciendo a motivaciones no tan positivas o no tan relevantes.

La pregunta es: ¿qué se quiere lograr al decir la verdad? Una respuesta saludable tiene que ver con la intención de superar conflictos, buscar mayor entendimiento o elevar la calidad del vínculo que nos une con el otro.

Sería positivo desterrar la idea de que decir la verdad equivale a insultar. Ser grosero no quiere decir que alguien sea sincero. Las verdades siempre son mejor escuchadas y aceptadas si se acompañan de respeto y de una intención genuina por construir algo más positivo para los involucrados.

Edith Sánchez

miércoles, octubre 25, 2017

Alfabetización emocional: identificar, comprender y expresar nuestras emociones

Saber qué sentimos y cómo lo sentimos no es tarea fácil. El universo emocional todavía sigue siendo un total desconocido para cada uno de nosotros, en mayor o menor medida. En este contexto, la alfabetización emocional surge como alternativa para rellenar todos esos vacíos emocionales que aún nos persiguen.



Nadie nos enseñó qué son las emociones, qué funciones tienen o cómo podemos identificarlas. Ninguna asignatura se preocupó de ello en el colegio y ni siquiera era considerado como algo importante para nuestra educación: una batalla fascinante en la que se entendía que otros poco podían decir por ti. En este sentido, las emociones han pasado inadvertidas durante años, hasta que poco a poco han ido cobrando el protagonismo que merecen. 

A día de hoy, además de seres sociales, sabemos que somos seres emocionales y que dependiendo de cómo gestionemos este chispeante diálogo interno, así nos encontraremos. Sin duda, las emociones han ganado terreno, demandando a la educación que dé un paso adelante en este sentido. Veamos en mayor profundidad de qué trata eso de la alfabetización emocional.
“El aprendizaje socioemocional ayuda a los niños a desarrollar habilidades de comunicación e integración social”.
-Neva Milic Müller-

¿Qué es la alfabetización emocional?

La palabra alfabetizar se relaciona comúnmente con el proceso de enseñar a leer o a escribir. Habilidades básicas en el ámbito educativo. No obstante, parece que este concepto poco a poco ha desarrollado diferentes apellidos dependiendo del contenido de la enseñanza. Ejemplo de ello son los términos de alfabetización informática, científica o tecnológica.

Con estos avances, no podemos dejar de pensar que la educación parece que se enfrenta a nuevas desafíos. Entre ellos, uno de los más imperantes e interesantes para nuestro bienestar es la alfabetización emocional: el proceso de educar las emociones, empezando en el ámbito escolar.

La alfabetización emocional consiste en enseñar qué son las emociones, para qué nos sirven y cómo se expresan. Es enseñar a comprenderse y a comprender a los demás a nivel emocional. Un reto educativo al que se enfrentan cada vez más colegios y escuelas infantiles a través de los programas en los que ya está integrada la educación emocional.

De hecho y como apunte, los conceptos de alfabetización emocional y educación emocional se utilizan indistintamente para referirse a lo mismo. Un tren con distinto nombre e igual trayecto.

“La educación emocional es el proceso educativo continuo y permanente que pretende potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del desarrollo cognitivo, constituyendo ambos los elementos esenciales del desarrollo de la personalidad integral”.

-Rafael Bisquerra-

Autores como Daniel Goleman o Rafael Bisquerra han mostrado gran interés por este concepto y más aún por su desarrollo. En concreto Goleman señala que la educación del carácter, el desarrollo moral y el civismo de un individuo discurren a la par que la alfabetización emocional y la educación en inteligencia emocional.

Así, la alfabetización emocional se erige como oportunidad para hacer frente a las conductas disruptivas, la agresividad o los conflictos en las relaciones interpersonales. Ya que la ausencia de competencias emocionales suele estar ligada a estas problemáticas. Por lo que si se educa en emociones, probablemente disminuirán este tipo de situaciones.
Objetivos de la alfabetización emocional

Más allá de dar a conocer el universo emocional en el que todos estamos inmersos, la alfabetización emocional pretende una serie de objetivos (Carpena, 2001; Vallés, 2000; Bisquerra, 2000; entre otros):
  • Identificar casos de pobre desempeño emocional.
  • Conocer qué son las emociones y cómo reconocerlas en los demás.
  • Aprender a clasificar las emociones.
  • Modular y gestionar el nivel de emocionalidad.
  • Desarrollar la tolerancia a las frustraciones de la vida diaria.
  • Prevenir el consumo de sustancias adictivas y otras conductas de riesgo.
  • Desarrollar la resiliencia.
  • Adoptar una actitud positiva ante la vida.
  • Prevenir conflictos interpersonales.
Además, otros autores señalan otros objetivos, como el aprendizaje de la empatía, el autocontrol emocional y la demora de gratificación. Conductas positivas que, de uno u otro modo, no solo influyen en el propio bienestar, sino también en el de los demás.

