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jueves, diciembre 31, 2015

Ritual de sanación para cerrar bien el año


Estamos por terminar el año y nos encontramos por la red multitud de rituales para atraer suerte, abundancia, amor, trabajo en el próximo año. Son excelentes opciones pero creo que pasan por alto algo, tienes que soltar lo que ha pasado en este año para que puedas recibir cosas positivas en el próximo.



Así que te propongo un ritual en el que el ingrediente principal eres tú. Claro, puedes encender una vela, un incienso pero lo importante es que busques un espacio para que estés en silencio unos minutos. El ritual consta de 4 fases:

1.       Cerrar etapas
2.       Perdonarte a ti mismo
3.       Agradecer
4.       Disponerte a recibir lo mejor y a trabajar por ello

1. Cerrar etapas
Tal vez en este año que está por terminar dejaste un trabajo, terminó una relación de pareja o amistad, murió alguien querido, cambiaste de lugar de residencia, etc. Toda pérdida es un ajuste en tu vida y requiere llevar un duelo. Mas el duelo está mal entendido, no es solamente darse un tiempo para llorar, gritar que lo acontecido fue injusto, quedarse inmóvil esperando que mágicamente una mañana despiertes y te sientas mejor. El duelo es un proceso, y, por lo tanto, es algo dinámico. Es un proceso en el cual tu llevas el volante y el tiempo es tu acompañante.
En el duelo debes de honrar a lo perdido a través de valorarlo, aceptar que el dolor no es totalmente por la pérdida del ser o circunstancia sino porque se cayeron a pedazos las expectativas que te habías hecho y que creías que iban a perdurar por muchísimo tiempo y, por último, soltarlo y seguir adelante.

En el caso de un trabajo, tal vez tenía la ilusión de durar muchos años en él, lograr una estabilidad económica y, gracias a ello, sentirte realizado, ir ascendiendo de puesto al ser reconocido tu esfuerzo y dedicación, poderte dar más gustos y sentirte bien contigo mismo al haber conseguido hacer lo que te gusta y vivir de ello. De repente te encontraste con que una situación hizo que esa ilusión se rompiera y ahora los miedos volvieron a surgir, la incertidumbre se apoderó de ti y sientes que esos proyectos se esfumaron, que algo o alguien te los arrebató. No caigas en la trampa del preguntarte el por qué. Eso solo te dará una justificación y tal vez no quedes tranquilo. Más bien pregúntate para qué. Opta por pensar que tal vez la vida quiere algo mejor para ti, que te dio la oportunidad de reajustar tus criterios, tu forma de vivir, atreverte a hacer algo que siempre has querido hacer pero que, desde la comodidad del anterior trabajo, no lo veías posible y pensabas que al retirarte podías darte ese gusto. Tal vez el aprendizaje es que reconozcas que has vivido engañado al confundir que la felicidad se consigue con la riqueza, con una cuenta en el banco, coches, viajes, casas; pero la felicidad se encuentra también en la inestabilidad económica, porque no depende de nada material sino de la actitud para con la vida, solo necesitamos comer, vestir y tener un lugar para dormir. La vida es muy simple en ese sentido. Es más valioso hacer lo que te apasiona aunque batalles mes a mes con los gastos a medio vivir haciendo algo que no te gusta solo para mantener tu nivel de vida. No te ates a lo material, disfrútalo. Al soltar tu necesidad y expectativas hacia lo material te haces libre y el universo te premiará al brindarte primero pequeños detalles como un nuevo trabajo donde disfrutes lo que haces, que se resuelvan las deudas que tenías, que sin que tengas el dinero puedas disfrutar de experiencias hermosas; y después te dará grandes cosas porque tú sabrás manejarlas. Sabrás que si se cumplen tus deseos serás feliz y que si no se cumplen y sigues viviendo con altibajos económicos también serás feliz. Porque lo que ahora tienes nadie te promete que lo sigas teniendo, así que hoy puedes gozar de lujos y mañana te quedas con lo necesario o, por el contrario, hoy tienes lo necesario y mañana disfrutarás de mucho. Y eso no te hará diferente, seguirás valiendo lo mismo como persona y desde ahí podrás ayudar a los demás.

