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miércoles, julio 05, 2017

Respira y no temas, porque lo que es verdadero… perdura

El amor verdadero nace del choque entre dos almas semejantes que se encuentran y se afianza gracias a dos mentes maduras y conscientes que se respetan, que se quieren libres pero que eligen caminar juntas. Así que confía y no temas, no siembres tu corazón de miedos e inquietudes porque lo que es auténtico perdura, lo que es hermoso se cuida y no tiene por qué doler.



Sabemos que a día de hoy muchos no terminan de creer en esta idea del amor por las decepciones que han sufrido cuando le han dado vueltas, pero en lo que menos sí confían es en la siguiente palabra: “perdurabilidad”. ¿Cómo hacerlo? Vivimos en la era de la obsolescencia programada, casi todo tiene fecha de caducidad. A su vez, corrientes filosóficas como la de Zygmunt Bauman, padre de la modernidad líquida o la del siempre desafiante Slavoj Zizek, trayéndonos su ácido desencanto social, nos dibujan una realidad donde nada dura, donde todo lo que trasciende tiene poco de positivo.

“Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección”
-Antoine de Saint-Exupéry-

Así, en este presente donde la mayoría conectamos con el descontento social y donde los cambios siempre están a la orden del día…¿Cómo confiar en que aún existen dimensiones realmente perdurables? ¿Cómo creer en sentimientos firmes, en amores eternos, en relaciones que nunca se dan por vencidas?

Decía Sir Francis Bacon que las personas estamos dispuestas a creer aquello que nos gustaría que fuera cierto. Por tanto, para construir algo verdadero, una relación satisfactoria, feliz y perdurable necesitamos no solo confiar en el amor, sino creer en él, invirtiendo esfuerzos, tiempo y cariño del bueno en esa persona especial, en esa persona amada. Porque lo que se quiere, se cuida, y lo que se cuida, tiene más posibilidades de perdurar.

El amor verdadero en tiempos de crisis y neurociencia

Amor en tiempos de crisis no es fácil. No lo es cuando hay dificultades económicas, cuando nuestros millenials, por ejemplo, carecen de medios y recursos para independizarse, para crear un proyecto firme de pareja que tenga razonables expectativas de futuro. Tampoco es fácil para quien afectado por el desempleo se sumerge en un periodo de crisis, en una etapa de incertidumbres y angustias que impactan en su propio auto-concepto, que ataca directamente a su proyecto de vida y repercute en su propio desarrollo personal. Dimensiones que afectan a ese lienzo rico en matices que es una relación de pareja.

El amor verdadero es aquel que ha aprendido a caminar con soltura por la cuerda floja. Porque la vida no es fácil, lo sabemos, pero el amor del bueno, ese de 24 kilates y dureza 10, sabe estar ahí manteniendo el equilibrio a pesar e las embestidas, a pesar de las crisis externas y sobre todo las internas. Esas donde uno termina dudando de sí mismo, donde se descalzan las esperanzas, las convicciones y se diluyen las autoestimas…

La buena pareja, el amante consciente y persona excepcional sabe bien cómo ser nuestro centro, como nuestra estrella Sirio, la más brillante de todo el cielo nocturno, esa que nos guía para que volvamos a casa…

Porque, admitámoslo, en realidad no nos importa demasiado que la neurociencia nos explique que amar es el simple resultado de tres ingredientes: dopamina, oxitocina y norepinefrina. No nos importa porque la realidad neurobiológica no empaña ni un ápice la magia ni aún menos el saber hacer.

El amor verdadero: una suerte inesperada que hay que cuidar

Stephen Hawking dijo una vez que el amor es mucho más complicado que la física, y que a veces, pasamos tanto tiempo mirando el cielo que olvidamos que lo más preciado está en la Tierra. Sea como sea a veces lo hacemos, lo descuidamos aún sabiendo que el sentimiento es auténtico y que es la persona elegida, pero la razón de por qué nos comportamos así es compleja, variopinta y instantes incomprensible para la razón.

“Amar no es solamente querer, es sobre todo comprender”
Françoise Sagan

El amor es extraño, no hay duda, pero como dijo Haruki Murakami en “Sauce ciego, mujer dormida”, algo así solo ocurre en contadas ocasiones. Esas en que encontramos a alguien a quien podemos trasmitir nuestro estado de ánimo con exactitud, a alguien con quien es posible comunicarnos a la perfección… Y esa, es una suerte inesperada de la que no todos llegan a disfrutar y tampoco siempre, por supuesto.

Así pues, si esto ocurre y experimentamos esa maravillosa casualidad… ¿por qué no hacerlo bien? ¿Por qué no poner nuestros pies en el suelo, nuestro corazón en el centro y nuestra mente en ese nivel donde vibra la madurez y la responsabilidad?

Sin duda merece la pena, porque quien nos vio, cuando éramos invisibles para el resto, lo merece todo. Porque quien te prefiere sin necesitarte te cuidará como mereces, a fuego lento, a viva llama y de forma paciente, dejando que el propio tiempo y la felicidad hagan de ese amor algo perdurable.

Valeria Sabater

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