Los frutos de la alfabetización emocional

El fomento del conocimiento de las emociones desde las aulas pretende que aprendamos a ser inteligentes para ser felices. Una inteligencia enfocada desde una perspectiva integral en la que no solo es importante la dimensión cognitiva, sino que necesita nutrirse también de las dimensiones emocional y conductual.

Con esto nos referimos a que no solo es importante atender a qué y cómo tenemos que vivenciar todo aquello que sentimos; sino que su expresión, junto a cómo debemos procesar la información que las emociones nos transmiten y finalmente, cómo las gestionamos influye en nuestro bienestar psicológico.

Además, de este proceso de enseñanza y aprendizaje no solo los niños se benefician, los profesores y toda la comunidad educativa también recibe parte del interés precisamente al mostrarlo. Y de alguna manera, también los padres si quieren e intentan afianzar con sus hijos lo aprendido en clase.

La alfabetización emocional es ante todo un reto y como tal, una oportunidad. Un puente facilitador del conocimiento de uno mismo y en definitiva de las relaciones con los demás. Hablamos, sin duda, de un despertar que merece la pena.

Gema Sánchez Cuevas

martes, octubre 24, 2017

Cómo Mejorar Tus Afirmaciones Positivas y Hacerlas Más Potentes y Efectivas

Las afirmaciones positivas son una de las herramientas más potentes que tenemos para mejorar nuestra vida.



En última instancia, todo depende de nuestra mente, así que si aprendemos a pensar de forma más positiva, nuestra vida fluirá con mucha más armonía.

Y las afirmaciones positivas nos permiten hacer exactamente esto: nos permiten tomar las riendas de nuestros pensamientos y dirigirlos de forma constructiva, en lugar de dejar que se muevan por inercia sin que nadie los controle.

El único problema es que no es fácil hacerlo. No es fácil centrar nuestra mente en los aspectos positivos de la vida y mantener nuestra atención en ellos.

Pero hoy explicaremos un método muy potente para poderlo conseguir.

El Poder de las Afirmaciones Positivas

La idea que quería compartir contigo hoy nació a partir de una canalización de Kryon que leí hace poco.

En este artículo, Kryon explica que recientemente ha habido un cambio importante en la energía de la Tierra, y que esto afecta a las afirmaciones positivas. Dice que hasta hace poco no había diferencia entre hacer las afirmaciones mentalmente o en voz alta y que, por lo tanto, las podíamos hacer de forma mental sin problemas. Pero ahora esto ha cambiado: la energía en la Tierra ha aumentado, y ahora es más efectivo hacer afirmaciones positivas en voz alta.

Si te defiendes con el inglés, te invito a leer el artículo completo para más detalles, pero básicamente Kryon explica que una de las mejores maneras de comunicarnos con nuestro Yo Superior es hablar con nuestro cuerpo, y que hacerlo en voz alta facilita que esta comunicación sea más fuerte y clara.

Por ejemplo, si estás pasando por un problema de salud, puedes hacer alguna afirmación del tipo: estoy sano y fuerte. Mi cuerpo funciona perfectamente y yo estoy muy cómodo viviendo en él. O si tienes dificultades económicas, puedes decir: el dinero llega a mí con facilidad. Tengo todos los recursos materiales que necesito y más.

Y decirlo en voz alta para que tu cuerpo y tu mente lo oigan con claridad.

Para mí, esta propuesta significó un cambio importante porque, hasta que leí este mensaje de Kryon, no lo estaba haciendo así. Por un lado, normalmente hacía las afirmaciones mentalmente y no en voz alta. Para mí era más cómodo, y me resultaba menos forzado.

Y por otro lado, en general hacía afirmaciones no tan positivas, para que a mi mente le costara menos aceptarlas. Si decimos afirmaciones que se alejan mucho de la realidad que estamos viviendo, es muy posible que nuestra mente las rechace, y entonces no tienen ningún efecto.

Pero por todo lo que he aprendido de Kryon hasta ahora, siempre presto mucha atención a sus propuestas, así que decidí probar esta nueva opción.

