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sábado, abril 30, 2016

Cuando la boca calla, el cuerpo habla

A veces las personas no encontramos las palabras para expresar nuestro dolor y a cambio lo hace nuestro cuerpo. No sabemos nombrar con exactitud qué nos ocurre para que el resto logre entendernos. Esta incapacidad para hacer coincidir nuestras palabras con las emociones se conoce en el campo de la psicología como alexitima.


Habitualmente esta incapacidad tiene su origen en un sistema de comunicación familiar inexistentente o deficitiario. Muchas de las enfermedades de tipo psicosomático actuales nos dan una pista sobre las necesidades no cubiertas de la población: escucha, empatía, cariño.

Somatizar significa transformar un dolor emocional en otro físico, quizás por la incapacidad de expresar correctamente el primero. Una incapacidad que debe ser entendida y tratada como el origen de un problema que cumple una función: comunicar con el cuerpo lo que nuestra mente quiere expresar y nuestra voz no es capaz de reproducir.

Origen psicológico, síntomas físicos reales en nuestro cuerpo

Que los trastornos psicosomáticos tengan un origen psicológico no quiere decir que no se manifiesten en síntomas físicos reales. Síntomas que duelen, molestan y que en definitiva interfieren con la vida de una persona y su desarrollo satisfactorio.

No es de extrañar que en trastornos del estado de ánimo como la depresión, se observen estados vegetativos, un cambio en el patrón de sueño habitual y muchas quejas somáticas: se está somatizando la tristeza.

Hay muchos tipos de depresiones, algunas se caracterizan porque el paciente adopta una actitud agresiva y otras porque se adopta una actitud pasiva. En ambas, no se comunica lo que se siente o no se comunica adecuadamente y esta sensación se transforma en malestar psicológico y físico.


El precio de ser fuerte a toda costa conduce a somatizar

Cuando no nos comunicamos, implícitamente asumimos que no seremos escuchados, que no contamos con las estrategias sociales para hacernos entender o que directamente seremos rechazados. En un mundo en el que se nos dice que ser fuerte es la cualidad de oro, nadie quiere llevar barrotes de hierro en sus pies.

Muchas de las personas no expresan su malestar porque no encuentran las palabras para ello o simplemente se les ha enseñado que de hacerlo “quedarán expuestos”. No culparemos de esto solo a padres o tutores, sino a la sociedad en general . Se nos enseña todo tipo de asignaturas pero la asignatura de conocernos emocionalmente, queda pendiente.
De repente, un día nos sentimos paralizados. Nos preguntamos de dónde surge tanto dolor y porque mi cuerpo no da motivos claros que lo expliquen. Los motivos, están en la mente; pero están anestesiados.

El resultado de esta idea es bastante evidente: evitamos expresar cómo nos sentimos y cuando queremos darnos cuenta, ya no sabemos por qué nos sentimos mal.Tenemos una amnesia retrógrada que nos impide poder llegar a la verdadera raíz del problema, por qué duele tanto y de dónde surgió esto.

El trato a los pacientes que somatizan por parte de los profesionales sanitarios

La atención integral de la persona que viene a consulta con un trastorno de somatización es bastante deficitiaria en ocasiones. Estas personas necesitan una atención médica y psicológica.

En ocasiones son acusadas de histriónicas, simuladoras o facticias cuando no tiene nada que ver con eso. A diferencia de las personas hipocondríacas, aquí la persona no está convencida de que tiene una enfermedad, sino que no sabe qué es lo que le ocurre.

Quizás si sea cierto que tengan un sistema amplificador de los síntomas y una focalización muy centrada en éstos. Por ejemplo, una persona con altos grados de neuroticismo puede presentar este patrón de búsqueda y comprobación excesiva de síntomas.

Por tanto, esa persona quizás esté más centrada en sus síntomas y por ello su estilo ansioso los esté encrudeciendo. Pero los síntomas están ahí, son reales: dolores de cabeza, malestar gastrointestinal, fatiga crónica persistente, etc.

El paciente debe ser atendido de forma INTEGRAL, teniendo en cuenta las características psicológicas que pueden estar influyendo en sus síntomas físicos y evaluar también cómo sus síntomas físicos empeoran el cuadro psicológico.

En muchas ocasiones, cuando una enfermedad somática no es tratada correctamente, se cronifica y puede aparecer una consecuencia lógica y terrible para la persona que la padece. La enfermedad, ya cronificada, hace que la persona evite toda actividad social o que altere su rutina, creyendo que evita así el malestar y que sus síntomas estarán más controlados en su rutina diaria. Poco a poco, la persona va dejando de lado su vida por sus síntomas.

Las enfermedades psicosomáticas son reales y necesitan un tratamiento específico y ajustado a las características del paciente. Una vez descartadas las patologías orgánicas los profesionales deben lograr entender qué está queriendo decir el cuerpo porque la boca calla sin otorgar la razón a ninguna causa específica.

Cristina Roda Rivera

viernes, abril 29, 2016

Cómo Interpretar Sueños y Liberar Nuestro Subconsciente

Interpretar sueños es algo que la humanidad siempre ha intentado. A nivel subconsciente, sentimos que tienen un profundo significado.

Y es cierto. Tienen un profundo significado.

Son una puerta que conduce a un gran conocimiento sobre nosotros mismos.

Hoy hablaremos de cómo abrir esta puerta.



El Primer Paso para Interpretar Sueños

El primer paso para poder interpretar nuestros sueños es tomar conciencia de ellos.

Esto no siempre es fácil, pues los sueños son muy escurridizos, y si no prestamos mucha atención, a los pocos instantes de despertarnos se nos olvidan completamente.

Un ejercicio muy efectivo para recordarlos es, siempre que nos despertemos en medio de un sueño, coger enseguida un lápiz y una libreta y apuntarlo. Esto es muy útil, no solo para no olvidar el sueño, sino que, además, a medida que vamos apuntando normalmente van surgiendo nuevas partes del sueño que al principio no veíamos.

Por supuesto, este ejercicio tiene el inconveniente de que puede hacerse un poco pesado. Si duermes solo, puedes tener una libreta y apuntar los sueños desde la cama; pero aún así, tienes que encender la luz e incorporarte, y esto rompe un poco el descanso. Y si duermes acompañado, aún es más incómodo, porque normalmente tienes que levantarte e irte a otra habitación para no molestar.

Pero a pesar de esto, si quieres interpretar tus sueños, es muy recomendable hacer este ejercicio; como mínimo algunas veces. Yo lo hice durante una temporada y va muy bien para tomar conciencia de lo que soñamos. Se descubren muchas cosas, y fortalece la conexión entre las partes consciente y subconsciente de la mente.

Otra versión más práctica de este ejercicio es simplemente incorporarte en la cama, repasar mentalmente el sueño e intentar fijarlo en tu conciencia para que te sea más fácil recordarlo por la mañana.

Este ejercicio es menos efectivo que el primero, pero también funciona relativamente bien; sobre todo si has hecho la primera versión durante un tiempo. Eso sí, es importante incorporarse en la cama. Si te quedas tumbado, lo más probable es que te vuelvas a dormir sin recordar nada.

En cualquier caso, sea con estos ejercicios o con otros, es muy importante recordar los sueños, o por lo menos un parte de ellos, para poderlos interpretar.

Qué Son los Sueños

Una vez ya recordamos el sueño de forma consciente, el siguiente paso es entender qué significa.

Para ello, es muy importante tener claro qué son los sueños y cómo funcionan. De esto hablábamos en detalle en un artículo reciente, pero la idea principal es que, en los sueños, lo que sucede es un reflejo de lo que estamos sintiendo y pensando en cada momento.

Si te sientes alegre, aparecerá algo en el sueño que para ti sea hermoso; si estás triste, aparecerán escenas tristes; si sientes miedo, aparecerá algo que te de miedo, etc. Cada escena del sueño es un reflejo exacto de tu estado emocional interior.

Durante el día, en cambio, esto no pasa. Muchas veces lo que sientes no encaja con la situación que estás viviendo. Puedes estar en una bonita fiesta, por ejemplo, y sentirte triste. O puedes estar en medio de un atasco, y estar contento pensando en tus cosas.

Esta falta de coherencia diurna entre lo que sientes y lo que pasa a tu alrededor hace que, durante el día, tu subconsciente a veces se sienta atrapado. Muchas veces sientes cosas y no las expresas, y estas emociones no expresadas se quedan enterradas dentro ti.

Hasta que llega la noche.

Mientras duermes, tu subconsciente se siente enormemente liberado, porque se traslada a un mundo donde puede expresar todo lo que quiere. Y lo hace. Todo lo que sucede en los sueños es una expresión de lo que hay en ti, y que no has manifestado plenamente durante el día.

Cómo Interpretar Sueños de Forma Efectiva

Así pues, tenemos dos características muy importantes de los sueños:
Durante los sueños, nuestro subconsciente expresa las emociones que no ha podido expresar durante el día.
Lo que sucede en los sueños es un reflejo exacto de lo que sentimos en cada momento.

