Cualesquiera que sean los errores que hayáis podido cometer, nada, si lo deseáis verdaderamente, puede impediros volver a encontrar el camino de la salvación. Decíos incluso que las entidades celestiales confían más en los seres que han cometido faltas, que han tomado conciencia de ellas y que se aplican para corregirlas, que en aquéllos que nunca han tropezado. ¿Por qué? Porque aquél que nunca ha caído no piensa que debe tomar precauciones: no tiene experiencia, así que todavía no está sólido y puede extraviarse en cualquier lugar y perderse; no podemos fiarnos de él. Mientras que el que ha pasado por las «garras del diablo», el que ha sufrido y toma la resolución de salir de ahí, el día que lo consigue, suceda lo que suceda, permanecerá inquebrantable.
De esto que os digo debéis retener solamente que, sean cuales sean las caídas, siempre es posible enderezarse de nuevo. ¡No saquéis la conclusión de que podéis permitiros todos los extravíos para poder volver a encontrar después el camino recto! De todas maneras, cada uno ha cometido suficientes errores hasta ahora: ya es tiempo de sentar la cabeza.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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