Y los resultados son muy buenos.

Pero, como todo, hay que hacerlo bien.

Cómo Hacer Afirmaciones Positivas que Realmente Funcionen

El principal obstáculo que nos encontramos a la hora de hacer afirmaciones positivas es el rechazo de nuestra mente: si hacemos afirmaciones que nuestra mente no cree que sean ciertas, las rechazará y no tendrán ningún efecto.

Y el hecho de decirlas en voz alta muchas veces hace que el rechazo sea más fuerte. Pronunciarlas en voz alta hace que tengan más fuerza, y si nuestra mente no se las cree, las rechazará aún más.

Por este motivo, es muy importante usar siempre afirmaciones que sean creíbles para nosotros. No sirve de nada intentar autoengañarnos. Para que tengan efecto, las afirmaciones que elijamos tienen que ser ciertas para nosotros. Si no creemos en ellas, no servirán de nada.

La gran pregunta es: ¿y esto cómo lo podemos conseguir?

¿Cómo podemos hacer una afirmación diciendo que estamos bien y creer en ella, si en realidad estamos mal?

Pues hay varias maneras de lograrlo. La primera es la que te comentaba hace un momento: usar afirmaciones que no sean excesivamente positivas. En lugar de decir que todo está bien, buscar una manera un poco más positiva de mirar la situación que estamos viviendo, pero sin contradecirla directamente.

Por ejemplo, si tenemos problemas económicos, en lugar de decir tengo todo el dinero que necesito, podemos buscar afirmaciones más moderadas:
Ahora tengo poco dinero, pero tengo la capacidad de mejorar la situación si me esfuerzo.
Voy justo de dinero, pero en realidad no es alarmante, porque siempre puedo pagar todos mis gastos perfectamente.
Etc.

De esta manera hacemos un salto menos brusco entre lo que estamos viviendo y la afirmación que hacemos, y facilitamos que nuestra mente lo pueda aceptar.

Esta opción es muy efectiva, y vale la pena usarla. Yo lo he hecho durante mucho tiempo, y es una muy buena manera de empezar a trabajar con afirmaciones positivas.

Pero tiene la desventaja de que es un poco lenta, porque hay que ir buscando siempre pensamientos que sean solo un poco más positivos que los actuales, y avanzando poco a poco.

Hoy, en cambio, te propondré un método mucho más rápido. Es un poco más difícil de llevar a cabo, pero te permitirá avanzar con mucha más rapidez.

Cómo Potenciar Tus Afirmaciones Positivas al Máximo

El método que te propongo hoy es que hagas afirmaciones diciendo que todo está perfecto. Puedes usar las palabras concretas que quieras, pero la idea es que digas que todo es como tú sientes que debería ser. La única restricción es hacerlo con amor sincero y no interferir en el libre albedrío de nadie.

Y decirlo en voz alta.

Si puedes hacerlo directamente sin que tu mente lo rechace, perfecto. Pero si ves que te cuesta, puedes hacer el siguiente ejercicio para facilitarlo:

En primer lugar, imagínate que hay un mundo paralelo donde estás perfectamente bien. Es un mundo como el mundo donde estás ahora, pero sin los problemas que te preocupan: tu cuerpo funciona perfectamente, tienes todos los recursos que necesitas, haces actividades que te gustan, te relacionas con armonía con tu entorno, etc.

Si quieres puedes tomártelo como un ejercicio puramente mental, pero hay que decir que esta idea contiene una profunda verdad en su interior: en este universo todas las posibles vidas existen simultáneamente, así que es verdad que hay un lugar donde tú ya eres todo lo que puedes llegar a ser.

Y el objetivo de este ejercicio es conectar con ese lugar.

Imagínate mentalmente que estás allí, y que desde ese punto dices en voz alta: estoy perfectamente bien. Mi cuerpo funciona a la perfección y tengo todo lo que necesito. Mi vida está llena de luz, y disfruto plenamente de ella. (O cualquier otra afirmación que quieras que transmita esta idea).

Es muy importante que en todo momento seas consciente de que no estás haciendo esta afirmación desde la Tierra, donde quizás no es cierta, sino desde otro lugar donde sí lo es. Estás conectando con un yo paralelo para el que sí es real todo lo que estás diciendo. De esta manera tu mente no lo rechazará, porque no verá ninguna contradicción.

Por otro lado, aunque seas consciente de que haces la afirmación desde otro lugar, hazla en voz alta y clara para que tu cuerpo, que sí está en la Tierra, pueda oírla perfectamente. La clave del ejercicio es que tu cuerpo pueda oír claramente lo que dices y que sienta la profunda vibración de tus palabras.

