Hoy hablaremos de cuatro pasos prácticos que conducen a una vida feliz.
Este artículo es un poco distinto de los que escribo habitualmente. En general, me gusta mucho profundizar y llegar a la raíz de todo, pero hoy será un poco diferente. En el artículo de hoy nos quedaremos más en la superficie que otras veces, aunque no por ello será menos importante.
Como hemos hablado muchas veces en el blog, en última instancia nuestra vida depende de nuestros pensamientos. Así que, en el fondo, no hay que dar cuatro pasos para llegar la a felicidad, sino solo uno: aprender a controlar lo que pensamos.
Sin embargo, a la práctica cuesta bastante controlar nuestros pensamientos en según qué situaciones. No es fácil pensar en cosas agradables cuando tenemos algún problema, por ejemplo. Es perfectamente posible, y si lo logramos nos sentiremos bien, pero no es fácil.
Por este motivo, como paso previo hacia una vida feliz, va muy bien cultivar cuatro áreas concretas de la vida.
Si conseguimos tener estas cuatro áreas equilibradas, el resto del camino hace bajada.
Y esto es algo que, con un poco de cariño y dedicación, podemos conseguir perfectamente.
El Primer Pilar de una Vida Feliz: la Salud
El primer paso para dirigirnos hacia una vida feliz es cuidar nuestra salud.
Quizás puede parecer obvio decir esto, pero no siempre lo tenemos en cuenta, y va bien recordarlo de vez en cuando.
La salud tiene el “problema” de que ella sola no da la felicidad. El simple hecho de estar bien físicamente no nos convierte en personas felices, y esto hace que a menudo nos olvidemos ella. Mientras el cuerpo más o menos va aguantando, vamos haciendo nuestra vida sin prestarle mucha atención.
Pero esto es un error de cara a nuestro bienestar. Es cierto que la salud sola no da la felicidad, pero sin salud es muy difícil ser felices. En general, nos resulta muy difícil mantenernos centrados si tenemos un problema serio de salud.
Así que, un pilar muy importante que facilita construir una vida feliz es cuidar mucho a nuestro cuerpo.
Nuestro cuerpo es un gran tesoro. Es la casa donde vivimos día tras día.
Y hay que amarlo como se merece (enseguida explicaremos cómo).
El primer paso para dirigirnos hacia una vida feliz es cuidar nuestra salud.
Quizás puede parecer obvio decir esto, pero no siempre lo tenemos en cuenta, y va bien recordarlo de vez en cuando.
La salud tiene el “problema” de que ella sola no da la felicidad. El simple hecho de estar bien físicamente no nos convierte en personas felices, y esto hace que a menudo nos olvidemos ella. Mientras el cuerpo más o menos va aguantando, vamos haciendo nuestra vida sin prestarle mucha atención.
Pero esto es un error de cara a nuestro bienestar. Es cierto que la salud sola no da la felicidad, pero sin salud es muy difícil ser felices. En general, nos resulta muy difícil mantenernos centrados si tenemos un problema serio de salud.
Así que, un pilar muy importante que facilita construir una vida feliz es cuidar mucho a nuestro cuerpo.
Nuestro cuerpo es un gran tesoro. Es la casa donde vivimos día tras día.
Y hay que amarlo como se merece (enseguida explicaremos cómo).
El Segundo Pilar: los Recursos Económicos
El segundo paso de cara a una vida feliz es cuidar nuestra economía.
Este es un punto que a muchas personas nos incomoda un poco, sobre todo a las que tenemos inquietudes espirituales. A menudo creemos que el dinero es algo malo y sin importancia real, e intentamos hacer ver que no le prestamos atención (cuando en realidad sí lo hacemos).
En la mayoría de los casos, esta actitud no nos favorece en absoluto. Es cierto que el dinero es un mecanismo muy básico para regular el intercambio de bienes y servicios entre personas, y también es cierto que dentro de un tiempo el dinero desaparecerá de la sociedad humana y haremos intercambios de forma mucho más iluminada.
Pero en nuestro estado de evolución actual, el dinero aún juega un gran papel. Y no ganamos nada enfadándonos y haciendo ver que lo rechazamos. Lo único que conseguimos con esto es vivir peor.
Es mucho más constructivo aceptarlo y amarlo como parte de la vida que es.
A efectos prácticos, el dinero es la segunda cosa que, cuando nos falta, generalmente más nos preocupa. Es muy difícil estar bien si estamos sufriendo para pagar las cosas que son importantes para nosotros.
Así que una parte importante de nuestro desarrollo personal es aprender a tener una situación económica cómoda.
El dinero es una parte muy valiosa de nuestro bienestar, y también hay que cuidarlo (también explicaremos cómo en un momento).
El segundo paso de cara a una vida feliz es cuidar nuestra economía.
Este es un punto que a muchas personas nos incomoda un poco, sobre todo a las que tenemos inquietudes espirituales. A menudo creemos que el dinero es algo malo y sin importancia real, e intentamos hacer ver que no le prestamos atención (cuando en realidad sí lo hacemos).
