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miércoles, octubre 09, 2019

¿Cómo superar una infancia difícil?

Las experiencias de maltrato, falta de afecto o abandono durante la infancia, tienen efectos por el resto de la vida. Sin embargo, esto no significa que quien ha tenido una infancia difícil no pueda llegar a ser un adulto suficientemente saludable y tan feliz como aquellas personas que han disfrutado de unos primeros años mejores. 

 
 
Cuando las experiencias negativas de la niñez fueron graves (abuso sexual, golpes y humillaciones sistemáticas, abandono radical) es casi imposible que puedas superar esos traumas sin ayuda profesional. Las huellas que dejan esas experiencias tienen muchos componentes de los que no llegamos a darnos cuenta por nosotros mismos.

Superar una infancia difícil pasa por realizar las tareas que te describimos a continuación.

Reelaborar tu historia

El niño que ha sido víctima de abusos, se culpa. Diseña una idea muy negativa de sí mismo. Casi siempre siente que vale muy poco, que no merece amor y, a partir de esto, no merece nada. En otras palabras, permanece atado al vínculo con sus agresores. Así, si sus padres no le demostraron el afecto suficiente, entonces se siente indigno de amor para siempre. Si lo golpeaban, la persona abusada puede conservar la creencia de que será maltratado eternamente.

Inconscientemente busca situaciones y personas con las que crea vínculos similares a los que tuvo con sus agresores durante la infancia. Entonces, una y otra vez da con personas violentas, irrespetuosas o sin capacidad para valorarlo. Aunque no quiere que esto pase, “algo” ocurre y la historia se repite. Es posible que elija trabajar con jefes abusivos; que escoja una pareja violenta y desconsiderada; que se fije metas imposibles de lograr. Así se forma un círculo vicioso infinito, que se retroalimenta a sí mismo.

Nada va a cambiar lo sucedido en la infancia. Son hechos pasados. Sien embargo, lo que sí puede cambiar es tu manera de verlos.

Si logras analizar a fondo a esas personas que te hicieron daño, descubrirás que antes de ser agresores, más bien formaban parte de una cadena de victimización. Esto quiere decir que ellos mismos fueron maltratados, abusados o abandonados y repitieron contigo ese ciclo del que tú sí debes salir.

El proceso de reelaborar tu propia historia te va a permitir dejar de sentirte y de verte como el niño indefenso que fuiste. Llegaste a ser adulto y eso te otorga el poder de abordar la vida como quieras. Puedes tomar el control, incluso de la forma en la que revives tu pasado.

No estás obligado a huir, ni a esconderte. Cuentas con las herramientas necesarias para comprender a fondo lo que te ocurrió y asumir una postura en la que renuncies a ser objeto de los abusos de otros; que descubras tu valor como persona y no permitas, ni te permitas, más maltratos en la vida.

Puedes decir: “Mi padre me golpeaba brutalmente cuando yo sacaba una mala calificación en el colegio”. O más bien: “Mi padre no toleraba mis fracasos, porque le recordaban los suyos propios y no sabía cómo manejar su frustración. No me veía a mí, sino a sus propios miedos, carencias y torpezas. Él nunca tuvo la suerte que yo sí tengo ahora: tomar un tiempo valioso de la vida para reelaborar mi historia”.

Edith Sánchez

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