Una pareja afectiva rara vez podrá llenar todas tus necesidades emocionales. Así, el hecho de tener a tu lado a alguien capaz de a amarte de manera plena e incondicional no significa ni mucho menos que tu realización como persona ya esté completa. Tampoco que ese amor, por nutritivo que sea, llene cada parcela de tu rico ser, cada aspecto de tu personalidad, aspiraciones y valías.
El amor de un compañero de vida es algo excepcional, no hay duda. Sin embargo, el ser humano es una entidad en constante crecimiento y expansión, de tal manera que siempre estamos situando nuevas y más elevadas necesidades a medida que maduramos, que avanzamos y nos autorrealizamos. La pasión, el afecto y el cariño de la pareja es solo un elemento más de nuestro ser, uno importante, pero no el exclusivo.
Decía Goethe que las personas estamos hechas de aquello que amamos. De algún modo, ahí está la auténtica clave de todo. El amor en realidad es una dimensión poliédrica, un multiverso cuajado de maravillosas dimensiones que conforman lo que somos.
Necesitamos el amor de la familia, de los amigos, de la pareja, y por supuesto el que nos ofrecemos a nosotros mismos. Si lo pensamos bien, son múltiples las áreas que nos pueden fortalecer emocionalmente y todas ellas son importantes para sentirnos bien, para ser felices.
«Las mejores y más bellas cosas en este mundo no se pueden ver ni escuchar, sino que se deben sentir con el corazón».
– Helen Keller-
Decía Goethe que las personas estamos hechas de aquello que amamos. De algún modo, ahí está la auténtica clave de todo. El amor en realidad es una dimensión poliédrica, un multiverso cuajado de maravillosas dimensiones que conforman lo que somos.
Necesitamos el amor de la familia, de los amigos, de la pareja, y por supuesto el que nos ofrecemos a nosotros mismos. Si lo pensamos bien, son múltiples las áreas que nos pueden fortalecer emocionalmente y todas ellas son importantes para sentirnos bien, para ser felices.
«Las mejores y más bellas cosas en este mundo no se pueden ver ni escuchar, sino que se deben sentir con el corazón».
– Helen Keller-
Si deseas llenar todas tus necesidades emocionales, recuerda que significa la palabra «amor»
Para Oscar Wilde, una vida sin amor era un jardín sin sol donde todas las flores acaban marchitándose. Al fin y al cabo, este sentimiento es el que debería nutrir las raíces de todo aquello que somos, de cada cosa que hacemos, que decidimos e incluso que soñamos.
Porque quien lucha cada día por mejorar en su trabajo es porque ama su profesión, porque quien se compromete consigo mismo para alcanzar determinadas metas, es porque se quiere, porque se siente valedor de aquello que quiere y ansía.
Tu pareja no podrá llenar todas tus necesidades emocionales por mucho que te ame, porque hay muchas más variedades de amor y la carencia en una sola de ellas deja secuelas. De este modo, si pensamos que el afecto que nos ofrecen en una relación basta para alcanzar una felicidad plena y duradera, nos estaremos encaminando al desastre.
Amar y ser amados por esa persona es algo excepcional, pero no lo es todo. Hay muchas más necesidades.
Para Oscar Wilde, una vida sin amor era un jardín sin sol donde todas las flores acaban marchitándose. Al fin y al cabo, este sentimiento es el que debería nutrir las raíces de todo aquello que somos, de cada cosa que hacemos, que decidimos e incluso que soñamos.
Porque quien lucha cada día por mejorar en su trabajo es porque ama su profesión, porque quien se compromete consigo mismo para alcanzar determinadas metas, es porque se quiere, porque se siente valedor de aquello que quiere y ansía.
Tu pareja no podrá llenar todas tus necesidades emocionales por mucho que te ame, porque hay muchas más variedades de amor y la carencia en una sola de ellas deja secuelas. De este modo, si pensamos que el afecto que nos ofrecen en una relación basta para alcanzar una felicidad plena y duradera, nos estaremos encaminando al desastre.
Amar y ser amados por esa persona es algo excepcional, pero no lo es todo. Hay muchas más necesidades.