Si lo haces, verás que la vibración de tu cuerpo cambia completamente.

Cada una de tus células es como una pequeña antena que está muy pendiente de tus pensamientos, y siempre actúa en consecuencia. Así que si consigues conectar mentalmente con una vibración más elevada, toda tu vida vibrará más alto.

En última instancia, tu cuerpo y tu mente son unos instrumentos perfectos que tienen la capacidad de hacer cualquier cosa.

Y solo están esperando que les mandes una señal para ponerse en marcha.

Un gran abrazo,

Jan

www.jananguita.es

lunes, octubre 23, 2017

Después de estar media hora en absoluto silencio y soledad, ¿qué nos sucede?

No es ninguna contradicción: los instantes de soledad, de silencio y desconexión son necesarios para motivar nuestro impulso vital con más autenticidad. Es como oprimir un botón de reinicio donde cada pieza encaje con mayor sentido, donde hallamos esa claridad mental con la que comprender mejor a las personas, con la que poner filtros, definir prioridades y objetivos personales.


Miles Davis fue uno de los trompetistas y compositores de jazz más conocidos de la historia. Una vez, cuando unos músicos jóvenes le pidieron consejo sobre cómo conseguir su nivel de maestría y originalidad, Davis les dio sin duda una respuesta que no olvidarían jamás: si no existieran los silencios, la música no sería lo que es.

“La valía de un hombre se mide por la cuantía de soledad que le es posible soportar”
-Friedrich Nietzsche-

Les indicó a su vez que la vida es como una partitura, ahí donde uno consigue hallar el ritmo al combinar instantes de actividad con momentos de soledad, silencio y reflexión. Solo así conseguimos hallar la inspiración y esa melodía escondida en nuestro interior, esa que de otro modo no podríamos escuchar.

Es sin duda un consejo acertado y evidente. Sin embargo, por lógico que nos parezca no siempre lo ponemos en práctica de forma efectiva. En nuestro mundo actual, por curioso que parezca, abunda en mayor grado un tipo de soledad camuflada y a instantes patológica de la que no siempre se habla.

Nos referimos a esa donde nos sumimos en la hiperactividad -buscando una falsa hiperproductividad- y en la hiperestimulación. Nos pasamos el día trabajando, conectados a las tecnologías, haciendo cosas, cumpliendo objetivos, satisfaciendo a los demás, envueltos en el ruido de nuestras ciudades. Y sin embargo, este rumor incesante y esa actividad imparable no siempre merecen las preocupaciones que nos generan o el tiempo que nos roban.

Si a ello le añadimos que a veces nuestras relaciones nos traen más soledad que felicidad, entenderemos por qué cada año ascienden las tasas de depresión y otros tipos de trastornos de salud que no podemos descuidar…

Los instantes de soledad son beneficiosos para nuestro cerebro

Debemos incidir antes que nada en un hecho importante. La soledad que nos beneficia y que revierte en nuestra salud física y psicológica es esa donde se combinan los instantes de soledad y aislamiento con la posterior conexión con el mundo, con su sonido, su forma, sus colores y riquezas sensoriales y sobre todo, con relaciones sociales significativas, ya sean amigos, pareja, familia, compañeros de trabajo…

El ser humano no está preparado para vivir en completo y permanente aislamiento. Un ejemplo llamativo lo tenemos sin duda en la cámara anecoica de los Laboratorios Orfield, en Minneapolis. Se trata de un espacio donde distintas empresas estudian el sonido de sus productos: teléfonos, motos, lavadoras… Es una habitación ultrasilenciosa donde el 99,99% del ruido es absorbido por las paredes de acero y fibra de vidrio, y donde a su vez se suelen llevar a cabo distintos experimentos psicológicos.
Se ha podido ver que, en promedio, nadie ha logrado estar en la cámara anecoica más de media hora. Las personas suelen salir desesperadas y presas del pánico al no poder resistir un silencio tan hueco, asfixiante y vacío.

En este espacio, la quietud es tan extrema que es común escuchar los sonidos del propio corazón o nuestra propia circulación sanguínea. Algo para lo que el cerebro no está preparado, algo que va en contra de nuestra naturaleza, de nuestra programación genética: fin y al cabo, somos seres sociales que necesitan conectar con su entorno más cercano, y cuando este carece de estímulo alguno, sencillamente, entra en pánico.


