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miércoles, noviembre 26, 2014

La vida es transitar

En mi opinión, la vida es transitar, del mejor modo posible, por cada uno de los instantes.

Parece que sólo la vejez trae una consciencia más acertada del tiempo y de su paso imparable.

Se siente entonces una noción un poco dolorosa de que ese momento al que se ha llegado no permite volver atrás, al tiempo en que el ahora pasado era presente vivo, cuando se podía construir o cambiar, cuando la vida se podía llenar en vez de vaciarla.

Si tu infancia ya está cerrada, si se fue ya toda tu juventud, si estás en un momento lúcido en que los años se te han acumulado, pero te dan la opción de administrar bien los venideros, y si ahora eres consciente de que, efectivamente, se van consumiendo los que la vida te presta–y de los que ya no dispones porque los has consumido- es buen momento para parar y dedicar el tiempo que sea necesario a reorganizar la vida -tu vida-, revisar y reeditar la escala de valores -tu escala de valores-, separar lo que es importante por sí de aquello a lo que le otorgas una importancia artificial, tomar el gobierno, decidir, hacer…

Es tiempo de dejar el papel de víctima que acepta sumiso el destino como viene, de imponerte, de revisar tus sueños aletargados –para despertarlos y realizarlos-, de recordar cuáles eran tus ilusiones, de buscar en el cajón de los olvidos aquellas cosas que sí querías de verdad, aquellos buenos propósitos, o todo aquello a lo que renunciaste –por la razón que fuese- y que ahora podrían tomar vida.

Cuando te das cuenta de esto, te quedas sin excusas.

Vivir se convierte en una responsabilidad, y tú eres el responsable.

Ya no cabe la distracción o la mentira.

Ahora se sabe con consciencia lo que se sabía de un modo inconsciente.

Vivir atentamente la vida ahora provocará después unas nostalgias más felices, unos recuerdos dorados acompañados de una sonrisa, y una sensación de plenitud que, más que sensación, será una realidad.



Se trata de plantarse con firmeza ante el futuro, de tomar la decisión más importante y más firme, de tomar las riendas y deshacerse de lastres y temores, de tirar murallas, arrasar barreras, allanar los días y llenarlos de contenido, de sonrisas para sí mismo que también las podrán disfrutar los otros, redecorar la vida, mirarse en el espejo con ojos cariñosos y prometerse nuevas cosas, cada uno las que quiera, pero queriendo las mejores; cada uno su vida, con sus instantes, su gente, sus sentimientos…

¿Qué quiero para mi vida?

Y a esperar respuestas.

Que se explayen y sueñen la mente y los sentimientos.

Mi vida…

Repetir “Mi vida” tantas veces como sea necesario hasta que deje de asustar, hasta que no pese, hasta que sea algo atrayente, valioso, querido…

Mi vida…

Y no parar de repetirlo hasta que una lágrima se dé cuenta de lo que la vida puede ser.

Mi vida…

Repetirlo hasta que un desfile del pasado nos haga darnos cuenta de que es así… está pasado, ha pasado, y has estado físicamente allí, pero… pregunta:

¿Estuve yo?

¿Estuve todo yo?

¿Siempre siendo yo?

¿Estoy todo yo en este ahora?

¿Se queda esta lectura de preguntas en la mente –y has terminado en siete segundos- o las está leyendo el corazón –que te ha hecho pararte en cada una de ellas?

Porque si no sientes ahora mismo en tu interior un conato de firme rebelión es mejor que no sigas leyendo. No te está sirviendo para nada. Estás perdiendo el tiempo. Como tantas veces.

Ya tienes teoría de sobra, y la teoría intelectual puede sugerir, pero si no se despierta esa rebelión en tu interior, y el conformismo y la resignación siguen imperando, esto no dejaría de ser otro buen propósito como esos muchos buenos propósitos que se quedaron en nada porque no dieron el paso hacia la realización.

La vida no es una teoría.

Es una realidad.

Tu realidad.

Y si ahora, en este mismo instante, no te atreves y no te propones firmemente que el próximo minuto sea ya distinto, es posible, muy posible, que te pierdas la oportunidad de vivir bien, de verdad, y a gusto, Tu Vida.

En ese caso, tal vez te veré de nuevo en otro escrito sobre teorías de la vida en el que busques lo que has de buscar dentro de ti. Porque es donde está.

Te dejo con tus reflexiones…

Francisco de Sales

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