En el caso de la muerte de un ser querido has vivido uno de los sucesos más dolorosos en la vida. Pudo ser a través de una enfermedad o tan repentina como un accidente, pero te encontraste en un momento en que descubriste que nunca más en esta vida estarán físicamente juntos. Tal vez tu familiar o amigo tenían poco o muchos años por vivir todavía y en un período de tiempo de horas o días sientes que el mundo se te vino encima y que aquella persona a la cual dabas como un hecho verla todos los días ya no está. Se fueron su sonrisa, sus consejos, sus abrazos, sus atenciones; y te quedaste tú con el corazón helado y con un dolor tremendo difícil de superar. Te encuentras perdido, desconsolado, triste por sentir su ausencia y enojado porque las circunstancias se llevaron a esa persona de tu lado. Pero nadie tiene el tiempo de vida comprado, nadie puede alejar a la muerte, tarde o temprano morimos (porque es un proceso natural), a veces de causas naturales o a veces por circunstancias de estar en el preciso momento en el lugar “equivocado”. La esencia de la persona sigue en ti, esa por más que pasen los días no se perderá, la sentirás a tu lado, eventos te traerán recuerdos a la mente, fechas, canciones, aromas, comidas y solo tienes que vibrar con el amor que está en tu corazón sabiendo que está en un mejor lugar, que se volvió UNO con Dios y que sigue mandando bendiciones para ti. No te preguntes por qué se fue, diariamente miles de personas mueren sin una razón obvia. Regresa al para qué. Tal vez ese golpe es para que te des cuenta lo precioso y volátil de la vida, que no puedes dar nada por contado y que, por lo tanto, debes de disfrutar al máximo la compañía de las personas a tu lado, expresarles tu amor y aprovechar el tiempo al máximo. Tal vez es para que comprendas que no eres eterno y que no sabes en que momento te irás de este mundo y que es preciso que dejes de postergar cosas y decisiones ya que nadie te asegura de que terminarás este día o comenzarás el de mañana. Tal vez la lección es que aprendas a soltar a las personas y te des cuenta que NADIE es imprescindible. Por menos romántico que suene personas vendrán y se irán de tu vida y tu seguirás respirando y, si te enfocas en el presente en lugar del pasado, seguirás disfrutando los detalles de tu vida y de esa manera estarás honrando a los que ya se fueron porque les mostrarás que has aprendida la lección al enfocarte en lo que aun tienes contigo y junto a ti.

En el caso de haber terminado una relación de amor o amistad, seguimos el mismo principio. Pudo haber sido después de un evento en el que hubo algún engaño de parte de un miembro de la pareja o después de un tiempo en que sus caminos se hicieron tan diferentes que no hubo manera de poder salvar la relación. El tener una relación formal con alguien es confiar en el otro, irlo conociendo, enamorarse, aceptarlo como es, identificar si son compatibles, si tienen objetivos similares, amar sin depender, sin renunciar a la esencia de uno mismo. Es una gran experiencia encontrar a otra persona que tenga la intención de mirarte, aceptarte, amarte y respetarte y a la cual tu respondas de la misma manera. Y cuando esa relación termina después de años o meses de matrimonio o noviazgo duele, porque de nuevo nos veíamos claramente pasando el resto de nuestras vidas junto a esa persona, tal vez tengamos hijos o proyectos pensados y nos mueve tremendamente el adiós porque nos saca de nuestro centro y nos dispara el miedo a ser dañados y una culpa oculta de que fue por nuestra causa absoluta que aconteció sea un error o que la persona se dio cuenta de que no valíamos tanto como en un principio nos dijo. Tal vez no quisimos aceptar que con el transcurso del tiempo había más choques de opiniones que acuerdos, quizá no se intentó expresar los sentimientos, ser sincero y platicar abiertamente que no nos sentíamos bien con lo que estaba pasando. Multitud de opciones que pudieron causar la ruptura, pero si llegó un momento en el que la relación terminó por la causa que haya sido ahora toca darle un final por nuestra salud. Puedes sentir que tu corazón se destrozó pero no es verdad, tu corazón tal vez no siga intacto pero aún tiene la capacidad de amar, lo que se destrozaron fueron tus expectativas e ilusiones. Tus deseos románticos dados por nuestra cultura de que el amor es ser “felices” = “sin problemas” para siempre, que todo va a seguir perfecto como al inicio, que se va a sentir la llama eterna del enamoramiento. Todo cambia, si nosotros mismos cambiamos de ideas, creencias, valores a las relaciones les pasa lo mismo y el trabajo consiste en no dar por hecho que todo debe seguir igual y que conocemos perfectamente al otro porque le estamos quitando la oportunidad de crecer. Si la otra persona falló se falló a sí misma, no lo tomes personal. No te llenes de rencor ni generalices que todas las relaciones serán un fracaso o que todos los hombres o mujeres son iguales. No te enganches y separa el dolor por un amor no concretado al dolor por el amor propio dañado. Date un tiempo para juntar los pedazos de tu corazón y sigue creyendo que existe la posibilidad de encontrar a la persona con quien puedas compartir la vida. Cuando pierdes un trabajo realizas tu duelo mientras buscas uno nuevo; cuando alguien muere no te alejas de los demás seres vivos durante el duelo; entonces ¿por qué razón cuando sufres de un mal de amor te alejas de la posibilidad de encontrar a alguien?, la única forma de vencer el miedo a ser dañado y a no ser querido es arriesgándose, no es que no estés hecho para amar solo tomaste decisiones en un momento y después te diste cuenta que ya no eran vigentes, pero en su momento, dada tu situación, fue lo mejor que pudiste hacer, sirvió para tu crecimiento y te enseñó qué es lo que quieres tener y qué no deseas de una relación. Ámate y no te juzgues, no guardes rencor y no te pierdas la oportunidad de disfrutar de una nueva experiencia basado en el aprendizaje previo.

