En el afán de re-conocer a los ángeles o de afianzar nuestra relación con el mundo sutil, podemos fácilmente lograr el efecto contrario, es decir, entorpecer el flujo natural de comunicación divina.
Superado el primer obstáculo, que casi siempre tiene que ver con la ansiedad, el estrés y la expectativa por la manera en que se desea que las manifestaciones ocurran, le sigue el hecho de aprender a reconocer las señales de su presencia y a entender lo que ellas significan. De eso, ya he escrito antes. Te puedes remitir a la reflexión titulada: “Aprendamos a reconocer las señales angelicales”, con fecha 20 de junio de 2010.
Como cada ser humano tiene su manera personal de vincularse con sus ángeles, es indispensable determinar ese mecanismo por el cual se recibe guía divina; ya sabes, puede ser más de uno.
El objetivo ahora entonces, ya no es identificar el canal o los canales principales para cada uno (clarividencia, clariaudiencia, clariconocimiento, clarisentimiento). Aspiro a que ya lo hayas hecho. Lo que hoy busco es ayudarte, a grandes rasgos, a que afines tus sentidos espirituales y presentarte los arcángeles que se asocian a cada uno de ellos.
Cuando empezamos a “trabajar”, por así decirlo, con nuestros guías celestiales, nuestro interior se transforma. Nos sentimos acompañados, encontramos pruebas de su presencia a nuestro alrededor y experimentamos sentimientos profundos de conexión con todo. Siempre aconsejo que involucremos a los ángeles en lo que hacemos para que nos orienten y apoyen en cada paso que emprendamos. Hasta ahí, nos queda sencillo a la mayoría.
Las cosas se comienzan a complicar cuando queremos discernir sus mensajes. “Es que les hablo pero no me contestan”, expresan algunos de los pacientes. Bueno, Dios y los ángeles, siempre nos responden. Somos nosotros quienes no comprendemos, porque condicionamos todo, el tiempo, las variables, la forma, el medio y los resultados. Limitamos de manera increíble al cielo para que obre.
Al igual que cuando entablamos una nueva relación con un amigo, poco a poco vamos conociendo la forma como interactúan los ángeles con nosotros y a interpretar su guía. Afinar la visión, el oído, la intuición y las sensaciones espirituales es tu compromiso y tarea. Como todo, requiere de tu completa disposición, participación y práctica.
En general, para desarrollar tus habilidades psíquicas apóyate en tus ángeles de la guarda y en el arcángel Raziel. Pide y permite su ayuda. Obviamente, se requiere un trabajo de tu parte para que tu ser interior esté en orden, tu energía en armonía y tus centros espirituales marchando. Lo bonito es que de todo esto se encargan ellos mismos. Es un trabajo en conjunto, conformamos un equipo unido en perfección.
Para empezar, si el don que quieres enriquecer es la clarividencia (arcángeles Rafael y Jeremiel) empieza por llevar un diario de tus sueños, en el cual debes anotar tan pronto como despiertes, lo que recibiste mientras dormías. Dibuja haciendo un esbozo rápido o escribe palabras claves.
Otro ejercicio para hacer, es visualizar cuando hables por teléfono, el color que tu interlocutor está vistiendo, o prender el televisor, sin mirar la pantalla y cerrar tus ojos para conectarte con la imagen y discernir por ejemplo, el color o el corte del cabello de la persona, si lleva anteojos o cualquier otro detalle. No es cuestión de adivinar ni de atinar. Tampoco es para desanimarse o retar a nadie.
Cuando lo que quieres es pulir tu clariaudiencia (arcángeles Zadquiel y Gabriel) es vital trabajar el silencio interior, mermando el volumen del parloteo habitual de la mente, meditando, anclándote en el aquí y el ahora. Maravilloso es, por ejemplo, caminar advirtiendo los sonidos de la naturaleza, notando, sin emitir juicio alguno, todo lo que tu alrededor desea transmitirte. En el silencio encontrarás siempre las respuestas.
Conéctate con los arcángeles Uriel y Metatrón para afinar tu clariconocimiento. Aunque en todos los canales el ego trata de meter su parte, en este sentido del conocimiento claro, es donde más fuerza opone. No caigas en su trampa. Intentará manipular para que desconfíes y pienses que lo que recibes es producto de la imaginación. Respira consciente y profundamente, aquieta la mente, pide ayuda al cielo para purificar tus pensamientos y remueve el miedo. Confía en que la guía es real.
Finalmente, para desarrollar la clarisensibilidad (arcángeles Haniel y Chamuel), desde el perdón sana tu corazón y ábrelo para conectarte desde allí. Fuimos creados desde el amor, somos amor. De manera que siente el amor dentro de ti, la presencia cariñosa de los ángeles y advierte las sensaciones que se asocian con los mensajes que te entregan.
Es genial trabajar con un cuarzo rosado que uses a la altura de tu corazón. Ensaya también a conectarte con la energía de las personas, cuando las toques o abraces por ejemplo. Además, advierte la belleza dondequiera que vayas, los aromas y hasta la temperatura.
No necesitas dominar exactamente los nombres de los ángeles a quien acudir, pueden ser los que te mencioné o los que a ti resuenen. No te limites ni limites a Dios. Él conoce perfectamente lo que requerimos. Además ya es claro que los ángeles disponen del ingenio infinito de Dios para enviarnos Sus mensajes. Estamos en buenas manos.
Ante cualquier situación que estés pasando y desees ayuda del cielo, pronuncia algo como:Señor Dios, Tú sabes como me estoy sintiendo, lo que estoy pasando…envíame los ángeles que me pueden ayudar en esto.
Luego, entrega y confía. La ayuda se te proporcionará.
Todos tus sentidos espirituales se afinan en la frecuencia de la conciencia del amor y la unidad. No hay secreto, rebosa en amor y las líneas de comunicación con tus ángeles y el cielo permanecerán constantemente claras y abiertas. No hay duda de ello.
Bendiciones de amor y luz.
Martha Muñoz Losada.
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