Teniendo esto en cuenta, una manera muy efectiva de interpretar los sueños es fijarnos no tanto en lo que pasa en el sueño, sino en lo que sentimos mientras soñamos.

Por ejemplo, imagínate que estás soñando que vas caminado por el desierto y que te encuentras con un viejo amigo. Sin duda, en un sueño todo tiene un significado, y podrías preguntarte por qué has soñado con un desierto y por qué ha aparecido ese amigo al que hace tiempo que no ves. Pero hacer un análisis de este tipo suele ser complicado debido a la diversidad y complejidad de los sueños.

Para simplificarlo, puedes dejar un poco de lado los detalles de lo que pasa, y fijarte principalmente en las emociones. ¿Qué sentías mientras andabas por el desierto? ¿Qué sentiste al ver a tu amigo?

¿Y en qué situaciones de tu día a día has sentido emociones similares?

Si has soñado con un desierto, es porque a tu subconsciente le ha parecido que esa era una buena manera de manifestar tus emociones internas. Podrías preguntarte por qué ha elegido este sueño y no otro para manifestar lo que hay en tu interior, pero lo más sencillo y directo es simplemente descubrir las emociones que le han llevado a generar ese sueño.

Así pues, una forma relativamente sencilla de interpretar los sueños es hacerte dos preguntas:

¿Qué has sentido durante el sueño?

¿Con qué relacionas esas emociones y qué significado tienen para ti?

Con estas dos sencillas preguntas, puedes descubrir muchas cosas de tu interior.

Y también darles un espacio para que puedan salir a la superficie y expresarse con libertad.

http://www.jananguita.es/

jueves, abril 28, 2016

Evitar personas y dejar espacio no es cobardía es un acto de sabiduría

La sabia acción de dejar espacio es uno de los actos más acertados que todos deberíamos poner en práctica. Es respetar al otro, es ofrecer rincones donde favorecer el crecimiento personal de los que nos rodean.



Cuando esto no se cumple, cuando son los demás quienes no respetan nuestros espacios, nuestros derechos y necesidades, seremos nosotros quienes tengamos que poner distancia y alejarnos.

El hacerlo no será reflejo de cobardía, sino de sabiduría, porque cuando vetan nuestros rincones privados, esos lugares de nuestra mente donde alojamos sueños, necesidades y valores, están atacando nuestra identidad y autoestima.

Es importante tenerlo en cuenta, y por ello te invitamos a reflexionar en los siguientes aspectos.


La necesidad de dejar espacio para favorecer la libertad personal

Empezaremos concretando algo importante. Con “dejar espacio” no nos referimos solo a permitir una distancia física interpersonal. Es un concepto que va más allá y que queda definido en estas dimensiones:
Dejar espacio es permitir que una persona tenga voz propia, opinión, que defienda sus propios valores y que estos sean respetados.
Respetar espacios es también favorecer el crecimiento personal de la otra persona. Es darle alas para que alcance sus sueños siendo él mismo en todo momento, sin que impongamos nuestras creencias o elecciones.

Es común que, tanto en las relaciones paternofiliales como en las afectivas se tienda, en ocasiones, a vulnerar muchos de esos espacios privados de los que toda persona debe disponer. Veámoslo en detalle.

El espacio familiar y el espacio privado

Educar no es controlar ni marcar cada paso o elección que den nuestros hijos. Cada niño dispone de una personalidad, de unos sueños y unas aspiraciones que debemos respetar.
Si nos empeñamos en que sean “tal y como nosotros deseamos” estaremos vulnerando por completo sus espacios privados, su crecimiento personal y emocional. No es lo adecuado.
Una familia debe disfrutar de esos espacios comunes en los que hablar, guiar, aconsejar pero, más tarde, cada miembro tiene pleno derecho a tener sus valores y alcanzar sus sueños.

El espacio de la pareja y el espacio individual

Ser pareja es formar un espacio en común donde no dejemos nunca de ser nosotros mismos. A pesar de que toda relación debe aprender a compaginar esta complicada conjunción, solo aquellos que lo consiguen mantienen una relación satisfactoria y duradera.
El espacio de la pareja es aquel que compartimos construyendo proyectos de futuro para fortalecer el compromiso, ensalzando esos valores que nos unen y llegando a acuerdos.
A su vez, cada miembro de la pareja debe tener su espacio privado, ahí donde seguir formándose como persona, con sus proyectos laborales, con sus relaciones de amistad, con sus ideales, esos que la pareja no puede atacar o destruir.

Cuando atacan mi espacio personal me defiendo

Imagina que a tu alrededor existen unos muros invisibles cuya función es la de protegerte. En su interior estás tú con todo aquello que te define y te hace feliz.
  • Tus valores.
  • Tu experiencia adquirida y el aprendizaje que has obtenido de ella.
  • Tus sueños.
  • Tus triunfos, esos de los que te sientes orgulloso.
  • Tu autoestima
  • La autoimagen que tienes de ti mismo y de la que te sientes satisfecho.
  • Tus relaciones significativas con la gente que quieres y que son importantes para ti.

Imagina ahora que tu pareja, un compañero o compañera de trabajo o un hermano empieza a cruzar esos muros y ataca uno por uno cada tesoro de los que escondes en tu interior y que te definen: critica tus valores, tu cuerpo y ridiculiza el tipo de amigos que tienes.

¿Qué es lo que está ocurriendo entonces? Que están vulnerando tu espacio personal y que, por tanto, debes defenderte. Te explicamos cómo.

Deja claro que nadie tiene derecho a sobrepasar esos límites. Eso es algo que debe saberse desde el principio. Si nos callamos hoy mañana y pasado, al final habrán sobrepasado demasiado esas barreras y tu autoestima quedará dañada.

Formas en las que defender tu espacio personal

Si vulneran tu espacio personal, pon tú “espacio de por medio”, es decir, pon distancia y aléjate de lo que te hace daño. En caso de no hacerlo, poco a poco dejaremos de ser nosotros mismos, y quedaremos tan vacíos que nos convertiremos en una sombra de nosotros mismos. No merece la pena.
Dejar espacio y alejarse jamás será un acto de cobardía, al contrario.

Quien es capaz de dejar atrás lo que le hace daño actúa con la sabiduría y la valentía de esas personas que son capaces de defenderse a sí mismas cuidando de su autoestima.

Te recomendamos ponerlo en práctica hoy mismo, defender tus espacios personales así como respetar los de los demás.

http://mejorconsalud.com/

miércoles, abril 27, 2016

Mi problema es esperar a que los demás actúen como lo haría yo

Aunque nos pueda parecer injusto, solo podemos esperar el 100% de nosotros mismos, ya que el resto de personas también tiene sus intereses y estos no siempre coincidirán con los nuestros



No hay mayor fuente de sufrimiento que esperar a que los demás actúen como lo haríamos nosotros. Este, es un error en el que caen muchas personas y que, lo queramos o no, afecta a nuestro equilibrio emocional.

Cabe decir que todos nosotros solemos poner altas expectativas en las personas que más queremos, y lo hacemos así porque nos ofrece seguridad.

“Yo sé que mi pareja me apoyará porque yo lo haría por ella”.

Suponer, prever y, en esencial, esperar a que esa persona actúe como lo haríamos nosotros es un modo de “controlar nuestro mundo” y de estar seguros de determinadas cosas.

No obstante, las cosas no siempre suceden como pensábamos, y de ahí las decepciones. Queda claro que todos necesitamos de un porcentaje de seguridad en nuestra vida. De no tenerlo, no sabríamos a qué atenernos y sufriríamos.

Ahora bien, no debemos llevar al extremo estos pensamientos: no es adecuado pensar que el resto del mundo debe actuar de acuerdo a nuestros valores.

Te invitamos a reflexionar sobre ello.


El poder de las expectativas o esperar a que “tú actúes como lo haría yo”

Los padres y las madres aguardan a que sus hijos se comporten como ellos lo harían. Un amigo suele esperar a que nosotros les defendamos en toda situación y en todo problema. Un marido espera que su esposa actúe en todo momento según sus propias expectativas.

Estamos seguros de que en tus entornos más cercanos te habrás enfrentado a situaciones como esta. Son expectativas muy peligrosas que pueden acabar dañando profundamente a las dos partes. No es lo adecuado.


Veámoslo con detalle.

Si no actúas como yo espero me defraudas

Si no apoyamos a ese amigo en la iniciativa que tiene en marcha nos etiqueta de “falsos o de traicioneros”. Es muy posible que sus objetivos no sean acordes a nuestros valores o que, simplemente, en ese momento no podamos ayudarle por problemas personales.
Quien no es capaz de empatizar con las otras personas para entender sus realidades particularidades y su derecho a pensar diferente, es que no comprenden cómo funcionan las relaciones positivas basadas en la reciprocidad y el respeto.

