Algunas personas con las que nos encontramos, no saben decir otra cosa que: «¡Ah! ¡qué cansado estoy!» Y, en efecto, se lee el cansancio en su cara. Están bien, pero todo les cansa, y no se dan cuenta de que, quejándose continuamente, acabarán un día completamente extenuados. Sin embargo, es fácil observar que los que se quejan así, de estar cansados, raramente son los que más trabajan. No podemos negar que estén cansados, no se trata de un cansancio imaginario, no, es muy real; solamente que no viene de un exceso de trabajo, sino del hecho de rumiar unos pensamientos y unos sentimientos que les agotan. Y esta fatiga psíquica es contagiosa: cuando nos encontramos con estas personas, tras haber pasado unos minutos con ellas, tenemos la sensación de llevar una carga sobre la espalda, o de haber sido vaciado de nuestras energías.
Uno de los métodos más eficaces para liberarse de la fatiga psíquica es una buena fatiga física: esta fatiga descansa y cura. Los humanos poseen unos recursos insospechados que deben aprender a explotar con un esfuerzo de voluntad. ¡Cuántos se sienten cansados simplemente porque llevan una vida estancada!
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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