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viernes, septiembre 26, 2014

Cómo Mantener la Paz Interior sin aislarnos del Mundo


Tan importante como conocernos a nosotros mismos puede llegar a ser el conocer a los demás. Es más, pienso que sin lo segundo posiblemente no podría ocurrir lo primero, y viceversa. Qué importante es investigar, curiosear, aventurarse… conocer otros lugares, otras culturas o simplemente otras personas…Qué importante es intentar comprender otras miradas, de dónde vienen, en que estructuras de pensamiento se basan, en vez de simplemente tolerar, por ejemplo.

Y para ello, para llegar a empatizar realmente con el otro, creo que necesitamos estar abiertos a conocerle más allá de nuestros prejuicios o de las máscaras que muchas veces llevamos puestas de cara a la sociedad. Creo que es muy importante abrirse a descubrir realmente al otro y no juzgarlo o etiquetarlo por la primera impresión que recibamos de él.

Sin embargo, es igualmente importante mantenernos despiertos para no dejarnos arrastrar por la opinión de los demás, por la interpretación que tienen de las cosas, una interpretación basada en sus propias creencias, experiencias y visión de la vida, en sus preferencias y favoritismos, en sus prejuicios y condenas, en sus pasiones, miedos e incertidumbres. Ciertamente, es importante conocer a los demás, pero sin olvidarnos de mantener siempre la luz de nuestro propio discernimiento encendida. Tenemos que estar muy alerta para evitar, fundamentalmente, que la negatividad de otros nos afecte. Especialmente cuando, hoy por hoy, son cada vez más claras las consecuencias tanto físicas como metafísicas, tanto individuales como colectivas, que derivan de la acumulación, enfoque y proyección de esta negatividad.
¿Cómo evitar, entonces, esta influencia negativa que frecuentemente conllevan las relaciones sin aislarnos del mundo?

Esto es difícil de conseguir, principalmente porque somos seres sociales, vivimos en una sociedad y estamos constantemente en contacto con el mundo que nos rodea. Y es bueno que sea así, pues pienso que estamos aquí para experimentar, para vivir, para amar y para expandir nuestra conciencia y nuestro entendimiento. Yo diría aún más, diría que en esencia somos seres de Luz, frutos del Amor, y por tanto necesitamos sentir, dar y recibir ese amor.Quizá ese sea el objetivo fundamental de nuestras relaciones.

Entonces, encerrarnos permanentemente para evitar ser contagiados por el miedo, el derrotismo, la ira… o la negatividad en general de nuestro prójimo, tampoco es la respuesta. Es más, posiblemente llevaría a un estancamiento, o incluso a un retroceso en nuestra evolución como individuos. Es bueno aislarse ocasionalmente, Mony y yo nos regalamos el uno al otro tiempo a solas como mínimo una vez al año (unos cuantos días, un par de semanas…). Lo hacemos cuando sentimos que estamos perdiendo nuestro centro y que necesitamos reponernos y conectar con nuestro verdadero ser, o con la perspectiva más elevada a la que poco a poco hemos ido llegando en nuestro caminar. Ese tiempo de descanso y desconexión con la rutina nos ayuda en gran manera a recordar que somos mucho más que nuestras circunstancias presentes. Nos ayuda a recordar (o descubrir) quiénes somos esencialmente. Pero con unos días nos es suficiente, no necesitamos prolongarlo más.
¿Cómo mantener, entonces, esa paz interior en nuestro día a día?

Para conseguir este equilibrio personal, considero fundamental el encontrar en nuestra rutina de cada día un mínimo de tiempo a solas para dedicar a la meditación, a una lectura apropiada, al paseo, al yoga, al recogimiento reflexivo… Un espacio de tiempo diario que se convierta en algo sagrado para nosotros, una cita con lo más elevado y consciente de nosotros mismos, pues ese tiempo de reconexión nos permitirá fluir con la vida el resto del día sin caer tan fácilmente en este tipo de riesgos, sin perder nuestro centro. Si no lo hacemos, si no estamos centrados, es fácil dejarse arrastrar por las emociones de estados de conciencia desequilibrados o simplemente inferiores, ya sean nuestros o de los demás. Los estados de conciencia elevados hay que practicarlos a diario para que se hagan permanentes y sobrevivan a la influencia constante del mundo que nos rodea. Hay que recordarlos tan a menudo como podamos para afianzarlos, hay que vivirlos y actuar en consecuencia. Intentar permanecer en el “aquí y ahora” arraigados en ellos. Presentes, pero con una mirada iluminada que fundamente esa presencia.

Todo esto es parte del Camino también, es parte de nuestro crecimiento.

Por: Alberto Agraso

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