Nadie tiene la obligación ni el deber de actuar de acuerdo a expectativas ajenas. De hacerlo, nos alejamos de nuestra personalidad y se vulnera nuestra autoestima.

La necesidad de tener el control en todos los ámbitos de nuestra vida

Hay quien no acepta la incertidumbre, el no saber qué va a ocurrir, el ver reacciones o actuaciones sobre las que no tiene control.

¿Cómo asumir que un amigo nos diga que prefiere irse de vacaciones con sus compañeros de trabajo antes que con nosotros?¿Cómo aceptar que uno de nuestros hijos nos diga que no desea hacer una carrera universitaria si es lo que siempre habíamos soñado?
Las personas que no toleran que el resto de personas actúen de acuerdo a sus elecciones, sufren una alta frustración y decepciones que dañan mucho su autoestima.
En realidad, bastaría solo con ser más empáticos y, ante todo, dejar de prever cómo deberían actuar los demás basándonos solo en lo que haríamos nosotros.
No lo esperes todo de los demás, espéralo todo de ti mismo

Derechos y obligaciones

Quien deja de esperarlo todo de los demás vive con más libertad y con más energía para centrarse en lo que de verdad es importante: esperarlo todo de uno mismo.
  • Tienes derecho a esperar a que los demás te respeten.
  • Tienes derecho a ser amado, pero no a controlar la vida de quien te quiere ni a dejar que los demás te controlen a ti.
  • Tienes derecho a esperar reciprocidad, pero no a confiar en que los demás estén de acuerdo con todas tus ideas, elecciones o valores.
  • Tienes derecho a luchar por tus sueños y a permitir que los demás alcancen los suyos a pesar de que estos sean muy diferentes a los que tienes tú.

  • Tienes la obligación de preocuparte de ti mismo, de cuidar de tus autoestima y evitar decepcionarte porque el mundo no reacciona como lo harías tú. 
  • Tienes la obligación de ser “proactivo” de crear tu propia felicidad evitando depender al 100% de los demás. Acepta las negativas, asume que, de vez en cuando, puedan decepcionarte.
  • Entiende que también nosotros podemos decepcionar a los demás, y no por ello somos mejores o peores personas. Solo somos personalidades que intentamos ser felices de acuerdo a nuestras identidades, en libertad pero respetando siempre al prójimo.

Para concluir, debemos entender que no solo el mundo es caótico, también lo somos las personas, y pretender que los demás actúen al 100% como nosotros lo esperamos es una fuente de estrés y sufrimiento muy elevada.

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martes, abril 26, 2016

Técnica japonesa para eliminar el estrés

Nadie puede negar que el estrés es “el mal del siglo XXI” y que trae muchas consecuencias negativas para nuestra salud.

En Japón han creado una técnica revolucionaria que promete despojarnos del cansancio, los nervios y la ansiedad en cuestión de minutos.



El método japonés para reducir el estrés


El agotamiento y la fatiga, sumados a las obligaciones y las cargas, forman una combinación perjudicial para nuestra salud. Parece que el estrés es algo habitual y no así la salud y la tranquilidad.

En esos momentos en que las cosas en el trabajo o en casa se han complicado te aconsejamos que lleves a cabo una técnica oriental más que interesante.

En Occidente no sabemos el poder que tiene cada parte de nuestro cuerpo en general y los dedos de las manos en particular. Cada uno de ellos está relacionado con una emoción o un sentimiento diferentes.

La teoría indica que según el que presiones o masajees estarás aliviando un dolor específico.


Para poder comprender mejor este mecanismo, primero hay que conocer el poder de cada dedo de la mano.Si pones una palma junto a la otra y presionas durante algunos segundos podrías llegar a erradicar lo negativo de tu vida (incluyendo ciertas dolencias o enfermedades que se desarrollan como consecuencia de las emociones tóxicas).


Pulgar: Preocupaciones, nervios y estrés.
Índice: Miedos.
Mayor: Ira, enojo y cólera.
Anular: Depresión, tristeza y falta de decisión.
Meñique: Pesimismo, falta de energía y ansiedad.

La explicación “científica” para esta técnica está basada en que las manos están conectadas con el cerebro, puntualmente, a la zona que se encarga de las emociones.

Para poder llevar a cabo este mecanismo debes sujetar cerrar el puño izquierdo y envolverlo o abrazarlo con los dedos de la mano derecha.

A continuación, ejerce una presión únicamente con el dedo específico de tu dolencia o problema. Si fuese el estrés, entonces el pulgar es el indicado. Mantén la posición unos 30 segundos, descansa otros 30 y vuelve a empezar las veces que quieras o puedas.

Presiona los dedos y mejora tu vida

Otra opción para trabajar las emociones mediante los dedos está basada en un arte japonés llamado “Jin Shin Jyutsu” (en la traducción sería algo así como “arte de la felicidad“).

Se deben masajear puntos de la mano según lo que nos suceda. El dedo pulgar son las preocupaciones, el índice los miedos, el mayor la rabia, el anular la tristeza y el meñique las pretensiones.

Abre una de las manos y presta atención al dedo que coincide con tu situación.

Presiona en las dos falanges durante unos minutos usando el pulgar y el índice de la otra mano o bien con el puño cerrado para que el dedo en cuestión quede “encerrado”. Una vez que termines cambia de mano y repite el ejercicio.

Estas técnicas no solo nos ayudan en casos de estrés o problemas emocionales, sino también para aliviar dolencias físicas. En ese caso te explicamos para que “sirve” cada dedo:
  • Pulgar: Estómago y bazo, dolores de cabeza o estómago y problemas en la piel.
  • Índice: Riñones y vejiga, dolores musculares y problemas digestivos.
  • Mayor: Vesícula e hígado, dolor menstrual o de cabeza, problemas visuales o sanguíneos y fatiga.
  • Anular: Colon y pulmones, indigestión, problemas respiratorios (sobre todo, asma).
  • Meñique: Corazón e intestino, problemas óseos.
Más técnicas orientales para combatir el estrés

Parece ser que los asiáticos son expertos en conseguir un estado “zen” de tranquilidad y buen humor. Por ello la mayoría de los ejercicios o métodos que se aconsejan provienen de este continente.

Además de aprovechar las bondades de la técnica de los dedos de la mano si tienes un grado de estrés importante te recomendamos que elijas entre las siguientes:
Yoga

Los primeros vestigios de práctica de esta técnica y filosofía de vida se remontan al año 3000 a. C., según pinturas halladas en la India. Se pregona por la meditación y la posibilidad de unir el cuerpo con el alma.

A lo largo de la historia se han ido desarrollando diversas ramas del yoga pero todas tienen el mismo propósito: alcanzar un equilibrio entre lo físico y lo espiritual.

Entre los múltiples beneficios del yoga están: bajar de peso, eliminar dolores (sobre todo de espalda), tonificar los músculos, aportar flexibilidad y combatir la depresión y el estrés. La relajación se consigue mediante diversas posturas acordes a cada persona.

Baño del bosque

Para poder poner en práctica esta técnica conocida como “Shinrin Yoku” es preciso caminar descalzo por un parque o un campo.

La idea es que al andar la naturaleza debe ingresar al cuerpo a través de los cinco sentidos. Sirve para mejorar el ánimo, la creatividad y la salud. La idea es pasear por el césped, al menos una hora, dos veces a la semana.

Es preciso que prestes atención solo a lo que te rodea y que disfrutes de un rico té o zumo de frutas mientras caminas. No están permitidos los móviles ni los problemas.

Según los estudios permite además reducir la presión arterial, el cortisol (la hormona del estrés) y la ansiedad, a la vez que fortalece el sistema inmune y estimula las funciones cognitivas.

Es una disciplina oriental que pretende encontrar el perfecto equilibrio entre el cuerpo y la mente usando movimientos lentos pero vigorosos. Seguro has visto gente practicarlo en un parque; es divertido y para todas las edades.

Taichí

Se trata de un arte marcial, pero también una actividad para relajarnos. Entre sus beneficios hallamos disminución del estrés, incentivo físico, eliminación de la rigidez corporal y fluidez de la energía positiva.

Shiatsu

Es de origen japonés y nos ayuda a aliviar todo tipo de malestares causados por el estrés como, por ejemplo, la rigidez en los hombros y la espalda.

Está basado en ejercer presión en diversos puntos específicos del cuerpo, cada uno de ellos relacionado con el sistema nervioso y los órganos.

Reduce las tensiones y activa la energía, pero además elimina las toxinas, regula la presión arterial y la ansiedad y quita los trastornos del sueño.

Do-in

Esta práctica fue inventada en China y tiene como objetivo mejorar la calidad de vida en las personas mayores. Está basada en una serie de ejercicios respiratorios para reducir los nervios, incentivar el equilibrio y conseguir la serenidad.

