Sé que suena a un cliché, pero cuando se acerca el propio cumpleaños consciente o inconscientemente uno empieza a repasar su vida, evalúa momentos, etapas; trata de evitar la nostalgia y el pensar que se te ha ido la vida sin darte cuenta. Eso sucede más cuando llegas a otra década en tu vida, en mi caso, cumplir 40 años. Y no es que le tema a “la crisis de los 40” o tal vez la crisis me llegó un poco antes; la cuestión es que hoy intento hacer un balance de mi vida más benévolo, dejando al crítico a un lado y tratando de valorar más los avances que las cosas pendientes.
Tal vez has pasado por lo mismo, sensibilidad en los días previos, emociones encontradas al escuchar a otros mencionar que se aproxima tu cumpleaños, por un lado entusiasmo porque ya va a llegar el día y por otro, cierto miedo por no saber si será otro día más y si la mayoría de las personas que te dicen que eres importante en su vida se acordarán. Tu mente yéndose automáticamente hacia lo que te falta, lo que has dejado de hacer, a decirte que estás más viejo, comparándote con amigos o conocidos de la misma edad en donde muchas veces sales perdiendo por no ser tan popular, exitoso, pudiente económicamente; recordándote tus fracasos, las promesas y propósitos sin cumplir; haciéndote consciente que eres mortal y que en cualquier momento puedes dejar este mundo y que no has aportado lo suficiente al desarrollo de los demás y la lista sigue, sigue y sigue.
Pues bueno, te propongo acompañarme a hacer un balance más positivo de ti mismo para que ese cumpleaños (o cualquier día) cobre otro sentido:
1. Antes que nada desconecta tu mente negativa o por lo menos bájale todo lo que puedas al volumen de su voz. Ya tendrás mucho tiempo para autoflagelarte pero por ahora dale un tiempo libre. Observa tus pensamientos y cuando percibas que es uno negativo hazlo consciente, no le sigas el juego y déjalo ir. Sí, es difícil, pero no por ello desistas, controla tus pensamientos y déjalos que fluyan.
2. Agradece las bendiciones en tu vida. Repasa las áreas de tu vida y agradece cada logro, persona, situación. Agradece por tu familia, tus amigos, tu trabajo, tu pareja, tu salud, tus posesiones; por tener que comer y donde vivir; pero también agradece lo no tan bueno, aquellas cosas que han sido difíciles de digerir en algunos momentos o que han tambaleado tu existencia por el aprendizaje obtenido o por obtener. Sé que suena a locura y tal vez te preguntarás ¿por qué tengo que agradecer una enfermedad, un momento traumático, un fracaso? Porque te hicieron ser como eres, te sacaron de tu zona de confort y te moldearon, fortalecieron, sensibilizaron. Algunos somos afortunados porque hemos podido mirar hacia atrás y ver como se fueron conectando ciertos puntos hasta marcar un camino que nos lleva a nuestra situación actual. Yo por ejemplo, después de mucho tiempo de procesarlo, puedo agradecer mi infancia y adolescencia cargada de soledad y tristeza porque me hizo más consciente de las necesidades emocionales de cada persona y reconocer su historia personal. Ahora me detengo con más facilidad antes de juzgar a los demás porque acepto que no conozco todo lo que pudieron pasar en sus vidas y que los ha llevado a ser como son actualmente. Agradezco la migraña que sufrí durante 20 años porque me hizo darme cuenta de que tenía un trasfondo emocional, trabajar para no resistirme a las situaciones de mi vida, perder la obsesión por controlar cada evento y persona dejando las cosas fluir libremente y solo dedicarme a lo que ocurre dentro de mí. Agradezco mi fracaso matrimonial, porque me hizo darme cuenta de que tenía asuntos pendientes sin cerrar en mi pasado y que fueron una bomba de tiempo que estallaron dañando la relación, que me forzaron a confrontarlos, asimilarlos y aceptarlos. Agradezco los meses de depresión después de mi separación porque me hicieron acercarme a Dios de una forma más personal, dejar de hacerme la víctima y sentirme ofendido porque los eventos no salen como quiero; porque me hicieron poner mi vida en manos de algo mayor, dejar de preocuparme tanto por el futuro, confiar en que las cosas saldrán bien y querer seguir caminando con fe a pesar de que no sé bien hacia donde voy.
Esto requiere un trabajo previo de perdonar y perdonarse, aceptar (confiando) que el daño hecho por otros para ti no fue de manera personal ni intencional al igual que lo que hiciste mal y que dañó a otros fue involuntario, resultado de tus circunstancias, programas mentales y no de una forma consciente y controlada sino solo una reacción a lo que en ese momento creías tu realidad. No te estreses si hay pocas circunstancias pasadas que agradecer porque apenas estás empezando ese proceso, date tiempo y deja esas heridas que aun te lastiman para trabajarlas posteriormente.