En la mayoría de los casos, esta actitud no nos favorece en absoluto. Es cierto que el dinero es un mecanismo muy básico para regular el intercambio de bienes y servicios entre personas, y también es cierto que dentro de un tiempo el dinero desaparecerá de la sociedad humana y haremos intercambios de forma mucho más iluminada.
Pero en nuestro estado de evolución actual, el dinero aún juega un gran papel. Y no ganamos nada enfadándonos y haciendo ver que lo rechazamos. Lo único que conseguimos con esto es vivir peor.
Es mucho más constructivo aceptarlo y amarlo como parte de la vida que es.
A efectos prácticos, el dinero es la segunda cosa que, cuando nos falta, generalmente más nos preocupa. Es muy difícil estar bien si estamos sufriendo para pagar las cosas que son importantes para nosotros.
Así que una parte importante de nuestro desarrollo personal es aprender a tener una situación económica cómoda.
El dinero es una parte muy valiosa de nuestro bienestar, y también hay que cuidarlo (también explicaremos cómo en un momento).
El Tercer Pilar: las Relaciones con los Demás
El tercer pilar de la felicidad, y uno de los más importantes, es cuidar la relaciones con los demás.
La salud y el dinero son el terreno sobre el cual construir más fácilmente una vida feliz. Por sí solos no dan felicidad, pero aportan un nivel importante de seguridad y libertad, y esto ayuda a caminar hacia una vida más plena.
Las relaciones humanas, en cambio, sí aportan felicidad por ellas mismas.
Los momentos compartidos con otras personas, las bromas, las risas y los instantes de conexión son probablemente lo más maravilloso que podemos vivir en esta vida. Y son lo que hacen que realmente valga la pena.
Se puede ser feliz sin dinero y sin salud. Cuesta, pero se puede. Pero es prácticamente imposible ser feliz sin buenas relaciones.
La salud y el dinero son un gran tesoro. Pero las relaciones son EL gran tesoro.
Y esto sí que hay que cuidarlo.
El tercer pilar de la felicidad, y uno de los más importantes, es cuidar la relaciones con los demás.
La salud y el dinero son el terreno sobre el cual construir más fácilmente una vida feliz. Por sí solos no dan felicidad, pero aportan un nivel importante de seguridad y libertad, y esto ayuda a caminar hacia una vida más plena.
Las relaciones humanas, en cambio, sí aportan felicidad por ellas mismas.
Los momentos compartidos con otras personas, las bromas, las risas y los instantes de conexión son probablemente lo más maravilloso que podemos vivir en esta vida. Y son lo que hacen que realmente valga la pena.
Se puede ser feliz sin dinero y sin salud. Cuesta, pero se puede. Pero es prácticamente imposible ser feliz sin buenas relaciones.
La salud y el dinero son un gran tesoro. Pero las relaciones son EL gran tesoro.
Y esto sí que hay que cuidarlo.
El Cuarto Pilar: el Sentido de la Vida
Y, por último, el cuarto pilar que sostiene una vida feliz es encontrarle un sentido a nuestra vida.
Este es el pilar más sutil de los cuatro, y el que a veces cuesta más de ver. Hay personas que tienen las otras tres áreas más o menos cubiertas –están bien físicamente, tienen una buena situación económica y tienen buenas relaciones–, pero aún así no se sienten felices. En estos casos, la causa casi siempre es la misma: la falta de un sentido claro.
Todos necesitamos verle un sentido a la vida. No hace falta que sea algo profundo ni espiritual, pero sí necesitamos una motivación que para nosotros tenga sentido.
Para algunas personas, el sentido de su vida puede ser simplemente intentar pasarlo bien. Para otras, puede ser realizar determinados proyectos. Para otras, puede ser evolucionar espiritualmente.
Esto es totalmente personal. Cada persona es diferente, y cada uno le ve sentido a cosas diferentes.
Pero todos necesitamos un sentido.
Si no, la vida se queda vacía.
Y es muy difícil disfrutar de algo que está vacío.
Y, por último, el cuarto pilar que sostiene una vida feliz es encontrarle un sentido a nuestra vida.
Este es el pilar más sutil de los cuatro, y el que a veces cuesta más de ver. Hay personas que tienen las otras tres áreas más o menos cubiertas –están bien físicamente, tienen una buena situación económica y tienen buenas relaciones–, pero aún así no se sienten felices. En estos casos, la causa casi siempre es la misma: la falta de un sentido claro.
Todos necesitamos verle un sentido a la vida. No hace falta que sea algo profundo ni espiritual, pero sí necesitamos una motivación que para nosotros tenga sentido.
Para algunas personas, el sentido de su vida puede ser simplemente intentar pasarlo bien. Para otras, puede ser realizar determinados proyectos. Para otras, puede ser evolucionar espiritualmente.
Esto es totalmente personal. Cada persona es diferente, y cada uno le ve sentido a cosas diferentes.
Pero todos necesitamos un sentido.
Si no, la vida se queda vacía.
Y es muy difícil disfrutar de algo que está vacío.