También lo usan en las oficinas en momentos críticos. Entre sus ventajas: permite una respiración consciente y adecuada, ayuda a meditar, fortalece los músculos, recupera el sueño y elimina tensiones o estrés.

Aikido

También es un arte marcial pero, a diferencia del karate o el taekwondo, fomenta la serenidad mental, rechaza la violencia y respeta a las demás personas.

Los movimientos son circulares y permiten mejorar la capacidad de concentración mientras que equilibra la mente, elimina el estrés y tonifica los músculos. El significado de la palabra “aikido” quiere decir camino de energía y armonía.

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lunes, abril 25, 2016

He llegado a un punto en que hago lo que siento y no me arrepiento

La libertad personal es una dimensión que no todo el mundo llega a conseguir en su vida.

El “hacer lo que siento” sin cargas de conciencia y en plenitud debería ser, sin duda, algo que llevar a cabo siempre, con respeto, con inteligencia, tacto y también con valor.


No obstante, sabemos que no es nada fácil. En ocasiones, nuestras responsabilidades poco a poco se convierten en nuestras ataduras y, lejos de llevarlas con satisfacción, las sobrellevamos con gran dificultad.

De ahí que sea necesario establecer prioridades. No debemos ser responsables de personas que nos hacen daño o que vetan nuestra libertad. Las cargas que pesan y que ponen cadenas a nuestros pies producen también grandes heridas a nuestro crecimiento personal.

Te invitamos a reflexionar sobre ello.


Lo que siento es la voz de mi corazón

A lo largo de nuestra vida llegamos a esconder muchas cosas, y lo hacemos pensando que, con ello, mantenemos el equilibrio en nuestro entorno.
Callamos nuestros deseos y necesidades porque pensamos que no van a encajar con los de nuestra familia o nuestra pareja.
Nos guardamos muchas palabras porque no deseamos hacer daño a los demás.
Nos contenemos las ganas de hacer muchas cosas porque nos decimos a nosotros mismos aquello de que “no es el momento”, que “es ya demasiado tarde”, o que “haré el ridículo”.

Podríamos decir que, de algún modo, vivimos más centrados en el exterior que en el interior. De ahí que debamos tener en cuenta unos sencillos aspectos sobre los cuales pensar durante unos minutos.

Mis necesidades pueden y deben armonizarse con las de los demás

Nadie es egoísta por tener en cuenta sus necesidades y actuar con libertad de acuerdo a sus esencias, a su personalidad. El hacer lo que quiero debería poderse llevar a cabo dentro de los límites del respeto y el equilibrio.
Si deseamos tomarnos un fin de semana de descanso en soledad o con alguna amiga, ni nuestra familia ni nuestra pareja deberían tomárselo a mal. La base de la felicidad está en la confianza y en el respeto.

La libertad es una necesidad y una aspiración esencial para el ser humano. Es pues necesario conseguirla dentro de nuestras posibilidades.
Debemos tener libertad para elegir qué queremos y qué no queremos en cada momento.
Es necesario disponer de esa libertad para elegir qué camino personal y profesional deseamos.
La libertad a la hora de comunicar es primordial, puesto que con ella lograremos ser congruentes con lo que sentimos, pensamos y lo que hacemos.

Si existen disonancias entre estos tres aspectos a lo largo de mucho tiempo acabaremos con la autoestima muy debilitada.

Si hacemos aquello que deseamos sabiendo dónde están los límites y cuáles son nuestras prioridades, nada debe frenarnos ni aún menos limitarnos.

Haz lo que sientes con respeto e inteligencia y no tengas en cuenta las críticas

Sabes que tus hijos –si los tienes– son lo primero, sabes que tienes obligaciones laborales y familiares. Sin embargo, estos aspectos no deben ponen muros a la hora de preocuparte por tu crecimiento personal.
Se trata de saber encontrar el equilibrio, ahí donde nada ni nadie puede tener el control absoluto sobre nosotros. Se trata de hacer cada cosa con pasión y placer, sabiendo que todo esfuerzo vale la pena.

Claves para poner en práctica la libertad personal

1. Valora tus prioridades

Te lo señalábamos en el punto anterior. Las prioridades son esos aspectos a los que no podemos ni queremos renunciar. No obstante, hay que tener en cuenta unos aspectos importantes:
Las prioridades no pueden dominar por completo nuestra vida. La vida no es solo trabajo. La vida no es girar en exclusiva alrededor de nuestras parejas ni vivir centrados las 24 horas en nuestros hijos si ya son mayores (también debemos fomentar su independencia y libertad personal).

Tus prioridades no deben ser demasiadas; lo más común es que no sean más de tres: prioridad familiar, laboral y de crecimiento personal (es decir, la que nos atañe a nosotros).

2. Concienciación: pensar en mí no es ser egoísta

Lo creamos o no, este es un punto muy difícil de llevar a cabo: ¿Cómo voy a pensar en mí si son los demás los que me necesitan?
Este enfoque no es correcto. El pensamiento más sanador es el siguiente: debo cuidarme y mirar por mí para poder ser feliz y así, conseguir también dar lo mejor de mí mismo a los demás.

Es posible que tu familia se sorprenda de tu cambio inesperado. ¿Cómo es que ahora te has apuntado a ese curso? ¿Cómo es que ahora te vas de viaje? ¿Cómo es que has dejado a tu pareja después de tanto tiempo?

3. Relativiza las críticas que puedas recibir
Lo que piensen los demás no tiene importancia, y las explicaciones las daremos solo una vez. Cada uno es artífice de su propia felicidad y, para ser feliz, es necesario estar en equilibrio entre lo que desea, piensa, necesita y lo que hace.

Siempre llega un momento en nuestra vida en que acabaremos diciendo eso de “hago lo que siento y no me arrepiento”. Es el peldaño de la madurez y la libertad personal, ahí donde actuamos con respeto hacia los demás, pero también hacia nosotros mismos.

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domingo, abril 24, 2016

La sencillez hace de una persona común un ser excepcional

La sencillez es el lenguaje que nace el corazón y que no entiende ni busca artificios. Es la voluntad de respetar a los demás como a uno mismo, llevando una vida donde se acepta y se celebra todo aquello que se posee, por muy pequeño que sea.



Podríamos decir que en nuestro día a día no estamos acostumbrados a esos actos cargados de sencillez y humildad. Las personas tenemos a menudo aspiraciones muy altas, sueños elevados y costumbres muy alejadas quizá de esos actos más puros y elementales que definen la humildad.

No obstante, es común que muchos de nosotros lleguemos poco a poco a un punto donde, de pronto, nuestra visión de la vida cambie.

Ahí donde deseemos quitarnos muchas de nuestras “pieles” para volver a nuestras esencias, a nuestra gente, a nuestros orígenes. Empezamos a practicar la sencillez de corazón y nos sentimos felices con ello.

La sencillez, esa dimensión que cuesta tanto asumir

La sencillez no tiene nada que ver con ser buena o mala persona. Todos sabemos muy bien lo que es la nobleza y la importancia de actuar con respeto, con dignidad y practicando la reciprocidad.

Ahora bien, la sencillez es una dimensión algo más compleja, que implica a su vez diversos aspectos psicológicos que merece la pena tener en cuenta.

La sencillez de pensamiento

  • La sencillez de pensamiento no es simpleza de razonamiento. Al contrario: es la aptitud para ver las cosas tal y como son, con plena objetividad.
  • Hay personas que ven la realidad y los comportamientos ajenos según sus creencias. Se atreven a juzgar y a etiquetar; en cambio, las personas de pensamiento sencillo tienen la capacidad de ver las cosas “tal y como son”, aceptándolas aunque no le gusten.
  • Algo tan simple como ver con franqueza y objetividad las cosas nos permite actuar con mayor aplomo y acierto. Esa es una virtud muy saludable que también deberíamos tener en cuenta.

Es importante definir en primer lugar qué entendemos por apego. Los niños, por ejemplo, necesitan el apego de sus padres para sentirse amados, para sentirse seguros.

El don de no sentirse apegado a nada

Las parejas también necesitan el apego de sus compañeros, pero hablamos de un apego saludable, nunca tóxico o controlador.
Por su parte, las personas sencillas tienen la habilidad de no sentirse apegadas a lo físico, a la necesidad de tener más de lo que ya hay a su alrededor, de no apegarse a nadie hasta el punto de quitarle su libertad, su esencia, su identidad.
Las personas sencillas “son como son” y ante todo “dejan ser”. No desean imponer sus ideas, no juzgan, no discriminan ni buscan controlar nada ni nadie.