3. Reconoce los avances que has hecho a través del trascurso de los años. Bien puede ser tomar solamente el último año si estás acostumbrado a hacer corte de caja o por periodos mayores. La intención es que valores lo que has trabajado, aun no pienses en lo que te falta por hacer, dedícate ahora a darte un apapacho, una palmada en la espalda por lo bien que lo has hecho. ¿Por qué es importante que valores el proceso y no solo la situación a la que has llegado? Cuando preguntan que en escala del 1 al 10 qué número le pondría a mi grado de satisfacción con mi vida yo pienso en un 6. Sí, yo reconozco que aún me falta mucho por andar y tal vez si lo dijera las personas pudieran pensar que he avanzado poco. Pero si para mí yo empecé en un -5 toma otra dimensión porque además valoro un gran avance en mi vida, bien sé que el -5 es solo una percepción individual pero si tu detectas que has mejorado tu estado de ánimo, tus reacciones impulsivas, tu sociabilidad, tu responsabilidad; has logrado una mejor relación con tus hijos, ser más cariñoso con tu pareja, ser más paciente con tus colegas del trabajo; adquiriste el hábito de hacer ejercicio, leer, meditar, comer balanceado; te reconciliaste con algún amigo o familiar, cerraste un ciclo en tu vida o comenzaste otro, te acercaste a Dios, mejoraste en el trabajo, cumpliste un sueño, es bueno que lo reconozcas y que te animes a seguir adelante, a conseguir cada vez más. Felicítate, mírate en el espejo y sonríe, siéntete satisfecho, ámate y haz algo para consentirte y mostrarte que vale mucho.
Uno nunca alcanza la perfección por lo que siempre hay margen de mejora y hay que seguir trabajando diario por ser una persona integral.
4. Fíjate nuevas metas realistas para trabajar. Ya que reconociste lo avanzado cierra los ojos e imagínate una mejor vida, cómo te gustaría ser, qué te gustaría hacer, qué te gustaría que pasara con tu vida, etc. Ahora selecciona aquellas cosas a tu alcance, las pequeñas que al cumplirlas te lleven a tus deseos, que puedas medir y comparar con lo que ocurre actualmente y escríbelas en un lugar que puedas ver cada día para que siempre las tengas presentes. Sé realista y concreto, por ejemplo pudiera desear tener muchos amigos pero si yo me doy cuenta de que soy muy introvertido lo más congruente sería desear y trabajar por tener mayor apertura a los demás, intentar decir lo que pienso y siento, ir a reuniones y lugares sociales, vencer el miedo y acercarme a nuevas personas; acciones que me llevarán a formar nuevas amistades. Si deseo mayores ingresos para vivir con comodidad más yo sé que por más que decrete a diario al momento de que llega el momento de pagar deudas me sigo poniendo tenso y ansioso por no saber de dónde sacar el dinero lo más congruente sería desear y trabajar en mis programas mentales de abundancia y merecimiento, esforzarme por dar un mejor servicio en mi trabajo, animarme a probar otras formas creativas de trabajo, decidirme por hacer algo que a mí me apasiona, administrar mejor mis ingresos; acciones que me brinden más ingresos o una mejor situación económica.
Enfócate en los pasos en lugar del destino. Trabajando en esos detalles verás que se logran tus objetivos.
5. Comienza a actuar para realizarlos. Ve día a día, date ánimo si consigues un avance y tómalo con calma si hay un retroceso o si las cosas no salieron como esperabas. Cárgate de energía en las 4 áreas de tu vida: espiritual, mental, emocional y física. Medita, platica con el ser superior de manera personal o a través de alguna religión, cultívate a través de libros sobre temas de crecimiento, maneja tus pensamientos y canaliza tus emociones, no reprimas sentimientos ni te tragues las emociones, trabaja para aceptarlas y liberarlas, haz ejercicio, cuida tu dieta, diviértete, disfruta la vida, rodéate de gente positiva.
6. Ayuda a otros que están pasando algo similar a lo que pasaste. Bien sabes que no pudiste pasar por esas crisis solo. Hubo gente que te apoyó y que gracias a su cariño, consejos, acciones te facilitaron levantarte y volver a caminar. Ahora es tu turno, todos tenemos problemas y necesitamos de otros. Desarrolla tu empatía y tu capacidad de escucha, abre tu corazón y ofrece tu mano a quien lo requiera. Para muchas personas con el gesto de ser escuchadas se abre su cielo cargado de nubes negras y comienza a salir el sol, cuenta tu historia no como una manera de soberbia sino como un modo de hacer sentir a otro que hay una salida, que por más que todo se vea terrible hay esperanza. Haz actividades que ayuden a otros, alguna acción de caridad, de servicio a la comunidad, de proporcionarles conocimientos a otros. Cuando estuve deprimido hubo personas que me ayudaron de diferentes maneras, algunos me daban despensa para que pudiera comer algo, otros me acercaron a los ángeles, a la meditación, a libros, películas o frases que me motivaban, otros me escuchaban y me daban consejos. Al ir saliendo de esa situación decidí que era mi turno. Desde hace 2 años comencé un blog de temas espirituales donde recopilo artículos y publico imágenes motivacionales, muchas personas han comentado que les ha llegado algo en el momento indicado, sus gracias me animan a cada día seguirlo haciendo y verlo como una misión. También comencé a dar reiki y el hecho de ayudar a la gente y conocer sus historias me llenan y me hacen seguir agradeciendo mi evolución. Tú encontrarás tu manera, anímate y comparte lo que sabes.
Espero que estos puntos te puedan servir a vivir un cumpleaños mejor. No necesariamente puede ser en ese día, lo importante es el proceso de ir hacia lo positivo y llenarte de buena energía. Te deseo lo mejor. Que Dios te bendiga.
Wilmer Ramírez Valdez
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