Cómo Hacer Florecer Nuestra Salud, Nuestra Economía, Nuestras Relaciones y Nuestra Vida en General
Así pues, los cuatro pilares de una vida feliz son la salud, el dinero, las relaciones y el sentido de la vida.
Como decíamos al principio, lo que realmente importa son nuestros pensamientos, pero es mucho más sencillo pensar de forma constructiva si estas áreas están más o menos cubiertas.
Si nuestra salud está bien, tenemos dinero suficiente para estar tranquilos, tenemos buenas relaciones a nuestro alrededor y tenemos una motivación vital que para nosotros tiene sentido, lo tenemos todo de cara para vivir una vida muy hermosa.
El problema es que, según cómo se mire, hacer florecer estas áreas de la vida puede parecer difícil.
A veces tenemos problemas serios de salud, a veces tenemos dificultades económicas graves, a veces tenemos conflictos intensos con otras personas, y a veces no le vemos sentido a la existencia. ¿Cómo podemos dar un giro a todo esto? ¿Cómo podemos afrontar nuestra salud, nuestra economía, nuestras relaciones y nuestra búsqueda de sentido de forma constructiva?
Pues podemos hacer algo muy simple, pero que no siempre recordamos: ponerles foco. Todos tenemos una cantidad de tiempo y de energía disponibles, y cada día elegimos cómo la utilizamos. Y en lugar de desaprovecharla en otras cosas, podemos elegir utilizarla en mejorar estas áreas.
Podemos dedicar tiempo a cuidar nuestro cuerpo: prestarle atención, escuchar a nuestros órganos, estudiar cómo tratarlo mejor, etc.
Podemos dedicar tiempo a mejorar nuestra economía: formarnos mejor, aprender a gestionar bien nuestras finanzas, leer libros sobre el tema, etc.
Podemos dedicar tiempo a cultivar nuestras relaciones: fijarnos bien en qué pensamos de los demás, analizar qué sentimos, aprender a tratarlos mejor, etc.
Y también podemos dedicar tiempo a la búsqueda del sentido: meditar, escucharnos, leer, etc.
Todas las cosas mejoran cuando les dedicamos tiempo, energía y cariño.
Es como un jardín. Si lo dejamos abandonado, se vuelve un lugar caótico y sin orden. Pero si lo cuidamos, se convierte en un lugar muy hermoso.
Pues con nuestra vida pasa lo mismo. Las diferentes áreas de la vida quieren que las cuidemos. Quieren que les prestemos atención.
Si lo hacemos, florecen.
Y es nuestra decisión hacerlo o no.
Un gran abrazo,
Jan
www.jananguita.es
Así pues, los cuatro pilares de una vida feliz son la salud, el dinero, las relaciones y el sentido de la vida.
Como decíamos al principio, lo que realmente importa son nuestros pensamientos, pero es mucho más sencillo pensar de forma constructiva si estas áreas están más o menos cubiertas.
Si nuestra salud está bien, tenemos dinero suficiente para estar tranquilos, tenemos buenas relaciones a nuestro alrededor y tenemos una motivación vital que para nosotros tiene sentido, lo tenemos todo de cara para vivir una vida muy hermosa.
El problema es que, según cómo se mire, hacer florecer estas áreas de la vida puede parecer difícil.
A veces tenemos problemas serios de salud, a veces tenemos dificultades económicas graves, a veces tenemos conflictos intensos con otras personas, y a veces no le vemos sentido a la existencia. ¿Cómo podemos dar un giro a todo esto? ¿Cómo podemos afrontar nuestra salud, nuestra economía, nuestras relaciones y nuestra búsqueda de sentido de forma constructiva?
Pues podemos hacer algo muy simple, pero que no siempre recordamos: ponerles foco. Todos tenemos una cantidad de tiempo y de energía disponibles, y cada día elegimos cómo la utilizamos. Y en lugar de desaprovecharla en otras cosas, podemos elegir utilizarla en mejorar estas áreas.
Podemos dedicar tiempo a cuidar nuestro cuerpo: prestarle atención, escuchar a nuestros órganos, estudiar cómo tratarlo mejor, etc.
Podemos dedicar tiempo a mejorar nuestra economía: formarnos mejor, aprender a gestionar bien nuestras finanzas, leer libros sobre el tema, etc.
Podemos dedicar tiempo a cultivar nuestras relaciones: fijarnos bien en qué pensamos de los demás, analizar qué sentimos, aprender a tratarlos mejor, etc.
Y también podemos dedicar tiempo a la búsqueda del sentido: meditar, escucharnos, leer, etc.
Todas las cosas mejoran cuando les dedicamos tiempo, energía y cariño.
Es como un jardín. Si lo dejamos abandonado, se vuelve un lugar caótico y sin orden. Pero si lo cuidamos, se convierte en un lugar muy hermoso.
Pues con nuestra vida pasa lo mismo. Las diferentes áreas de la vida quieren que las cuidemos. Quieren que les prestemos atención.
Si lo hacemos, florecen.
Y es nuestra decisión hacerlo o no.
Un gran abrazo,
Jan
www.jananguita.es
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