Por otro lado, mientras el aislamiento total afecta a nuestro equilibrio psicológico, el ocasional y delimitado en el tiempo lo beneficia. Los científicos nos dicen que los instantes de soledad bien distribuidos a lo largo del día son como “descargas eléctricas” capaces de reiniciarnos, de permitirnos recobrar la energía, el sentido y la inspiración.

Programa tus instantes de soledad para ganar en salud

Vivimos en una sociedad que adora la independencia, pero que sin embargo está cada vez más alineada, sobrecargada y acelerada. El avance de las nuevas tecnologías nos facilita que estemos más conectados que nunca los unos con los otros. Nuestras ciudades están cada vez más sobrepobladas. Asimismo, cada vez estamos más rodeados de luz artificial, somos menos activos físicamente porque tenemos la oportunidad de hacer infinidad de cosas sin pedirle más pulsaciones a nuestro corazón.

Los médicos, neurólogos y psicólogos nos dicen que nuestros cerebros se están “cableando” de forma muy diferente a cómo se cableaban hace 100 años. Recibimos tantos estímulos a lo largo del día y por tantas frentes que es casi “vital” que gestionemos un poco mejor todo este caos sensorial. Necesitamos calma, necesitamos silencio y soledad de vez en cuando para integrar todo ese torrente de información. El objetivo no es otro que hallarle un sentido.

Sin embargo, hay quien no sabe, aun más, hay quien siente un miedo casi atávico a quedar un día consigo mismo en soledad para conversar, para reflexionar. Tal encuentro puede ser casi tan terrorífico como permanecer media hora en la cámara anecoica de los Laboratorios Orfield.

Porque al igual que en ese espacio uno puede escuchar los sonidos del propio cuerpo, los instantes de soledad en lugares más cómodos pueden hacer que afloren los vacíos del propio ser, los miedos, las angustias, el nudo de los asuntos pendientes y la desnudez de una infelicidad no reconocida.

Valeria Sabater

domingo, octubre 22, 2017

¿Qué hacer con tu vida cuando no encuentras el camino correcto?

¿Te sientes perdido? ¿No sabes qué hacer con tu vida? Hay personas que en determinado momento sienten que el rumbo que llevan carece totalmente de sentido. De hecho, ningún camino al que puedan optar parece tenerlo y se desesperan en sus incontables intentos que fracasan por conseguir un cambio que se lleve esa sensación. No hay futuro, no hay metas ni objetivos. Se encuentran perdidas.



Todos, en algún momento hemos sido esas personas, nos hemos sentido como si nos encontráramos en un callejón sin salida. Es una situación en la que detectamos, al mismo tiempo, un gran vacío interior: nada fuera, poco dentro. Sin embargo, aunque nos empecinemos en ver culpables por doquier, lo cierto es que a este punto hemos llegado y en él nos hemos adentrado nosotros.
Aunque no queramos reconocerlo, todo lo que hemos hecho hasta este momento -nuestras decisiones, nuestros rechazos, nuestra manera de vivir- nos ha llevado a recorrer este sendero que parece no tener salida.

Una oportunidad para reencontrarte contigo mismo

Cuando no sabes qué hacer con tu vida, cuando has llegado a ese punto en el que no encuentras salida posible, no importa la angustia, la ansiedad, las ganas que tengas de salir de ahí. Nada de eso va a funcionar por el momento. Hay algo que tienes que hacer: reencontrarte contigo mismo.

¿En qué momento has puesto el foco en los demás y te has olvidado de ti? ¿Cuándo has dejado de preguntarte qué es lo que en verdad deseas hacer? ¿Desde cuándo qué hacer con tu vida se convirtió en la última prioridad? La manera de vivir que tenemos nos insta a poner el piloto automático para actuar como si fuésemos robots, evitando ser conscientes del momento presente.

Ahora que te encuentras en ese callejón sin salida, en el que no sabes qué hacer con tu vida, frena. Es el instante perfecto para que puedas ser consciente de ti mismo y de lo que hay a tu alrededor. Para que vuelvas a conectar con el mundo y, también, contigo mismo.

Tus deseos, tus anhelos, lo que en verdad te motiva se harán presentes para señalarte todos esos objetivos que tienes, pero que durante mucho tiempo no has querido ver porque te has desviado del camino. Crees que no hay salida, cuando la solución se encuentra dentro de ti. La motivación nace de uno mismo, pero para ello tienes que saber lo que quieres.
Dentro de ti sabes cuál es el camino correcto. Sin embargo, el tiempo que has pasado viviendo en piloto automático ha menguado tus instintos provocando que ahora te sientas perdido.