Las necesidades humanas no son un deseo, son realidades que debe atenderse
El ser humano está hecho de carne, células nerviosas, huesos, etc. Sin embargo, por encima de todo está hecho de necesidades que deben ser atendidas. Ya nos lo explicaba Abraham Maslow en su ya clásica pirámide, ahí donde factores como la alimentación, la salud o el descanso asentarían la base. Más tarde aparecerían dimensiones como la familia, el trabajo, la vivienda…
Más tarde surgen nuestras necesidades de afecto (pareja, amigos, pertenencia a determinados colectivos, etc.). Seguidamente, y culminado las partes más elevadas de la pirámide, encontramos aquellas áreas relacionadas con la autorrealización, como puede ser el ascenso laboral, el logro de metas personales y el sentido de trascendencia (sentirnos bien con nosotros mismos e inspirar a otros).
Tengámoslo claro, ni una sola de estas dimensiones puede descuidarse. Porque una necesidad no es un mero deseo. Tener una pareja es algo enriquecedor, pero por sí sola no podrá llenar todas tus necesidades emocionales. Elementos como la amistad, un trabajo satisfactorio y las metas personales configuran áreas vinculantes para la felicidad.
Tus necesidades emocionales son importantes ¡No descuides ni una!
Un interesante estudio llevado a cabo en la Universidad de Illinois nos indica lo siguiente: una de las materias pendientes del ser humano es la conciencia emocional. Autores de este trabajo, como el doctor Howard Berenbaun, señalan que disponer de esa claridad a la hora de comprender el universo de las emociones, sus necesidades y su lenguaje particular, nos ayudaría sin duda a alcanzar una mejor autorrealización personal y psicológica.
Sin embargo, uno de los escenarios donde mayor desregularización emocional aparece es en las relaciones afectivas. Hay altibajos y a menudo focalizamos un exceso de recursos en el ser amado hasta el punto de descuidarnos a nosotros mismos. Recordar algo tan básico, como que la pareja no puede llenar todas tus necesidades emocionales, nos ayudaría sin duda a sufrir un poco menos.
Pensemos en ello, el amor que de verdad nos hace felices está compuesto de múltiples nutrientes. Nuestra familia, nuestros amigos, nuestras aficiones más preciadas, el trabajo, nuestra autoestima y nuestros sueños personales configuran esa variedad de emociones capaz de enriquecernos como merecemos.
El afecto de la pareja es uno de los más preciados, mientras que en realidad necesitamos todos esas vitaminas antes citadas para estar bien, para sentirnos fuertes, valiosos y felices. Porque el amor no tiene límites, es expansivo y habla muchos lenguajes. Y como seres humanos los necesitamos todos…
Valeria Sabater
Un interesante estudio llevado a cabo en la Universidad de Illinois nos indica lo siguiente: una de las materias pendientes del ser humano es la conciencia emocional. Autores de este trabajo, como el doctor Howard Berenbaun, señalan que disponer de esa claridad a la hora de comprender el universo de las emociones, sus necesidades y su lenguaje particular, nos ayudaría sin duda a alcanzar una mejor autorrealización personal y psicológica.
Sin embargo, uno de los escenarios donde mayor desregularización emocional aparece es en las relaciones afectivas. Hay altibajos y a menudo focalizamos un exceso de recursos en el ser amado hasta el punto de descuidarnos a nosotros mismos. Recordar algo tan básico, como que la pareja no puede llenar todas tus necesidades emocionales, nos ayudaría sin duda a sufrir un poco menos.
Pensemos en ello, el amor que de verdad nos hace felices está compuesto de múltiples nutrientes. Nuestra familia, nuestros amigos, nuestras aficiones más preciadas, el trabajo, nuestra autoestima y nuestros sueños personales configuran esa variedad de emociones capaz de enriquecernos como merecemos.
El afecto de la pareja es uno de los más preciados, mientras que en realidad necesitamos todos esas vitaminas antes citadas para estar bien, para sentirnos fuertes, valiosos y felices. Porque el amor no tiene límites, es expansivo y habla muchos lenguajes. Y como seres humanos los necesitamos todos…
Valeria Sabater
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