La unión con uno mismo para disfrutar del entorno y de su gente

El conocerse a uno mismo, saber cuáles son los miedos que nos definen, cuáles nuestras virtudes y dónde están nuestros límites son los caminos más poderosos para la autoaceptación.
Lo creamos o no, este es un concepto al que no todo el mundo suele llegar. La autoaceptación es el primer peldaño para ejercer unas relaciones positivas y enriquecedoras.
Quien se acepta a sí mismo acepta a los demás, y ello hace que no espere que el resto llene sus vacíos, eleve su autoestima o le traiga alegrías cuando lo asaltan sus miedos.
Las personas humildes no esperan nada de nadie, lo esperan todo de sí mismas. Así es como pueden ofrecer lo mejor a los demás, evitando las clásicas decepciones que muchos de nosotros nos solemos llevar.


El camino hacia la sencillez

Señalábamos al inicio que es muy común que, en un momento, dado a lo largo de nuestro ciclo vital, demos ese paso hacia la humildad.
Lo hacemos porque nos sentimos sobrecargados por este mundo marcado por la competición y por un ritmo acelerado que nos aleja de las cosas más importantes: el bienestar, la calma, la serenidad, los amigos, la familia y, por supuesto, nosotros mismos.
Algo tan esencial como recordar que “menos es más” nos puede ayudar a priorizar lo que de verdad puede hacernos felices.
Los actos sencillos son los que poseen autenticidad de sentimiento y pureza de corazón: la caricia del ser amado, la risa de nuestros hijos, una conversación con los amigos, un paseo por la playa, hacer un favor a cambio de nada…


Estamos seguros de que, a tu alrededor, tienes a más de una persona de alma sencilla y excepcional que enriquece tu vida. No la pierdas, son luces en la espesura de esta modernidad, en ocasiones, demasiado compleja, que nos sirven de ejemplo e inspiración.

Son faros de riqueza emocional y humildad que alumbran nuestros senderos. Vale la pena imitarlas.

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sábado, abril 23, 2016

Sé agradecido con todos

En una ocasión, un hombre vino a Buda y le escupió a la cara. Sus discípulos, por supuesto, estaban enfurecidos. Ananda, el discípulo más cercano, dirigiéndose a Buda, dijo:

—¡Esto pasa de la raya! —Ananda estaba rojo de ira.

Y prosiguió:
—¡Dame permiso para que le enseñe a este hombre lo que acaba de hacer!

Buda se limpió la cara y dijo al hombre:

—Gracias. Has creado un contexto en el que he podido comprobar si todavía puede invadirme la ira o no. Y no puede. Y te estoy tremendamente agradecido. Y también has creado un contexto para Ananda: esto le permite ver que todavía puede invadirle la ira. Muchas gracias. Te estamos muy agradecidos, y de vez en cuando, estás invitado a venir. Por favor, siempre que sientas el imperioso deseo de escupirle a alguien, puedes venir a nosotros.

Fue una conmoción tal para aquel hombre. No podía dar crédito a sus oídos. No podía creer lo que estaba sucediendo. Había venido para provocar la ira en Buda y había fracasado.

Aquella noche no pudo dormir, estuvo dando vueltas en la cama y no pudo conciliar el sueño. Los pensamientos le perseguían continuamente: el escupir a Buda, una de las cosas más insultantes, y el que Buda permaneciese tan sereno, tan en calma.

A la mañana siguiente, muy temprano, volvió precipitado, se postró a los pies de Buda y dijo:

—Por favor, perdóname. No he podido dormir en toda la noche.

Buda respondió:

—No tiene la menor importancia. No necesitas pedir perdón por algo que ya no tiene existencia. Ha pasado tanta agua por el Ganges.

Buda estaba sentado a la orilla del Ganges, bajo un árbol y le mostró al hombre:

—Mira: discurre tanta agua a cada momento. Han pasado veinticuatro horas; ¿por qué cargas con algo que ya no existe? No pienses más en ello. Y además, yo no te puedo perdonar, porque, en primer lugar, no llegué a enojarme contigo. Si me hubiera enojado, te podría perdonar. Si necesitas perdón, pídeselo a Ananda. Échate a sus pies. Él lo disfrutará.

Con aquellos que te han ayudado, con aquellos que te han puesto obstáculos, con aquellos que han sido indiferentes contigo. Sé agradecido con todos, porque todos juntos están creando el contexto en el que nacen los Budas, en el que tú puedes convertirte en un Buda.

Carga con toda la responsabilidad. Sé agradecido con todos.

Ahora que ya nadie, excepto tú, es responsable de tu miseria; si todo es tu propia creación, entonces, ¿qué queda?

Todo el mundo está contribuyendo a crear la situación para que tú te transformes; incluso aquellos que piensas que te están poniendo trabas, incluso aquellos que piensas que son tus enemigos. Tus amigos, tus enemigos, la buena gente y la mala gente, las circunstancias favorables, las circunstancias desfavorables, todo junto está creando el contexto en el que puedes transformarte y convertirte en un Buda. Sé agradecido con todos.

Cuando el mal llene los universos animados e inanimados, transforma las malas circunstancias en Camino Bodhi.

Esta es la alquimia budista: todo el mal puede transformarse en Camino Bodhi, el camino de convertirse en un buda. El mal no está en tu contra, solamente no sabes cómo usarlo.

El veneno no es tu enemigo, solamente no sabes cómo hacer de él medicina. En manos sabias, el veneno se vuelve medicina; en manos ineptas, la medicina puede hacerse veneno. Todo depende de ti, de tu ingenio.

En este sutra hay que comprender tres cosas para poder transformar las condiciones adversas en Camino Bodhi y poder alcanzar bodhichitta, la mente, la no-mente de un buda.

La primera es: no opongas resistencia al mal.

Este es un proverbio de Jesús.

No opongas resistencia al mal. Esto es lo primero si quieres absorber el mal en tu corazón y transformarlo. Si resistes, ¿cómo vas a transformarlo?, acéptalo.

Jesús repite una y otra vez: « Si alguien te golpea en una mejilla, ofrécele la otra también» y «Ama a tus enemigos como a ti mismo.»

Este es un enfoque budista, ésta es la contribución de Buda al mundo, porque ésta es la alquimia interna. Acepta el mal, no le opongas resistencia, no luches contra él, no te enojes con él; absórbelo, porque el mal puede ser transformado en bien.
El arte de transformar el sufrimiento, el dolor, el mal, en algo bueno, es el arte de ver la necesidad de lo opuesto. La luz puede existir sólo si la oscuridad existe. Son complementarios, son los dos polos de una misma cosa. Entonces ¿por qué odiar la oscuridad? Sin la oscuridad no habría luz, así que aquellos que aman la luz y odian la oscuridad están en un dilema; no saben lo que están haciendo.

El santo es posible sólo por el pecador. Por eso, Buda dice no odies al pecador, él hace posible la existencia del santo.

Viendo esto, uno ni se apega a lo bueno ni se separa de lo malo. Uno acepta los dos como parte integrante de la vida. En esa aceptación puedes transformar las cosas. Sólo mediante esa aceptación es posible la transformación.

Y antes de que puedas transformar el sufrimiento tendrás que convertirte en el testigo; ése es el tercer punto.

Primero: no opongas resistencia al mal.

Segundo: saber que los opuestos no son opuestos, sino complementarios inevitablemente unidos. Así que no hay elección.

Y el tercero es: sé el testigo, porque si eres el testigo de tu sufrimiento serás capaz de absorberlo. Si te identificas con él no podrás absorberlo.

En el momento en que te identificas con tu sufrimiento quieres desecharlo, quieres quitártelo de encima; es tan doloroso… pero si eres el testigo, entonces el sufrimiento pierde todas las espinas, todos los aguijones. Entonces hay sufrimiento y tú eres el testigo de ese sufrimiento. Eres sólo un espejo. Lo que sucede no tiene que ver contigo.

La felicidad viene y se va, la infelicidad viene y se va; se trata de un espectáculo cambiante; tú simplemente estás ahí, reflejándolo como un espejo. La vida viene y se va, la muerte viene y se va; al espejo no le afecta ninguna de las dos. El espejo refleja sin quedar afectado. En el espejo no quedan impresiones de ninguna de las dos.

Cuando eres el testigo surge una gran distancia. Y sólo en ese observar te vuelves capaz de transformar el metal básico en oro.

Sólo cuando eres el testigo te conviertes en un científico de lo interno, en un observador desapegado. Ahora ya sabes que los opuestos no son opuestos, así que uno puede convertirse en el otro. Entonces no es una cuestión de destruir el mal del mundo, sino de transformar el mal en algo beneficioso; de transformar el veneno en néctar.

La mente común siempre hace a algún otro responsable. Es siempre el otro el que te está haciendo sufrir. Tu mujer te hace sufrir, tu marido te hace sufrir, tus padres te hacen sufrir, tus hijos te hacen sufrir, o el sistema financiero, o la sociedad, el capitalismo, el comunismo, el fascismo, la ideología política dominante, la estructura social; o el destino, el karma, Dios… Cualquier cosa.

La gente elude la responsabilidad de millones de formas. Pero en el momento en que dices que otra persona es la que te hace sufrir, no puedes hacer nada para cambiarlo. ¿Qué puedes hacer?

