En esencia, todo el esfuerzo espiritual es una cosa muy simple: La espiritualidad trata esencialmente sobre el despertar al conocimiento intuitivo de la unidad y la disolución de nuestro apego a la consciencia egoica. Al decir que la espiritualidad es algo muy simple, no quiero dar a entender que sea una tarea fácil o difícil. Para algunos puede ser muy fácil, mientras que para otros puede ser más difícil. Hay muchos factores e influencias que desempeñan un papel en nuestro despertar a la realidad última, pero los factores más importantes por el momento son la sinceridad, la atención enfocada (1), y el coraje.
La sinceridad es una palabra que utilizo a menudo en la enseñanza para transmitir la importancia de estar arraigado en las cualidades de la honestidad, la autenticidad y la genuinidad. No puede haber nada falso o artificial en nuestras motivaciones si queremos despertar plenamente a nuestro estado natural e integral de la conciencia unificada. Mientras que las enseñanzas y los maestros pueden señalarnos “la paz más allá de toda comprensión“ que mora en nuestro interior, sin embargo siempre vamos a viajar a lo largo del hilo de nuestra sinceridad interior, o la falta de la misma. Porque el ego es inteligente y hábil en los métodos del engaño, y sólo la honestidad y la autenticidad de nuestro inefable ser están más allá de su influencia. A cada paso y con cada respiración se nos da la opción de actuar y responder, tanto interior como exteriormente, al condicionamiento de la consciencia egoica que valora el control y la separación por encima de todo, o a la conciencia intuitiva de la unidad que reside en el silencio interior de nuestro ser.
Sin sinceridad es muy fácil, incluso para las más grandes enseñanzas espirituales, llegar a convertirse en poco más que juguetes de la mente. En nuestro mundo tan cambiante de soluciones rápidas, grandes promesas y cortos espacios de atención, es fácil mantenerse en un nivel muy superficial de consciencia, sin siquiera saberlo. Mientras que el estado despierto está siempre presente y más cerca que tus pies, tus manos o los ojos, no se puede abordar de una manera casual o insincera. Hay una razón por la que los buscadores de todo el mundo tienen instrucciones de quitarse los zapatos y aquietar sus voces antes de entrar en espacios sagrados. El mensaje que se transmite es que nuestro ego debe ser “apartado y aquietado” antes de que se nos conceda el acceso a lo divino. Todos los intentos de nuestro ego por controlar, reclamar y suplicar a la realidad no tienen ninguna influencia sobre ella más que para hacernos la vida más difícil y conflictiva. Pero una mente abierta y un corazón sincero tienen el poder de asegurarnos el acceso a la realización de lo que siempre ha estado presente todo el tiempo.
Cuando la gente le preguntó al gran sabio hindú Nisargadatta cuál pensaba él que era la cualidad más importante que había que tener para despertar, él dijo: “seriedad.” Cuando eres serio, eres a la vez sincero y uni-focalizado; ser uni-focalizado significa mantener tu atención en una sola cosa. He encontrado que lo más difícil de hacer para la mayoría de los buscadores espirituales es mantenerse enfocado en una cosa durante mucho tiempo. La mente salta de un lado a otro con sus inquietudes y dudas a cada momento. Raramente se queda con una pregunta un tiempo lo suficientemente largo como para profundizar en ella. En la espiritualidad es muy importante no dejar que la mente egoica se mantenga saltando de una preocupación a otra como un perro sin entrenamiento. Recuerda, el despertar tiene que ver con la realización de tu verdadera naturaleza y la disolución de todo apego a la consciencia del ego.
Mi abuela, que falleció hace unos años solía decirme en tono de broma: “Envejecer no es para los débiles”. Ella era muy consciente de los desafíos de un cuerpo envejecido, y aunque ella nunca se quejó ni sentía ninguna compasión por sí misma, sabía de primera mano que el envejecimiento tiene sus retos, así como sus beneficios. Mi abuela tenía coraje en su interior, que le ayudó mucho mientras se acercaba el final de su vida, y me siento feliz al decir que cuando murió, lo hizo de buena gana y sin miedo. De forma similar el proceso de entrada a un despertar completo y maduro requiere de coraje, ya que no sólo nuestra visión de la vida, sino la vida misma se transforma para alinearse con la visión mística interior. Un corazón sincero es un corazón vigoroso y valiente dispuesto a rendirse ante la gran extensión desconocida del Ser –una extensión que la mente egoica no tiene forma de saber o entender.
Cuando la conciencia de uno se abre más allá del estado de sueño de la consciencia egoica hacia la infinita nada de la conciencia intuitiva, es común que el ego sienta mucho miedo y terror mientras se inicia esta transición. Aunque no hay nada que temer acerca de nuestro estado natural de Ser infinito, este estado está más allá de la capacidad de entendimiento del ego, y como siempre, los egos temen lo que no entienden y no pueden controlar. Tan pronto como nuestra identidad abandona el ámbito del ego y asume su lugar legítimo como la nada/totalidad infinita de la conciencia, todo el miedo se desvanece de la misma manera que cuando nos despertamos de una pesadilla. De la misma manera en la que me dijo mi abuela, “Envejecer no es para los débiles”, también puede decirse que la transición desde el estado de sueño al estado despierto y maduro requiere coraje.
La sinceridad, la atención enfocada y el coraje son cualidades indispensables para despertar del estado de sueño del ego a la paz y la tranquilidad del Ser despierto. Todo lo que queda por hacer es vivirlo.
Por Adyashanti
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