Existen otros casos y situaciones pero quiero detenerme en uno especial, cierra etapas (si se puede llamar así) que aún no se han materializado pero que las llevas en tu mente e interfieren con tu vida diaria. Tal vez estás esperando la respuesta de una empresa para un nuevo trabajo, de un banco para un crédito con el cual podrás realizar un nuevo proyecto, de una persona a la cual pretendes y en ninguno de los casos sabes si la respuesta será afirmativa y el momento en que te responderán. Eso implica un desgaste mental y emocional porque tienes la esperanza puesta en un deseo que no llega, te genera ansiedad y por estar imaginándote qué estará pasando te pierdes de enfocarte en lo que sí está sucediendo. Si te sucede algo así solo debes de preguntarte si hiciste lo que está en tus manos (mandaste tu curriculum a la empresa, entregaste el formato al banco, le expresaste a la otra persona tus sentimientos) si es así quédate tranquilo, pon en manos de Dios el asunto y que Él en su sabiduría resuelva lo que sea mejor para ti. No gastes energía en algo que no depende de ti, entrégalo y dedícate a vivir tu vida concentrado en lo que está a tu alcance.

2. Perdonarte a ti mismo
Si bien cuesta trabajo y humildad perdonar a los demás es sabido que nuestra mente constantemente nos hace juzgarnos y hacernos creer culpables por todo lo negativo que nos sucedió. Al cerrar una etapa debes de descartar el esfuerzo de encontrar culpables, porque no tiene sentido. El encontrar culpables no te lleva a nada porque si consideras que se hizo una injusticia contra ti y que la culpa fue exclusivamente de tu exjefe, expareja, examigo evitarás mirarte a ti y con honestidad reconocer si hubo algo que hiciste o no hiciste para que pasara el evento. Y no se trata, repito, de que te culpes, sino que identifiques responsabilidades. La culpa ataca a tu autoestima y hace que te conviertas en tu peor enemigo; el aceptar parte de la responsabilidad de lo ocurrido te ayuda a ver a otros y a ti compasivamente, hace que no tomes personales las cosas y te permite cerrar ciclos de manera efectiva.
Así que repasa lo acontecido y míralo con ojos de amor. Si alguien partió y no tuviste tiempo de decirle que lo amabas, hazlo ahora, cierra los ojos y exprésale lo que hay en tu corazón, pídele perdón y comprométete a no repetir ese hecho con los seres que están a tu alrededor. Si una relación no funcionó, tal vez no puedas quedar como amigo de la otra persona pero si agradecer lo aprendido, disculparte por no dar el máximo o por las actitudes mostradas, sin exigir que la otra persona haga lo mismo. La intención es que quedes en paz y puedas pasar a una nueva etapa sin cargar culpas que te hagan sentir la peor persona del mundo, un fracaso, alguien que no merece ser feliz. Perdona y perdónate, que Dios ya te ha perdonado y te sigue amando igual que siempre.