Cuando la sociedad cambie y venga el comunismo y haya un mundo sin clases, entonces todo el mundo será feliz. Antes de que eso suceda, la felicidad es imposible. ¿Cómo vas a ser feliz en una sociedad que es pobre? Y ¿cómo vas a ser feliz en una sociedad que está dominada por los capitalistas? ¿Cómo vas a ser feliz en una sociedad que es burocrática? ¿Cómo vas a ser feliz en una sociedad que no permite la libertad?



Excusas y excusas y excusas. Excusas sólo para evitar que: «Soy responsable de mí mismo. Ningún otro es responsable por mí; es absolutamente mi responsabilidad. Lo que yo soy, es mi propia creación.»

Y ese uno eres tú. Una vez que se asienta esta percepción: «Soy el responsable de mi vida, de todos mis sufrimientos, de mi dolor, de todo lo que me ha sucedido y de todo lo que me está sucediendo. Lo he escogido así. Éstas son las semillas que sembré y ahora recojo la cosecha; soy responsable». Una vez que esta percepción se convierte en una comprensión natural, todo lo demás es simple. Entonces la vida empieza a dar un giro nuevo, empieza a cobrar una nueva dimensión. Esa dimensión es conversión, revolución, mutación. Porque una vez que sé que soy responsable, sé también que puedo dejar lo que quiera, en cualquier momento, si así lo decido. Nadie puede impedirme que lo deje.

¿Puede alguien impedirme que transforme mi miseria en dicha? Nadie. Incluso si estás en la cárcel, encadenado, preso, nadie puede aprisionarte; tu alma permanece todavía libre.



Osho -
Extraído de The Book of Wisdom - Osho

viernes, abril 22, 2016

7 aprendizajes para ser feliz

El día de hoy debo de agradecerle a Dios por un año más de vida y por las bendiciones que ha traído en este año de crecimiento. También agradecerte a ti que dedicas tiempo de tu día a ver los artículos e imágenes publicados diariamente desde hace más de 3 años, que ha hecho de esta página un proyecto maravilloso para despertar la consciencia del gran poder interior de cada uno, gracias.



El hecho de darle vida a esta página no es el mostrarme como un guía sino el compartir la lucha cotidiana por dejar de poner nuestra felicidad en cosas y personas. Todos somos seres en evolución, todos cometemos errores, tenemos días buenos y no tan buenos, seguimos conociendo nuestras sombras y reconciliándonos con ellas, probamos diferentes caminos y vivimos nuestra espiritualidad desde nuestro ser único e irrepetible.

Aun así me atrevo a compartirte unas ideas que he experimentado en los últimos años sobre los aprendizajes en la vida. En cada paso vamos aprendiendo, la mayoría de las veces lo hacemos a través de golpes en nuestra vida, situaciones dolorosas e imprevistas, otras aprendemos por consciencia, es decir, transformándonos sin necesitar estimulación externa. Te propongo 7 aprendizajes para tomarlos en cuenta cada segundo, no te darán la felicidad que esperas sino que quitarán los obstáculos para que la descubras viva en tu corazón.

1. Aprende a vivir con dolor

La vida tiene momentos de alegría y tristeza, de encuentros y despedidas. Personas que fueron especiales ciertos momentos, periodos o toda nuestra existencia se van por decisión o por circunstancias. Y si esa persona fue muy importante en tu vida por más que vivas el duelo por la relación acabada o por la muerte de ese alguien el dolor seguirá por mucho tiempo, tal vez por el resto de tu vida. Tal vez seas de los privilegiados que pueden estar como si no pasó nada, pero para la mayoría es tarea casi imposible olvidar por completo el dolor de la ausencia y cerrar esa etapa de nuestra vida. Por eso te pido, aprende a vivir con dolor, acéptalo, pero al sufrimiento déjalo fuera. ¿Cuál es la diferencia? Que el dolor se da por un hecho real mientras el sufrimiento es tu lucha mental por no querer aceptarlo, por resistirte a la realidad mediante quejas, enojos, depresión. 

Hace casi 8 meses perdí a mi madre, precisamente en estos días me ha llegado más su recuerdo, por lo general en mi cumpleaños hacía comida especial y me recibía con un abrazo mientras las lágrimas le rodaban por el rostro y me decía que me quería mucho. Su muerte me duele, es algo real. Sé que está mejor ahora que en sus últimos días estando enferma e internada. Acepto que se fue antes de lo que yo quisiera, que me dolió y duele aun su partida pero la dejo ir sabiendo que tengo que seguir viviendo, haciendo lo que me apasiona, disfrutando a los que están vivos a mi lado ya que eso es una manera de honrarla. 

De nada sirve seguir tirado en el suelo llorando, haciendo berrinche, preguntándole a Dios el por qué se la llevó, haciéndome la víctima ante los demás para comprar su lástima. Asume la realidad, si la persona se fue por un accidente, enfermedad o por su decisión acepta la separación, vive tu duelo a tu ritmo, junta tus pedazos y sigue adelante.

2. Aprende a vivir sin culpa ni rencor

¿Cómo podemos resumir nuestra vida sin tomar en cuenta los muchos errores cometidos? No somos perfectos, desde que éramos niños fallamos, a veces con intención y a veces por azares del destino. Viendo las cosas desde solamente la óptica negativa nos la hemos pasado dañando a otros, fracasando, pagando mal el amor o la confianza puesta en uno, siendo mediocres, malgastando nuestros dones, quejándonos de nuestra vida por no atrevernos a cambiarla. Todo esto genera culpa, y la culpa te hace ver terrible, te vuelves tu peor enemigo, te recriminas, juzgas y te etiquetas como una persona sin valor ni merecimientos. 

Esa óptica negativa es un regalo cultural, nos educan para que sea más fácil reconocer nuestros defectos que nuestras cualidades. ¿O no te pasa que cuando te “obligan” a decir algo positivo sobre ti temes que alguien se levante y diga que no es cierto o te tachen de presumido? Si, hemos hecho cosas malas en nuestra vida pero eso no nos hace malas personas. La culpa no sirve para nada, si yo asumo mi culpa es una justificación para seguir fallando o para darme con todo anímicamente hasta que mi autoestima desaparece por completo. Asumir la responsabilidad es el paso a seguir. Cuando me hago responsable de un error indico que lo hecho estuvo mal pero mi autoestima sigue intacta y eso me permite tener las fuerzas para cambiar y ser mejores.

Sea lo que hayas hecho no fue tu culpa, fue tu responsabilidad. Si lo hiciste sin intención reconoce que te equivocaste y aprende para no volver a fallar. Si lo hiciste con intención date cuenta de algo. ¿No te ha pasado que tomas una decisión que en ese momento crees la correcta y tiempo después la consideras un error y ni te explicas porque elegiste aquello? En aquel momento para ti fue lo mejor pero cambiaste tu forma de pensar, sentir y actuar y, al ser diferente, ves las cosas de otra manera. Aquello que realizaste por tu voluntad realmente lo hiciste con lo que tenías en ti, para decirlo de otra manera, lo hiciste estando seguro de que lo estabas haciendo por voluntad pero realmente estabas reaccionando a tu programación, estabas actuando de acuerdo a tus defensas ante el miedo.

Por lo mismo no puedes culparte por estar dormido, hazte responsable y no sigas dañando a los demás por tener miedo a ser dañado, a no ser correspondido, a no ser reconocido. Despierta y actúa en consecuencia. ¿Y el rencor? Pues lo mismo aplica para otros. En este caso la culpa la pones en otra persona, la juzgas por hacerte daño y generas en ti un odio creyendo que eso que está dentro de ti va a perjudicarla. Rencores que guardas por años y muchas veces la persona “responsable” ni es consciente de lo que provocó. Deja los rencores, mira la situación con amor y compasión, si alguien te hizo algún daño puede que no se haya dado cuenta o que haya actuado por su programación. La mayoría de las personas agresivas lo hacen como defensa, prefieren atacar primero a correr el riesgo de ser dañados. 

Así que elimina la culpa y el rencor, libérate de esas emociones negativas y te sentirás más ligero en tu viaje.

3. Aprende a vivir con incertidumbre

Sé que puede sonar mal este aprendizaje. La mayoría de nosotros quiere certeza, seguridad. Buscas un trabajo estable, el no pasar momentos de inquietud, estar relajado y no ansioso. En ningún momento indico que buscar certeza y seguridad está mal, es un gran regalo tener trabajo y planes a futuro. Me refiero al deseo de tener todo controlado, a la obsesión de prever todos los escenarios y tratar de ajustar la realidad de eventos y personas a sus ideas.

Resistirse a la incertidumbre significa pasarse el tiempo suponiendo e imaginando el qué pasaría. Adivinar las reacciones de las personas de acuerdo a tu forma de pensar, a lo que tu harías en su lugar. Desear con muchas ganas que todo suceda como tú quieres, que el clima, la economía, tus jefes, familia, amigos, clientes, la naturaleza y hasta el universo entero cambien sus cursos de acción para ajustarse a tu manera personal de vivir. 

