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miércoles, abril 02, 2014

Para ser feliz, no es necesario ser sensible



Para vivir, para afrontar todas las condiciones de la existencia, es importante fortalecer nuestro carácter. Si no, ¿qué se puede hacer con gente incapaz de soportar la menor dificultad, el mínimo obstáculo? Esta sensibilidad neurálgica, que es alimentada por su naturaleza inferior, hace muy difícil la existencia; por eso, muchos han sacado la conclusión de que, para ser felices, es mejor permanecer insensibles.

En realidad, hay que saber diferenciar la verdadera sensibilidad de esta sensibilidad enfermiza que sería más exacto denominar susceptibilidad o sensiblería. La verdadera sensibilidad es una facultad que nos hace capaces de elevarnos muy arriba, para tener acceso a la belleza de regiones cada vez más luminosas y sutiles. La sensiblería, en cambio, es una manifestación de la naturaleza inferior de los seres que, tomándose por el centro del mundo, piensan que no se les presta la suficiente consideración; a la menor ocasión se sienten frustrados, heridos, y se vuelven agresivos. El que ha captado bien esta distinción comprende que tiene todo un trabajo que hacer sobre su naturaleza inferior para poder dominarla: ésta es la única forma de permitir que su verdadera sensibilidad se desarrolle.

Omraam Mikhaël Aïvanhov

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