3. Agradecer
Este es un punto clave. Nos enfocamos más en lo negativo que en lo positivo. Te acuerdas que estuviste 2 semanas enfermo en lugar de agradecer que estuviste 50 semanas sano. Reniegas porque perdiste tu trabajo y no agradeces que no faltó comida caliente en tu mesa. Lloras porque alguien a quien amabas no respondió como tu querías en lugar de agradecer que tuviste la oportunidad de sentir esa emoción en tu corazón, de ponerte nervioso mirando al otro acercarse, de sentirte protegido en un abrazo. Sé que suena irreal y precisamente es porque así fuimos educados, ponemos atención a lo no logrado para sentirnos víctimas de las circunstancias y perdemos de vista lo maravilloso que hay en nuestra vida.
Agradece tu familia, tu trabajo, tus amigos, tu situación económica, tu salud, tu matrimonio o noviazgo; deja a un lado lo que no te agradó de este año agradeciendo el aprendizaje obtenido y concéntrate en repasar lo que de manera suave y cotidiana fue pasando en tu vida.
Solamente siendo agradecido se abre el canal para poder recibir bendiciones el año próximo. Así que agradece y agradece y vuelve a agradecer sintiendo esa emoción en tu corazón, que inunde todo tu ser y expanda tu energía hasta el infinito.

4. Disponerte a recibir lo mejor y a trabajar por ello
Habiendo cerrado etapas, perdonarte por lo acontecido y agradecido por todas las bendiciones en este año por terminar podemos enfocarnos en visualizar lo que queremos para el año que entra. ¿Por qué fue necesario los pasos anteriores? Porque no se puede recibir algo si tienes las manos llenas de sin sabores, preocupaciones, desilusiones. Se requiere soltar para que puedas tener la libertad de recibir bendiciones.
Ya que soltaste lo pasado puedes hacer tu lista de deseos. Pero no te quedes solo con la lista, cada uno de tus deseos visualízalo y piensa en qué manera puedes ayudar a obtenerlo. La mayoría de nosotros estamos acostumbrados a lanzar al infinito nuestros deseos con una esperanza de que se realicen por obra exclusiva de Dios, que de repente nos llamen y digan que nos sacamos un auto, una casa, un viaje, una cantidad de dinero. Pedir que llegue alguien que nos ame como somos, que estemos sanos, que tengamos un nuevo empleo o que nuestro negocio prospere. Pero, ¿qué pasos vas a seguir para ayudar a cumplirlo?
Si quieres un nuevo auto, casa o un viaje o disponer de una cantidad de dinero piensa en opciones para ahorrar y disponer del dinero necesario para realizar tus deseos; tal vez hacer alguna actividad extra para incrementar los ingresos; el universo se mueve pero tu actitud es importante para generar la abundancia. Si quieres que tu negocio prospere piensa en opciones de hacerlo más llamativo, mejorar la publicidad, el servicio, el surtido de artículos. Si quieres estar sano piensa en la forma de cuidar tu alimentación, hacer ejercicios, manejar tus emociones y creencias. Si quieres que alguien te ame piensa en cómo ser una mejor persona que atraiga a personas con buena energía, en ir a lugares de tu interés para conocer personas con gustos afines. Planea y haz lo que esté en tus manos para que tus deseos se cumplan y deja el resto al universo.
Puedes escribir tus deseos y auxiliarte de adornos de manzanas con canela y miel de abeja, bolsas de semillas, oraciones de ángeles o algunos rituales que conozcas para que tu inconsciente se una y te sea más fácil acercarlos a ti.
Espero que este año que termina te haya brindado sabiduría y que el próximo año sea el mejor año de tu vida, lleno de bendiciones y que tengas la convicción de hacer que eso suceda.

Un abrazo
Wilmer Ramírez Valdez

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