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jueves, agosto 22, 2019

¿Cómo se perciben las personas con depresión?

Todos libramos innumerables batallas. El trabajo, la familia, nuestras relaciones… Cada día es un nuevo reto en muchos sentidos. En este sentido, es la batalla que libramos con nosotros mismos la que puede generar estados depresivos que nos paralicen. Hoy sabemos que las personas con depresión suelen ampliar la resonancia de los síntomas.

 
 
Un informe publicado por el Dr. Kopala-Sibley sugiere que en estados depresivos conviene centrarse menos en la sintomatología y prestar más atención a cómo se siente uno consigo mismo. Esta podría ser una de las claves del origen de la depresión. Y mejor tratar el origen que los síntomas.

Las conclusiones del informe avalan la teoría de la autodiscrepancia de Higgins. Según esta teoría, nuestro “yo” tiene tres aspectos diferenciados: el yo real, el yo ideal y el yo responsable. Esta investigación llevada a cabo por Kopala-Sibley indica que cuando existe discrepancia en el yo ideal y el yo real, es muy probable que encontremos personas con depresión.

¿Cómo se produce la autodiscrepancia?

Construimos nuestro autoconcepto en función de varias variables. Creemos que nuestro “yo” es una entidad única, cuando no es así. Tenemos un yo que nos define, el cómo somos en realidad y en el momento presente, el yo real.

Pero existen otros yo paralelos, como el “yo” que podemos llegar a ser; dentro de este campo de posibilidades habitaría el yo ideal. También forma parte del grupo el yo responsable, que es el que indica cómo deberíamos ser en base a las costumbres y roles sociales que adoptamos.

Puedes estar seguro de ser una persona competente, inteligente y trabajadora, pero si en la vida real estas características no ven su fruto porque la situación laboral que mantienes te limita, aparece el conflicto. En este caso, es el desajuste entre el yo ideal y el yo real el que abonaría el campo para la depresión.

Por su parte, la autoestima también depende de la distancia percibida entre nuestro yo real y nuestro yo ideal. La autoestima está muy ligada a nuestro bienestar psicológico y su erosión nos hace más vulnerables frente a la depresión. Los niveles de materia gris en el de las personas con baja autoestima son más reducidos en aquellas regiones del cerebro que hacen más fácil la tarea de intuir lo que otros piensan de nosotros.
 
La narrativa interna

Nuestro yo real y nuestro yo ideal se relacionan en base a la historia que hemos construido sobre nosotros mismos y en cómo creemos que nos perciben los demás. La autoestima se beneficia de que esta distancia sea mínima. Así, es probable que si aparecen signos de depresión estemos ante una discrepancia importante entre el yo real y el yo ideal.

Los guiones internos que mantenemos durante períodos depresivos nos llevan a creer que nuestro yo ideal está demasiado lejos de nuestro yo real. Para poder acercar estas dos realidades podemos cambiar nuestras guiones y diálogos internos. Enfocarnos en lo que podríamos cambiar para acercarnos a nuestro yo ideal es un buen comienzo.
 
La atención plena

Si después de hacer un cambio de narrativa interna, todavía consideramos que no hay muchas cosas que se puedan hacer para acercarse al yo ideal podemos centrarnos en la práctica de la atención plena. Este tipo de práctica cierra las brechas entre el yo real y el ideal.

El beneficio inmediato de este tipo de meditación es que uno aprende a observar sus propios pensamientos sin juzgarlos. Abandonar la posición de jueces mejora considerablemente el estado depresivo. La autoaceptación paulatina en las personas con depresión es otra forma de acercamiento de estas dos realidades.

Alineando los seres reales con los ideales

Quizás no se trate de alcanzar la perfección, sino de admitir ese espacio de mejora como un terreno para superarnos. Tratarnos con cariño nos proporciona un entorno emocional más relajado para fijar objetivos, mientras descartamos otros.

Un estado emocional negativo en muchas ocasiones afila la distancia que existe entre nuestro yo real y nuestro yo ideal… hasta que nos terminamos cortando con ella. La práctica de estas estrategias puede ayudar mucho al control de nuestras expectativas y, por lo tanto, a la frustración que se puede derivar de ellas. Probablemente la depresión, en este sentido, sea un toque de atención para que prestemos atención a nuestras discrepancias internas y trabajemos sobre ellas.

Sonia Budner

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