La motivación es la clave para entender por qué los seres humanos nos mantenemos tenaces persiguiendo ciertos logros que no dan ningún fruto a corto plazo. Es la condición necesaria para llegar a lograr nuestras metas, para mejorarnos. Pero, ¿cómo conseguir motivarnos? La motivación es, en síntesis, lo que hace que un individuo actúe y se comporte de una determinada manera. Es un término genérico que se aplica a una amplia serie de impulsos, deseos, necesidades y anhelos.
La mayoría de autores suelen distinguir entre dos tipos principales de motivación: la intrínseca y la extrínseca. La conducta intrínsecamente motivada tiene como objetivo el interés personal en realizarla.
La motivación extrínseca otorga un papel preponderante a aquellos motivadores de la conducta que provienen del exterior y que no habitualmente no son correlativos de manera natural a la conducta que premian. Por lo tanto, la motivación intrínseca es la que nos guía. Además, en este tipo de motivación, la recompensa es inmanente a la propia acción, al propio disfrute de la misma.
En la sociedad occidental actual vivimos en un constante devenir de circunstancias externas que, muchas veces, nos sumergen en la inercia. El camino de la inercia nos hace dejar llevarnos por las circunstancias y así acabamos actuando de una manera deshumanizada. Vivir sin motivación nos hace entrar en un mundo que nos vuelve mecánicos y donde nos olvidamos de nosotros mismos y de nuestras verdaderas motivaciones.
La inspiración proviene de los demás, pero la motivación es nuestra.
¿Qué es lo que nos motiva?
Pensemos: qué nos lleva a actuar de una manera u otra y cuáles son los verdaderos motivos que nos encaminan a la dirección que tomamos. Conocer cuáles son los motivos que nos guían nos servirá para conocer realmente qué es lo que nos lleva a tomar ciertas decisiones o por qué nos decantamos por una elección y no por otra.
A veces actuamos de manera equivocada o nos arrepentimos de nuestras acciones por no reflexionar sobre cuáles son las verdaderas motivaciones que impulsan nuestras decisiones. Conocer nuestras motivaciones es conocernos como personas, es el camino hacia el autoconocimiento y hacia la mejora de uno mismo.
Elegir vivir motivados es elegir una existencia más satisfactoria. La motivación es lo que nos impulsa y nos mantiene luchando por nuestros sueños, a pesar de todo lo que debemos enfrentar para hacerlos realidad.
Evidentemente no siempre se puede estar igual de motivado y pocos caminos hay que estén completamente bañados por pétalos de rosa, pero en la motivación está la clave de por qué hay personas que logran todo lo que se proponen mientras que otras se resignan a vivir la vida que tienen, a pesar de que no se sienten satisfechos con ella.
“La religión de todos los hombres debería ser creer en sí mismos”
-Krishnamurti-
Podemos aprender de cómo se motivan los deportistas
La motivación en la actividad deportiva es un factor determinante para la buena práctica de la actividad física y para el logro de objetivos en el deporte de competición. Los procesos intelectuales, fisiológicos y psicológicos que deciden, activan y dirigen nuestro comportamiento en la actividad física son parecidos en su esqueleto a los que funcionan con otro tipo de actividades.
Todos somos competitivos por naturaleza aunque algunos más que otros. En este caso la labor del psicólogo es sacar ventaja de este rasgo de la naturaleza humana y alimentarlo. Este proceso ayuda a mantener la motivación a corto plazo, por lo tanto, hay que combinarlo con estrategias que mantengan la motivación en el tiempo.
Una forma contrastada científicamente para mantener la motivación durante periodos largos es la visualización. Diariamente, al menos durante 5-10 minutos, es bueno visualizar el procedimiento y los resultados deseados para que nuestra mente pueda tener preparados ciertos automatismos de la tarea hacia la que nos enfocamos.
Esto es muy útil tanto para la actividad física como para cualquier otro objetivo, especialmente cuando hablamos de tareas novedosas o que hace tiempo que no enfrentamos. Por otro lado, la visualización en una forma de entrenar la focalización de la atención.
En términos generales, para motivar a una persona -igual que a un deportista– para que mejore su rendimiento, hay que evaluar su esfuerzo y las experiencias previas acumuladas. Hay muchos deportistas que sin saberlo se motivan para un bajo rendimiento o inferior al que por sus posibilidades podría desarrollar.
Estos resultados a menudo generan rabia y tristeza porque suponen estropear un trabajo previo duro, constante y bien realzado. Un esfuerzo que se puede ir al trate por una falta de motivación, pero también por un exceso de la misma. Así, de una forma u otra la motivación es un factor relevante en el resultado final y su control puede inclinar la balanza a nuestro favor o en contra.
Fátima Servián Franco
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