Es verdad que en un primer momento la reacción cuando no sabes qué hacer es dar vueltas, patalear, intentar correr en todas direcciones como si fueras un caballo desbocado. No obstante, tiene que llegar el punto en el que te des cuenta de que debes parar para así poder ser consciente de todo lo anteriormente mencionado.

Si no sabes qué hacer con tu vida, empieza a aceptar la realidad

Este es un paso muy importante para poder beneficiarte de todo lo dicho con anterioridad. Sin embargo, también es probable que te des cuenta de que aceptar la realidad ha sido lo que ha hecho que te hayas adentrado en ese callejón sin salida.

Solemos vivir con diferentes expectativas sobre cómo tienen que ir surgiendo las cosas. Termino la carrera, encuentro un trabajo, después al amor de mi vida con quien tendré hijos y viviré muy feliz. Parece perfecto, ¿verdad? El ideal al que muchas personas aspiran. Sin embargo… ¿y si todo se tuerce?

Las expectativas que puedas tener no garantizan que las estaciones con las que te vas a encontrar vayan a ser esas. Lo más probable es que surjan problemas, dificultades y adversidades que hagan que te frustres, te enfades y te niegues a aceptar que en muchas ocasiones lo que sucede no alcanza tus expectativas.

Cuando llegamos a un punto de gran indecisión, quizás sea el momento de consultar con un profesional. Con él descubriremos si lo que toca es volver atrás para localizar el cruce en el que nos perdimos o si por el contrario la solución está en buscar más alternativas para avanzar en el mismo cruce en el que nos hemos estancado. Muchas veces, que terminemos decantándonos por una u otra opción dependerá del precio que estemos dispuestos a pagar por intentar alcanzar una u otra meta.

Hay momentos más propicios que otros para que experimentemos esta crisis existencial. Quizás el primero sea cuando nos convertimos en adultos: tenemos que escoger a qué nos queremos dedicar y cómo deseamos que sea nuestra vida. El segundo, surge en la edad madura, a los 40 años, con una crisis conocida por todos en el que se deja atrás una etapa para comenzar otra.
Las expectativas, en ocasiones, nos impiden ser flexibles con los problemas y dificultades que se nos pueden presentar.

En muchos momentos de cambio, en los que pasamos de una etapa a otra, nos podemos sentir perdidos. Algo que es natural y que en principio no tiene que asustarnos. No obstante, si esto pasa, tenemos que evitar que la sensación de desasosiego nos conduzca al abandono. Los momentos de cambio son también momentos para la inteligencia y la paciencia, para decidir con cabeza, pero también para tomar la opción electa con seguridad. Elijamos lo que elijamos, no faltarán las personas que nos digan que nos estamos equivocando.

Sea retrocediendo o buscando otras alternativas, toda situación tiene una salida. A veces lógica y predecible, otras sorprendente, azarosa y enigmática. Para lo primero vale el trabajar, pero para lo segundo, como decíamos antes, no dejarnos vencer por el desasosiego: la venda más opaca frente a las oportunidades.

Raquel Lemos Rodríguez

sábado, octubre 21, 2017

¿Qué son las emociones?

Todos nos hemos preguntado alguna vez qué son las emociones. Podríamos definirlas como el “pegamento de la vida”, esa materia invisible pero intensa que nos conecta a los nuestros, que nos permite ser partícipes de la realidad, riéndola, admirándola, sorprendiéndonos ante sus maravillas y entristeciéndonos también con sus sinsabores.



Pocas condiciones desprenden tanto misterio como las emociones. Es verdad que forman parte de nuestra cultura, de nuestra educación, sexo o país de origen. Sin embargo, no es menos cierto que ya vienen integradas en nuestra base genética. Para demostrar esto último, las universidades de Durham y Lancaster (Inglaterra) realizaron un fascinante estudio donde pudo verse que los fetos ya expresan una pequeña variedad de emociones dentro del útero materno.

“Una emoción no causa dolor. La resistencia o supresión de una emoción es lo que verdaderamente causa dolor y sufrimiento”
-Frederick Dodson-

Mediante escáneres de ultrasonido pudimos descubrir cómo los bebés antes de nacer ya sonreían e incluso cómo demostraban expresiones asociadas al llanto. Todo ello nos demuestra que ya en ese universo plácido y silencioso como es el útero, el ser humano va “activando” y entrenándose en ese lenguaje instintivo y esencial que garantizará su supervivencia. La sonrisa le ayudará a demostrar bienestar y satisfacción, mientras que el llanto cumplirá la función de efectivo “sistema de alarma”: a través de él expresará sus necesidades más básicas.