Yo por muchos años tuve una obsesión por el control. Tenía definidos con semanas de anticipación en mi agenda mis actividades y estaban calibradas milimétricamente para ajustarse perfectamente. No contaba con que las personas no eran puntuales, o había tráfico o había llovido y se había cerrado mi ruta pensada, y me generaba un enojo tan grande que se convertía en migraña. Me resistía a la realidad, que no era la misma que mi interpretación mental de ella, y mi cabeza me estallaba sin medida. Me costó trabajo aceptar mi obsesión y dejarla ir poco a poco. Me sentía indefenso al no saber qué iba a hacer en una semana o al día siguiente, aprender a fluir y a no tener todo planeado ni previsto.

Ahora te puedo decir que vivo más relajado, sigo planeando algunas cosas, sigo un horario pero dejo el resto como sorpresa. Aprende a vivir con incertidumbre, déjate sorprender por la vida y las personas, fluye con lo que pasa, suelta la ilusión del control y descubre que cada día es diferente al anterior.

4. Aprende a vivir sin apegos ni expectativas

Vivir sin apegos no significa carecer de posesiones, significa el tener la capacidad de vivir igual con ellas que sin ellas. Te pongo un ejemplo, ¿eres de las personas que cuida su ropa, su celular, su computadora o algo más como si tu vida dependiera de ello? ¿Tienes alguna posesión que el solo hecho de pensar en que se rompa, pierda o te la roben te genera una sensación de malestar en el estómago porque piensas que sería algo terrible? ¿Tienes en tu vida a alguna persona en la cual depositas tu felicidad y tienes miedo a perderla porque piensas que no podrías vivir sin ella?

Si contestaste si a alguna de las preguntas tienes uno o varios apegos. Eso no te vuelve una persona mala, te vuelve una persona normal como todos. Como te decía anteriormente nos han educado con baja autoestima de tal manera que nos creemos seres incompletos, sin valor ni merecimientos y por eso mismo pensamos que las cosas que tenemos y las personas que nos rodean nos pueden dar eso que nos falta. No compramos cosas de marca para poder presumir y estar a la moda, hacemos cosas para darnos un status, buscamos una pareja que sea nuestra media naranja porque necesitamos que alguien nos ame tanto para decirnos que somos importantes, que le damos sentido a su existencia, que nos complete, que nos acepte en su vida y nos permita lidiar con sus carencias y darle valor a su paso por esta tierra.

Vivimos apegados a cosas y personas más el problema se agrava cuando generamos expectativas en ellas y esperamos que no nos fallen. Y todo va bien por un tiempo pero entonces surge alguna situación en la que lo que pasa no corresponde con nuestras expectativas y nos sentimos traicionados, heridos, defraudados. Lloramos de enojo cuando el celular se cae y se estrella la pantalla que nos dijeron que era casi irrompible, cuando el ascenso que nos tenían prometido se lo dan a otra persona, cuando alguien que nos juró amor eterno o nos dijo que éramos el amor de su vida resulta con un defecto que no podemos aceptar o se aleja de nosotros por haber cambiado de intereses. 

No podemos controlar todo lo que pasa, ni lo que piensan, dicen, sienten o hacen los demás. Solo puedes hacerte responsable de ti y dejar en libertad a los demás para que sean como quieren ser. Al poner expectativas buscas mantenerte en tu zona de confort y exigir que la realidad sea como quieres, limitas el crecimiento del otro y el tuyo propio. Aprende a no poner expectativas o por lo menos a que tu felicidad no dependa de ellas. Aprende el difícil arte de decir: “Yo no soy todo lo que esperas ni tú eres todo lo que yo espero, tú eres tú y yo soy yo, cada uno en un ser diferente. Ninguno pertenece al otro ni ninguno necesita al otro para ser feliz ni es responsable de su felicidad, no te pido que seas como yo quiero, te acepto como eres, no me pidas que sea como tú quieres, acéptame como soy”.

5. Aprende a vivir con miedo

El miedo es una emoción natural, nos permite vivir con precauciones pues su objetivo principal es la protección. Por ello no se trata de vivir sin miedo porque el eliminarlo podía ser perjudicial. Imagínate vivir sin miedo a lastimarte o a quemarte, andaríamos cruzándonos la calle sin detenernos o pondríamos la mano sobre la hornilla de la estufa encendida como si no pasara nada. El miedo tiene una razón de ser, el problema se da cuando te paraliza. Eso ocurre por haber vivido una mala experiencia que fue dolorosa para nosotros o porque inconscientemente asociamos una situación o evento con algo no trabajando en la mente (por ejemplo, tener miedo a las alturas, a algunos animales, a estar encerrado, etc).

Me quiero enfocar en dos miedos principales relacionados entre sí: el miedo a ser lastimado y el miedo a no ser amado. Este tipo de emociones nos impiden avanzar en la vida, fueron generados en una etapa anterior en nuestra vida como la niñez o adolescencia donde no habíamos madurado y una situación nos dejó una herida que aparentemente ha cerrado pero que en realidad sigue molestándonos. Trasladamos lo sucedido a nuevas situaciones y personas y creemos que se puede repetir y que de nuevo seamos golpeados por la vida y experimentemos ese dolor insoportable. Existen frases que denotan el miedo a ser lastimado como “no aguantaría un fracaso más”, “no me atrevo a dar un paso más porque si me rechaza me dolería demasiado” y muchas más. 

Los miedos pueden ser identificados a través de sensaciones en el cuerpo o al darse a notar en ciertas circunstancias, pero otras veces se esconden detrás de otras emociones como el enojo. Te decía que las personas que temen ser lastimadas poseen un carácter fuerte y son agresivas como medida de defensa. Yo pertenecía a este grupo, mi carácter era explosivo, dañaba mucho con palabras y mi paciencia era casi nula. Cuando parecía que las dinámicas para controlar el enojo no habían funcionado me vino una situación en la que algo se movió en mí y descubrí que había algo más en lo profundo de mi ser.

Era el miedo a ser dañado, cuando lo acepté vi al niño temeroso que había en mí, ese niño que prefería estar lejos de las personas por no poder confiar plenamente en ellas. Al abrazar a ese niño interior al mismo tiempo abracé al miedo y comenzó a sanar. No te puedo mentir, aún sigo teniendo esa sensación en el estómago cuando me quiero acercar a alguien, respiro profundo y me animo a conocerlo. Trato de no dejar volar mi mente porque si lo hago se le unen otros miedos: el miedo a no ser amado, el miedo a no cumplir con lo que los demás esperan de mí y el miedo a quedarme solo. Todos ellos provienen de un mal manejo de la autoestima, si no te valoras mucho esos miedos se aprovechan y surgen. Mírate con amor, tu mereces que los demás te amen, te respeten, te acepten; no tienes que cumplir las expectativas de otros, sé tú mismo, sigue tu camino con o sin su aprobación; dale tiempo al tiempo, si por ahora no tienes pareja aprovecha el tiempo para trabajar en ti, para ser una mejor persona, alguien completo y recuerda que no necesitas a nadie para ser feliz, la paz, el amor, la felicidad ya están en tu corazón, solo tienes que descubrirlos. Cuando te ames profundamente, atraerás a personas y puede que alguna de ellas sea compatible con tus ideales y se convierta en tu compañera de vida.

6. Aprende a vivir sin complicaciones

Algo que he percibido en mi experiencia y en las pláticas con pacientes en mi consultorio es que nos gusta complicarnos la vida. Pedimos con insistencia a Dios un mejor trabajo, una pareja, dinero para poder comprarnos eso que deseamos y desde que amanece nos ponemos en modo de súplica y de queja. “Yo sé que me amas, si me lo pudieras mostrar con un premio de la lotería, logrando que tal persona me haga caso, quitándome la molestia en la pierna o ¿no quieres acaso que sea feliz?, si yo me porto bien, me lo merezco, o tan siquiera me lo merezco más que mi compañero de trabajo que no hace tanto bien como yo, pero se pudo de ir de viaje a otro país una semana”. Nos enfocamos en lo que nos “falta” y olvidamos las muchas bendiciones que tenemos.

Desde este momento podemos ser felices porque es cuestión de actitud. Primero agradece, después vuelve a agradecer y por último agradece que tienes que agradecer. Disfruta tu vida, tu día a día, agradece las cosas buenas y también las no tan buenas. Por experiencia te digo que lo que hace algunos años fue una maldición ahora es para mí es una de las mayores bendiciones de mi vida. Así que fluye con los eventos de tu vida, obtén un aprendizaje de todo y ponlo en práctica. Abre tu mente a nuevas cosas, lee, sal de tu rutina y no te quedes con las ganas de hacer algo, aprovecha tu vida y regálate bellos momentos.

