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viernes, diciembre 25, 2015

No te pierdas en el mar de tus emociones

Todas las emociones tienen un mensaje para nosotros. Si la emoción es agradable y benéfica (que llamamos positiva), estamos recibiendo retroalimentación de que estamos viviendo algo que nos parece bueno. Si la emoción es desagradable o dolorosa (que llamamos negativa), el mensaje nos dice que no estamos en la ruta que deseamos para nosotros y en última instancia, nos señala que sería adecuado hacer alguna corrección.

Lo que parece tan simple, se convierte en un caos porque entramos en el torbellino de la emoción y perdemos la claridad, la objetividad y la neutralidad para leer el mensaje. Esto sucede con las emociones agradables y especialmente cuando la emoción es desagradable.
Si nos ponemos a pensar, ambos tipos de emociones son positivas. Ambas nos entregan un mensaje muy importante, nos señalan si vamos bien encaminados o no. Eso es como tener un guía o un coach, completamente gratis y disponible las 24 horas del día.
Por lo general no utilizamos las emociones de esta manera porque no comprendemos en profundidad lo que ellas nos están diciendo. Son altamente convenientes, pero al no comprender el mensaje que tan amorosamente nos regalan, nos perdemos, nos introducimos dentro de la emoción y experimentamos confusión en vez de claridad.
Recuerdo que hace unos cuantos años atrás, mientras meditaba, pude darme cuenta de que tenía mucha tristeza por sentirme deprimida. He podido advertir que hacemos una doble emoción de la que estamos sintiendo. Nos sentimos tristes por estar tristes, nos sentimos enojados por estar enojados, nos sentimos abandonados cuando sentimos la emoción de abandono. Y este ejercicio es nefasto para recibir la guía que necesitamos. Lo único que conseguimos es perdernos en un laberinto de emociones sin fin. Cuando me di cuenta de que estaba haciendo esto, sentí un gran alivio. Casi había resuelto la mitad del problema.
Todas las emociones que sientes tienen una explicación lógica. Si experimentas tristeza es porque en alguna parte del camino aprendiste a sentir de esa manera. En vez de introducirte en la emoción podrías preguntarte: “¿Para qué estoy sintiendo esta tristeza?”. Rápidamente obtendrías una respuesta del Universo que te ayudaría a tener más claridad.
Este es otro punto bien importante. Cuando hemos experimentado una emoción por mucho tiempo, tenemos la tendencia a pensar que seguiremos sintiéndola en el tiempo. Nos acostumbramos tanto a esa emoción que no nos imaginamos la vida sin ella. Casi se convierte en una compañía que podemos extrañar si no está. Hay varios estudios que hablan de nuestra adicción a las emociones. Dejamos dirigir nuestra vida persiguiendo emociones agradables en vez de dirigir nuestra vida utilizando la inmensa gamma de emociones que tenemos a nuestra disposición como guía en el camino.
Por otra parte, tenemos una fuerte tendencia a no querer sentir las emociones desagradables. Hacemos muchos trucos para poder evitarlas. Buscamos ruido, gente o entretención para distraernos. Pero eso nunca funcionará. Es como no querer mirar la luz roja del combustible del automóvil y no detenerse para abastecerlo.
Tarde o temprano quedará a la vista la poca atención que le hemos prestado a la emoción que nos hablaba. Es señal de madurez mirar la emoción, escucharla, recibir el mensaje y hacer las correcciones que corresponden.
A veces pensamos que no vamos a poder superar un estado desagradable hasta que algo o alguien cambien. Si recordamos que somos los proyectores de nuestra realidad, nos queda suficientemente claro que lo de afuera no puede cambiar mientras no hayamos realizado un cambio interno. Para que tu realidad sea feliz, tienes que sentir la felicidad dentro de ti antes.
tristeza
Esto es muy común en las relaciones de pareja y en las relaciones familiares. Siempre esperamos que los demás hagan un cambio para sentirnos mejor. Es importante recordar que los demás pueden mejorar cuando tú te conviertes en luz en su camino, pero no es necesario que ellos cambien para que te sientas mejor.
Recuerdo el caso de un cliente que estaba muy complicado a causa del mal humor de su esposa. Le pregunté si alguna vez había visto cómo derretir un monstruo tan furioso. Recordó una escena donde a un hombre lo hicieron reír mientras este acostumbraba a rezongar. Le animé a que hiciera lo mismo con su esposa y que dejara de esperar que ella riera por su propia iniciativa, que era más corto hacerla reír. Mi cliente había tenido la respuesta a su problema desde siempre dentro de sí, pero no la había encontrado porque se sentía inmerso en la emoción que le generaba el mal humor de su esposa.
Cuando atendemos las emociones tenemos más posibilidades de hacernos preguntas que nos lleven a la solución del problema que estamos enfrentando. Negarse a recibir la emoción es taparse los ojos para no ver la solución.
Las emociones agradables te sirven para preguntarte cómo hacer para seguir por esa vía y las emociones negativas son para preguntarte como salirte de esa vía. Las emociones desagradables no son para que te quedes atrapado allí. Una emoción desagradable es una invitación del Universo para que realices un cambio interior.
Espero que estas palabras te ayuden para atender todas tus emociones y te dejes guiar por su incondicional ayuda.
Patricia González
Sanaciones, Consulta Virtual, Coaching
www.evolucionespiritual.com

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