Las emociones nos confieren humanidad, y aunque a menudo caemos en el error de clasificarlas en emociones negativas y positivas, todas ellas son necesarias y valiosas. Al fin y al cabo, cumplen una función adaptativa y nada puede ser tan importante como comprenderlas para usarlas de manera “inteligente” en nuestro beneficio.

¿Qué son las emociones?

Pablo está trabajando en su tesis. Al llegar a casa desde la Universidad acude hasta su habitación para seguir con la tarea. Se sienta ante el ordenador y abre un cajón para consultar unos documentos. Al hacerlo, ve que en el interior de ese cajón y justo sobre la carpeta que necesita hay una gran araña. Lo cierra de inmediato, aterrado. Al poco, nota cómo sube la temperatura de su cuerpo y su corazón se acelera. Le falta el oxígeno y tiene los pelos de la piel erizados.

Unos minutos después se dice que es una tontería, que debe continuar con su trabajo y no perder el tiempo. Vuelve a abrir el cajón y se da cuenta de que la araña no era tan grande como la había percibido, de hecho era más bien pequeña. Siente vergüenza por su temor irracional, coge la araña con un papel y la deja en el jardín exterior, satisfecho y riéndose de sí mismo.

Este sencillo ejemplo nos demuestra cómo en cuestión de unos pocos minutos somos capaces de experimentar un amplio abanico de emociones: miedo, vergüenza, satisfacción y diversión. A su vez, todas ellas han combinado tres dimensiones muy claras:
  • Unos sentimientos subjetivos: Pablo tiene miedo a las arañas y esa emoción le permite huir de ellas, protegerse.
  • Una serie de respuestas fisiológicas: corazón que se acelera, subida de la temperatura.
  • Un comportamiento expresivo o conductual: Pablo ha cerrado el cajón de inmediato al ver ese estímulo (la araña) que le da miedo.

Lo más complejo sobre el estudio de las emociones es que son muy difíciles de medir, describir o de predecir. Cada persona las experimenta de un modo, son entidades subjetivas muy particulares y exclusivas. No obstante, los científicos lo tienen mucho más fácil en lo que se refiere a la respuesta fisiológica, porque en este caso, y sin importar la edad, la raza o la cultura todos lo hacemos del mismo modo, ahí donde la adrenalina, por ejemplo, media en toda experiencia asociada al miedo, el pánico, el estrés o la necesidad de huida.

¿Por qué nos emocionamos?

Las emociones cumplen una finalidad muy concreta: permitir que nos adaptemos a lo que nos rodea para garantizar nuestra supervivencia. Esto mismo ya nos lo indicó Charles Darwin en su momento al demostrarnos que también los animales tenían y expresaban emociones, y que semejante don, les facilitaba a ellos y también a nosotros avanzar como especie y colaborar entre nosotros para lograr dicho propósito.

Darwin fue posiblemente una de las figuras que más acertó a la hora de explicarnos qué son las emociones y para qué sirven. Sin embargo, a lo largo de la historia nos encontramos con más nombres, más enfoques y más teorías orientadas a darnos más respuestas sobre este tema.

El libro de los ritos

El “Libro de los Ritos” es una enciclopedia china del siglo primero que todo el mundo debería ojear alguna vez. Forma parte del canon confuciano y aborda desde temas ceremoniales, sociales y sobre todo aspectos de la naturaleza humana. Si hacemos referencia a este libro es porque en él se nos explica también qué son las emociones. Aún más, en esta obra se nos describe ya cuáles son las emociones básicas: la alegría, la ira, la tristeza, el miedo, el amor y la repulsión.

La teoría de James-Lange

Estamos en el siglo XIX y William James junto al científico danés Carl Lange nos explicaron que las emociones dependen de dos factores: los cambios físicos que suceden en nuestro organismo ante un estímulo y la posterior interpretación que hagamos de ellos después.

Es decir, para estos autores la reacción fisiológica se desencadena antes de los pensamientos o sentimientos subjetivos. Algo que sin duda tiene matices y que nos ofrece sin duda una visión algo determinista.