Pero también te digo, mantén tu vida simple, no te busques problemas gratis, no te pongas en situaciones que puedan crear malestar y dolor a otros, mantén el equilibrio entre tus derechos y los derechos de los demás, sigue el mandamiento del amor y frena el impulso de hacer o decir algo de lo que después te puedas arrepentir. 

Vivir simple para mi significa estar relajado, que no te veas afectado por personas y eventos, que dejes atrás preocupaciones y nostalgias. Porque por más que te preocupes por algo no vas a conseguir que salga mejor si no está en tus manos, por más que recuerdes una y otra vez algo no dejará de ser pasado. Conoce tus límites y solo haz lo que te corresponde, no asumas responsabilidades que no son tuyas y deja a cada quien su vida y sus aprendizajes. Tú has logrado aprender dado que experimentaste en carne propia el dolor y la alegría, deja que cada uno lo experimente, por más que quieras salvar a alguien de los tragos amargos de la vida los tendrá que pasar, así que identifica bien el hecho de acompañar a otros y vivir por otros porque muchas veces terminas cargando sus problemas y dejando de lado el disfrutar tu propia vida.

7. Aprende a vivir con libertad y amor 

Considero que el último aprendizaje es una suma de los anteriores. Vivir con libertad y amor es el máximo logro al cual podemos aspirar. Despojarnos de las cadenas del apego, la culpa, el miedo, el sufrimiento, las expectativas, el rencor y todos aquellos aspectos que nos hacen pensar que sufrimos es llegar a la iluminación y para ello el camino es el amor. Comienza amándote a ti mismo, vuélvete tu persona favorita, sonríete en el espejo, complace tus antojos, cuida tu salud con alimentación, ejercicio y no guardando emociones negativas. Después amplia ese amor hacia los demás, da ejemplo de ser una persona coherente entre tus palabras y los hechos, lucha por estar presente ofreciendo una mano, tratando con compasión y respeto al otro; siendo buen padre, hijo, esposo, hermano, amigo, compañero. Mira en el otro al mismo poder superior que está en tu corazón, crea armonía a tu alrededor y comparte tus aprendizajes con otros. 


Deseo que tu vida sea plena, que tu mente transcienda las ilusiones que nos atan y que tu espíritu se llene de dicha y paz cada segundo de tu existencia. Bendiciones para ti y tu familia, a seguir aprendiendo juntos.


Wilmer Ramírez




jueves, abril 21, 2016

Las ocho edades del hombre, según Erik Erikson

Erik Erikson fue un psicoanalista estadounidense que elaboró una teoría sobre el desarrollo de la personalidad, de amplia aceptación y difusión. Aunque en un principio partió de los conceptos de Freud, se distanció de este al considerar que la influencia cultural tenía mucha mayor importancia de la que le había otorgado el padre del psicoanálisis.



Todos atravesamos por situaciones de crisis durante nuestra vida y acostumbramos a verlas como algo negativo. Sin embargo, para Erick Erikson las crisis son procesos necesarios que conducen a la evolución y el cambio. Son circunstancias que nos permiten trascender, crecer y tomar conciencia acerca de nosotros mismos. Erik Erikson señala que el tránsito por la vida se compone de ocho edades o ciclos y que cada uno de estos está marcado por un conflicto específico.

“Con veinte años todos tienen el rostro que Dios les ha dado; con cuarenta el rostro que les ha dado la vida y con sesenta el que se merecen.”
-Albert Schweitzer-

Indica que los seres humanos evolucionamos y permanentemente estamos adquiriendo nuevos conocimientos y experiencias a lo largo de nuestra existencia. De no ser así, se producirán bloqueos en algunas etapas de desarrollo. Algunas personas se niegan a madurar, mientras que otras se ven abocadas a crecer precozmente. Todo esto dependerá, en gran medida, del contexto en el que cada uno crezca.

Las edades del hombre desde la perspectiva de Erikson

Las ocho etapas en el desarrollo humano, según Erik Erikson, son las siguientes:

1. Confianza básica Vs. Desconfianza básica. De 0 a 1 año

El recién nacido establece una relación de dependencia, especialmente con su madre. En ella encuentra la satisfacción plena de sus necesidades. Dichos cuidados garantizarán paulatinamente, el aprendizaje y desarrollo de su confianza, si sus requerimientos básicos son coherentemente atendidos.

A medida que sus sentidos evolucionan, el bebé reconocerá su entorno como familiar. Se aventurará ysu primer gran logro será no experimentar ansiedad en ausencia de la madre, superar el miedo a ser abandonado por ella. De lo contrario, será un ser escéptico y desconfiado.

2. Autonomía Vs. Vergüenza y duda. De 1 a 3 años

Durante esta etapa el niño adquiere autonomía para desplazarse de un sitio a otro. Pegar o llorar constituye el lenguaje para obtener lo que desea. Si el contexto del niño no responde completamente a las necesidades que experimenta, aparecerá la duda sobre sí mismo y el temor a tomar la iniciativa.

La vergüenza en el infante se expresa como una necesidad de no ser visto, de ocultar su rostro, algo que tiene como consecuencia las rabietas y los llantos, o diferentes manifestaciones de desbordamiento emocional. El control exterior debe ser firme y tranquilizador para que aparezca la autonomía.

3. Iniciativa Vs. Culpa. De los 3 a 6 años

Si hay algo que distingue a un niño en esta etapa es su iniciativa. Especialmente durante el juego, descubre los roles más significativos para él y los representa. El niño necesita identificar y proyectar su rol en el mundo. La iniciativa a esta edad, consiste en la planificación de ese rol social que actúa.

La rivalidad y los celos también pueden aparecer en esta etapa. El niño quiere ser tratado como alguien especial y rechaza cualquier deferencia de la madre hacia otros. Si no recibe un trato relativamente privilegiado, desarrolla culpa y ansiedad.

4. Industriosidad Vs. Inferioridad. De los 6 años hasta la adolescencia

Durante este lapso el niño tiene una vida escolar. Independientemente de que se sienta a gusto o insatisfecho, el niño empieza a obtener reconocimiento por lo que hace en ese nuevo entorno. Está en disposición de adquirir nuevos conocimientos y habilidades o, dicho de otra manera, de volverse productivo.

Nuestra cultura ha adquirido altos niveles de especialización que la hacen compleja y limitan la iniciativa del individuo. El riesgo en esta etapa radica en que cuando no hay suficiente reconocimiento, aparece una sensación de inadecuación que puede conducir a un sentimiento de inferioridad.

5. Identidad Vs. Confusión de rol. Durante la adolescencia

Este periodo se caracteriza por poner en duda todo aquello en lo que se confiaba. Es decir, los conocimientos, las habilidades y las experiencias adquiridas. Todo ello debido a los cambios biológicos que sufre el cuerpo y la crisis de personalidad que esto genera.

A los adolescentes les preocupa la imagen que los demás tengan de ellos y libran batallas constantes entre lo que han sido hasta ahora y lo que serán en el futuro cercano. Presentan confusión en cuanto a su identidad, son idealistas y altamente influenciables. Si atraviesan adecuadamente esta etapa, lograrán construir una identidad sólida. De lo contrario, ensayarán sucesivamente a pretender ser lo que no son.

6. Intimidad Vs. aislamiento

Es el momento en que el joven adulto está en capacidad de establecer compromisos laborales, sentimentales, políticos, profesionales, sacrificando algo a cambio. Si por temor, este joven adulto no logra establecer este tipo de vínculos con el mundo, el peligro subyacente será el aislamiento.

Es la etapa de las decisiones y de los retos para adquirir estabilidad. También es el periodo en donde se afianzan las concepciones acerca del trabajo, la amistad, la familia, etc. Básicamente es en esta etapa cuando se da un paso definitivo hacia la adultez.

7. Generatividad Vs. estancamiento

Erikson se refiere a la generatividad como el deseo en la edad madura de fundar y guiar las nuevas generaciones. Cuando esto no se produce, comienza un proceso de estancamiento personal que está ligado a la sensación de no trascender, de no tener ningún tipo de incidencia en lo porvenir.

Solo cuando las personas se han enfrentado tanto a las derrotas como a los triunfos, han podido procrear o generar ideas y les han dedicado tiempo y cuidado, se puede decir que han madurado gradualmente. Que han alcanzado una experiencia de plenitud.

8. Integridad del yo Vs. Desesperación

La última edad de la vida puede ser una etapa serena o llena de inquietud. Todo depende de cómo se hayan resuelto las edades anteriores. Una persona de edad avanzada debería estar en capacidad de formular una valoración sabia de su época, en la que primen el reconocimiento de lo real y la comprensión del mundo.

Hay integridad si en esta edad se pueden combinar la reflexión y la experiencia. En caso de que se traigan conflictos sin resolver o etapas que no se superaron, lo usual es que aparezca un profundo miedo a la enfermedad, al sufrimiento y a la muerte.

Edith Sánchez