Se tiene la creencia de que la mayoría de las personas que están enfocadas hacia la espiritualidad siempre están en un estado de felicidad permanente, que en su vida no hay dolor y no se preocupan por nada, lo cual es un error.
Las personas verdaderamente espirituales ven en cada desafío una oportunidad de acrecentar la fe, saben que la vida no los exime de momentos difíciles pues tienen claro que son bendiciones disfrazadas de dificultad y que detrás de ellas llegarán a descubrir una virtud que posteriormente tendrán que compartir con las personas que les rodean.
Desde el plano espiritual cada don que poseemos la vida no lo ha otorgado con la finalidad de que sea utilizado para ayudar al beneficio de otros.
Entre más difícil la prueba mayor es la oportunidad de crecimiento espiritual.
Entre más espiritual más confianza y menos temor en la vida pues hay conciencia de que todo viene de la divinidad.
Está semana reflexiona que tanto elevas tu espíritu y de qué manera tomas los desafíos que a diario se presentan, recuerda que está en cada uno de nosotros convertirlas en posibilidades y encontrar la virtud que la vida nos regala.
Por Ana Rocha
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