Arthur Schopenhauer fue un brillante filósofo alemán, profundamente ingenioso y con gran influenciadurante la segunda mitad del siglo XIX y los comienzos del XX. Se caracterizó por plantear una posición claramente pesimista frente al mundo y a la vida, lo cual quedó plasmado en su principal obra “El mundo como voluntad y representación”.
Su gran realismo y la hondura de su pensamiento le impedían ver “el mundo en rosa”. Aún así,Schopenhauer escribió un ensayo con 50 reglas para alcanzar la felicidad.
La “felicidad” es uno de esos conceptos imprecisos en los que jamás, a lo largo de la historia, nos hemos puesto de acuerdo. Compartimos la idea de que se trata de una cierta sensación de plenitud y dicha, pero cada persona llega a ese estado por razones diferentes. De hecho, muchos afirman que ni siquiera es un estado como tal, sino una percepción pasajera.
“La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar”
-Thomas Chalmers-
Schopenhauer desarrolló un concepto de la felicidad que tenía por fundamento la prudencia y la ética. Dentro de su pensamiento, la felicidad tiene mucho más que ver con la paz interior, que con la exultación o la dicha. De sus cincuenta reglas para la felicidad, hemos seleccionado 10 que pueden resultarte enriquecedoras.
Evitar la envidia, norma básica en el pensamiento de Schopenhauer
“Regla número 2. Evitar la envidia. Sabemos cuán cruel e implacable es la envidia y, sin embargo, nos esforzamos sin cesar en suscitarla en los demás. ¿Por qué?”
La envidia es una fuerza muy negativa que puede apoderarse de nuestro corazón y bloquear la alegría de vivir. Quien está más enfocado hacia lo que hacen o sienten los demás, descuida la tarea de construir su propia felicidad.
Desprenderse de los resultados
“Regla número 7. Reflexionar a fondo sobre una cosa antes de emprenderla y una vez llevada a cabo no angustiarse con los resultados, sino desprenderse plenamente del asunto”
Simplemente se trata de poner todo nuestro empeño en lo que hacemos, ya que es lo único que depende solamente de cada uno de nosotros. Debe quedarnos la satisfacción de haberlo hecho bien. Lo demás no tiene importancia.
Permitirnos la alegría
“Regla número 13. Cuando estemos alegres, no debemos pedirnos permiso para ello con la pregunta de si tenemos motivo para estarlo”
Muchas personas llegan a experimentar cierta extrañeza y hasta culpabilidad cuando se sienten alegres. Esto se debe a que otros sufren o a que se considera que el sufrimiento es más loable que la alegría. Es importante desprendernos de estas ideas y ser capaces de experimentar la alegría, sin ningún cuestionamiento.
Controlar las fantasías
“Regla número 18: En todas las cosas que afectan a nuestro bienestar y malestar, nuestras esperanzas y temores, hay que poner riendas a la fantasía”
Decía Goya que “la imaginación engendra monstruos”. Tanto con nuestros temores, como con nuestras ambiciones, tendemos a dejar volar la fantasía. Por eso terminamos viendo peligros mayores a los que realmente existen o éxitos gigantescos que, en todo caso, no llegan con simplemente soñarlos.
Evitar la infelicidad
“Regla número 22. Vivir feliz solo puede significar vivir lo menos infeliz posible”
Aunque parezca obvio, no todas las personas evitan la infelicidad. De hecho, hay quienes la buscan y, por supuesto, la encuentran. Para Schopenhauer, lo saludable es evitar o erradicar todas aquellas situaciones que puedan traernos desdicha, porque en esencia no valen la pena y solo son la fuente de nuevas dificultades.
Valorar lo que se tiene
“Regla número 25. Debemos ver lo que poseemos como lo estaríamos mirando si alguien nos lo quitara; sea propiedad, salud, amigos, amantes, esposa e hijos, la mayoría de las veces sólo sentimos su valor después de haberlos perdido”
Cada día deberíamos despertarnos y pensar en todo aquello por lo que tenemos que agradecer. Comenzando por un día más de vida, por un techo, una cama y una conciencia para valorar lo que tenemos y que muchos otros no poseen.
Emprender y aprender
“Regla número 30. La actividad de emprender o aprender algo es necesaria para la felicidad del ser humano”
Tener planes y proyectos le aporta una dosis importante de entusiasmo a la vida. No importa que ese proyecto sea simplemente cultivar una planta o hacer una comida deliciosa. Esos pequeños emprendimientos son un tesoro. De igual manera, el aprendizaje siempre nos permite sentir que estamos creciendo y evolucionando; por lo tanto, contribuye a la felicidad de vivir.
Cuidar la salud
“Regla número 32. Al menos nueve décimas partes de nuestra felicidad se basan exclusivamente en la salud”
Con la enfermedad cambia por completo la perspectiva frente a la vida. Esto lo saben quienes han debido padecer los rigores del dolor, de la incomodidad o la limitación. La salud es un auténtico tesoro que debemos cuidar para poder disfrutar de todo lo demás.
Ser compasivos con nosotros mismos
“Regla número 34. Cuando analizamos nuestra vida y nuestros fallos en ella podemos excedernos fácilmente en los reproches contra nosotros mismos”
La primera forma de bondad debe estar dirigida hacia nosotros mismos, defiende Schopenhauer. Es importante evaluarnos, reconocer los errores y aprender de ellos. Lo que no debemos hacer es fustigarnos, criticarnos de más o señalarnos duramente. Al final, no sirve de nada.
Prepararte para el paso del tiempo
“Regla número 35. Lo que más frecuentemente y casi forzosamente descuidamos y dejamos de tener en cuenta en nuestros planes de vida son las transformaciones que el tiempo opera en nosotros mismos”
Cuando estamos jóvenes, nos parece como si la vejez fuera algo que les ocurriera a otros, nunca a nosotros mismos. Esta fantasía nos lleva a vivir sin prepararnos para ese futuro en donde el peso de los años introduce nuevas limitaciones y nuevas vulnerabilidades. Quien se prepara para la vejez, garantiza un mejor estar en esa frágil etapa de la vida.
Edith Sánchez
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