Hoy hablaremos de un concepto que tiene un gran peso en la experiencia humana: la oscuridad.
La vida en la Tierra parece muy oscura, ¿verdad? Parece que este sea un lugar medio abandonado en un rincón del universo donde casi no llega la luz, y donde todo es lento, pesado y difícil…
Parece incluso que “la oscuridad” tenga vida propia, y que se haya adueñado del control de lo que pasa en este planeta.
En parte, esta apreciación es acertada: hay algo en la Tierra que podría llamarse “oscuridad”, y determina con mucha fuerza lo que acaba pasando aquí.
Pero no es lo que parece a primera vista, y por esto es muy importante definirla y entenderla bien.
La oscuridad, en realidad, está llena de luz.
¿Qué Es la Oscuridad en Realidad?
Muchas veces definimos la oscuridad como “la ausencia de luz”. Esta es una de las definiciones más habituales. Creemos que la oscuridad es algo que no contiene luz.
Pero esta definición no es correcta.
La luz es la sustancia primordial que forma el universo. Todo lo que existe está hecho de luz.
Esto significa que no hay ni un solo punto en todo el universo que no tenga luz. No existe la “ausencia de luz”. Así que, si usáramos esta definición, tendríamos que llegar a la conclusión de que la oscuridad no existe.
Pero sí existe, ¿verdad? La vemos y la experimentamos cada día en nuestras vidas…
Una definición mucho más apropiada de oscuridad es “la presencia de una luz que no vemos.”
La oscuridad es luz, al igual que el resto del universo.
Pero es un tipo de luz que, de momento, no vemos.
La Naturaleza Profunda de la Oscuridad
Quizás de entrada puede parecer extraño que haya una luz que no se ve, pero en realidad es un fenómeno muy normal y conocido.
Como posiblemente ya sabrás, la luz es una onda electromagnética que puede tener diferentes frecuencias, y no todas las frecuencias son visibles para el ojo humano. De hecho, solo un pequeño rango de frecuencias lo es: desde los 380 THz a los 790 THz aproximadamente (la frecuencia de vibración de las ondas se mide en Hercios (Hz), y un THz son 1.000.000.000.000 Hz).
A las ondas que están por debajo de los 380 THz se las llama “infrarrojas”, y a las que están por encima de los 790 THz, “ultravioletas”; y todas son invisibles para nosotros.
Pero todas las ondas electromagnéticas son luz. No hay ninguna diferencia entre ellas más allá de la frecuencia a la que vibran. La diferencia está en nuestros ojos, que pueden ver unas sí y otras no.
Teniendo esto en cuenta, imagina por un momento que hubiera una habitación que estuviera iluminada únicamente por una lámpara de luz ultravioleta. ¿Cómo la veríamos si nos acercáramos a ella?
La veríamos completamente oscura.
¿Y cómo nos sentiríamos si pensáramos en entrar?
Seguramente sentiríamos miedo; o por lo menos, inquietud. Y seguramente no entraríamos: este es un lugar oscuro, y probablemente peligroso. Será mejor que me vaya.
En cambio, un ser que pudiera ver la luz ultravioleta, vería una habituación completamente iluminada. Qué lugar más luminoso y agradable, pensaría. Voy a entrar un rato.
Esto es exactamente lo que pasa en todas las situaciones de nuestra vida que parecen “oscuras”.
En realidad están perfectamente iluminadas, pero las ilumina una luz que aún no vemos.
Cómo Convertir la Oscuridad en Luz
Todas las situaciones, todas las experiencias y todas las personas de la Tierra están totalmente iluminadas. Si en algún momento nos parecen oscuras, es simplemente porque no vemos la luz que contienen.
Muchas veces pensamos: “tal persona es totalmente oscura; no hay nada de luz en ella”. O “tal situación es pura oscuridad; no hay absolutamente nada que la ilumine”.
Pero no es verdad.
Y uno de los pasos más importantes de nuestra vida es reconocer este hecho.
Un ejercicio muy sencillo y poderoso que podemos hacer es, siempre que algo nos parezca oscuro, recordar el ejemplo de la habitación con luz ultravioleta. Y luego decirnos a nosotros mismos: ahora mismo esto me parece oscuro, pero sé perfectamente que es solo una impresión mía. Soy yo que no veo la luz que contiene.
Da igual que sea una un problema de salud, una persona o una situación complicada en general: soy yo el que no ve la luz que contiene.
No es un paso fácil, porque llevamos mucho tiempo creyendo que la oscuridad tiene vida propia. Pero si nos animamos a darlo, veremos un gran cambio; tanto en nosotros mismos como en todo lo que nos rodea. Si reconocemos que todo está iluminado, nuestra mente y nuestro corazón se abrirán cada vez más, y la luz que nos falta podrá llegar a nosotros.
La oscuridad no está en ninguna situación, en ningún objeto ni en ninguna persona. La oscuridad está en el ojo del que mira.
Si cambiamos la manera de mirar, la oscuridad se desvanece al instante.
Un gran abrazo,
www.jananguita.es
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