Cuando digo controlar las emociones, quiero decir las emociones realmente estresantes e incapacitantes. Sentir emociones es lo que hace a nuestra vida rica
-Daniel Goleman-

El modelo Schacter-Singer

Nos vamos ahora a los años 60, a la prestigiosa Universidad de Yale, para conocer a dos científicos: Stanley Schacter y Jerome Singer. Ambos afinaron un poco más las teorías existentes hasta ese momento sobre qué son las emociones y dieron forma a su conocido e interesante modelo.

Schachter y Singer nos enseñaron que las emociones pueden aparecer, efectivamente, al interpretar las respuestas fisiológicas periféricas de nuestro cuerpo, tal y como nos explicaron William James y Carl Lange. Sin embargo, y aquí llega la novedad, también pueden darse a raíz de una evaluación cognitiva. Es decir, nuestros pensamientos y cogniciones pueden desencadenar también una respuesta orgánica y la posterior liberación de una serie de neurotransmisores que activarán una emoción determinada y una respuesta asociada.

Paul Ekman, el pionero en el estudio de las emociones

Si deseamos saber qué son las emociones tenemos que pasar casi de forma obligada por la obra de Paul Ekman. Cuando este psicólogo de la Universidad de San Francisco empezó a estudiar este tema, creía como la mayor parte de la comunidad científica que las emociones tenían un origen cultural.

No obstante, tras más de 40 años de estudios y análisis de gran parte de las culturas que conforman nuestro mundo, concluyó una tesis que Darwin ya enunció en su momento: las emociones básicas son innatas y resultado de nuestra evolución. De este modo, y dentro de su teoría, Ekman estableció que el ser humano se define por un conjunto de emociones básicas y universales en todos nosotros:
  • Alegría.
  • Ira.
  • Miedo.
  • Asco.
  • Sorpresa.
  • Tristeza.

Más tarde, y a finales de los años 90 amplio esta lista al estudiar más profundamente las expresiones faciales:
  • Culpa.
  • Bochorno.
  • Desprecio.
  • Complacencia.
  • Entusiasmo.
  • Orgullo.
  • Placer.
  • Temor.
  • Asco o repulsión.
  • Satisfacción.
  • Sorpresa.
  • Vergüenza.

La rueda de las emociones, de Robert Plutchik

La teoría de Robert Plutchik nos explica qué son las emociones desde un punto de vista más evolucionista. Este médico y psicólogo nos facilitó un interesante modelo en el que quedan bien identificadas y diferenciadas 8 emociones básicas. Todas ellas habrían garantizado nuestra supervivencia a lo largo de nuestra evolución. A ellas habría que sumar otras emociones secundarias e incluso terciarias, que habríamos ido desarrollando con el tiempo para adaptarnos mucho mejor a nuestros entornos.

Todo este interesante enfoque da forma a lo que se conoce ya como la “rueda de las emociones de Plutchik”. En ella podemos apreciar cómo las emociones varían en grado y en intensidad. Así, y como ejemplo, es interesante recordar que la ira es menos intensa que la furia. Comprenderlo nos ayudará a regular un poco mejor nuestras conductas.

Cómo alcanzar el bienestar emocional

Llegados a este punto hay un aspecto a considerar. No basta con saber qué son las emociones. No basta con saber qué neurotransmisor hay detrás de cada estado emocional, de cada reacción fisiológica o de cada sensación. Esto es como tener un manual de instrucciones sobre una máquina, pero no saber utilizarla a nuestro favor.

Es esencial trasformar el conocimiento teórico en conocimiento práctico. Gestionar nuestro universo emocional para favorecer nuestro bienestar, para potenciar la calidad de nuestras relaciones, de la productividad, la creatividad; en esencia, la calidad de nuestra de vida.
Si el fin último de las emociones tal y como nos dijo Darwin es facilitar nuestra adaptación, supervivencia y convivencia entre nosotros, aprendamos por tanto a hacerlas nuestras sin temerlas, sin esconderlas o disimularlas.

Así, un modo de lograr este aprendizaje sobre esta herramienta vital es iniciándonos en la Inteligencia Emocional. Todos hemos oído hablar de ella, todos hemos leído algún libro de Daniel Goleman y múltiples artículos relacionados con el tema. Sin embargo ¿aplicamos de verdad sus principales estrategias? Factores como la empatía, el reconocimiento de las propias emociones, la atención, la correcta comunicación, la asertividad, la tolerancia a la frustración, la positividad o la motivación son aspectos que no descuidar en ningún momento.

Puesto que ya sabemos qué son las emociones, hagamos de ellas el mejor canal para construir un auténtico bienestar, una felicidad real.

Valeria Sabater