La emoción es estática, y es magnética.
La mente es dinámica, y es eléctrica.
En el momento que sientes una emoción, comprobarás en tu cuerpo que se activa algún centro.
En el momento en que visualizas mentalmente, comprobarás que se forma una imagen.
En ambos casos se genera acción.
La emoción activa el centro hasta ese momento en reposo, otorgándole la cualidad de atracción.
La mente activa los átomos que configuran la imagen recreada.
La primera actúa en tu campo energético, la segunda en el cosmos.
Ambas actividades, por separado, tienden a desaparecer cuando la conciencia se aparta de ellas.
Sin embargo, si deseas crear una “realidad” con el ánimo de atraerla a tu vida, debes unir ambas acciones: la emoción, activa, vinculada con la imagen visualizada.
Entonces, estarás viajando, en primera instancia, hacia esa creación visualizada mentalmente y, por la misma fuerza de atracción de la emoción, la estarás proyectando en tu vida.
Olvídalo cada vez que trabajes este proceso, pero insiste encontrando momentos para realizar este vínculo dinámico de nuevo, y pronto tu creación consciente formará parte de tu realidad.
Autora: Graciela Bárbulo
www.gracielabarbulo.com
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