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jueves, febrero 18, 2016

Ignorar tus heridas es un error

Todos tenemos heridas, pero ninguna es igual. Algunas heridas las superamos con éxito, mientras otras necesitan un poco más de tiempo para sanar. No es una única variable la que las incluye en un grupo o en otro, sin embargo sí hay algunas que son más comunes que otras. Una de las más frecuentes en la atención que ponemos, precisamente, en la herida.



Deberíamos ya tener interiorizado que ignorar no suele ser la mejor opción, tapar la herida tal y como se produce suele ocasionar que esta -al igual que sucede con las físicas- se infecte. Tarde o temprano, la herida aflora y vuelve a sangrar de nuevo. Es verdad que si la lavamos y la exponemos al principio nos va a molestar más, pero también va a cicatrizar mucho antes.

“Las heridas no significan que perdiste, significan que te importaba lo suficiente para luchar.”
-Anónimo-

El tiempo no curará tus heridas

“El tiempo curará tus heridas” es una mentira que siempre nos dicen, porque realmente el tiempo no cura nada si antes no le has aplicado los cuidados necesarios a la herida. Está claro que el tiempo es un aliado, pero siempre que la herida esté bien cerrada.

¿Cómo sé que la herida está cerrada? Cuando ya no tengas la necesidad de echar nada en cara, cuando todo esté hablado y solucionado, cuando no albergues rencor tu herida se habrá cerrado.Sabrás cuándo estás preparado para tomarte ese tiempo, porque sabrás que una puerta se ha cerrado.

Pero, tomarse el tiempo como algo que sin duda curará tus heridas no es lo mejor. Seguro que tenemos algún ejemplo en nuestra experiencia vital, un momento en el que hemos intentado ignorar el dolor por el temor que nos producía afrontarlo o pensando que carecía de importancia. Sin embargo, también hemos visto como que ignorar una situación hace que vaya a más y cómo la cura ha sido mucho más costosa al final que aquella que temíamos en un principio.

“Hace mucho tiempo aprendí que para curar mis heridas necesitaba tener el valor de enfrentarlas”
-Paulo Coelho-

Cuando dejas pasar el tiempo, tan solo has cubierto con una tirita esa herida para no verla sangrar. Pero, tú sabes que está sangrando, que deberías curarla mejor. Como duele, intentas taparla como sea, confiando en que el tiempo hará lo suyo. Estás en un grave error.

No debes distraerte

La distracción provoca lo mismo que el tiempo. Nos mantiene ocupados mientras tapamos o dejamos de lado eso que tanto nos hace sufrir. Pero, ¿qué ocurre cuando te encuentras solo? ¿Qué pasa cuando no tienes planes con los que distraerte?

La distracción tan solo nos aturde, mientras que en nuestro yo más interno sabemos que estamos sufriendo, que nos duele. Piensa que la distracción es momentánea y que tarde o temprano el dolor volverá sobre nosotros otra vez.

Estas son creencias que nos inculcan, quizás porque cuando estamos distraídos las demás personas nos ven bien, ¡incluso podemos llegar a divertirnos! El problema viene después, cuando toda esa distracción se acaba.

“Curar las heridas y seguir adelante; no es fácil, pero es el camino…”
-Paulo Coelho-

No te distraigas, enfréntate a tu dolor. A nadie le gusta enfrentarse a algo que duele, pero es mejor hacerlo ahora que prolongarlo para que aflore cuando menos te lo esperas. Ahora es el momento. Cura tu herida.

Tienes que ser fuerte

Claro que tienes y debes ser fuerte. En ocasiones, algunas personas dicen que les duele más lo que afecta al corazón que al físico. Es normal. Un dolor físico no nos afecta emocionalmente, en cambio un dolor emocional o sentimental sí.

Tú puedes ser fuerte. Puedes ser fuerte para aguantar y no dejarte llevar por la tentación de las distracciones y del tiempo, porque sabes que esa no es la mejor salida y que cuando el dolor regrese será aún peor.

¿Nunca te han dicho nunca dejes para mañana lo que puedas hacer hoy? Pues puedes aplicártelo en este sentido. Si puedes cerrar hoy esa puerta, hazlo. No lo dejes para mañana por miedo a los “quizás…” o a los “tal vez…”.

“Siempre se ha dicho que el tiempo cura todas las heridas. No estoy de acuerdo. Las heridas permanecen. Con el tiempo, la mente, para preservar su cordura, las cubre con tejido de cicatriz, y el dolor disminuye, pero nunca se va”
-Rose Kennedy-

No caben suposiciones aquí. Está claro que siempre albergamos una esperanza y por eso nos cuesta tanto desprendernos de las trampas del tiempo y la distracción. Pero, ¿sirve de algo? Al final, sabes cuál va a ser el desenlace de todo.

Es importante que te alejes de todo lo que te impide sentarte y enfrentarte a tu herida. Cada vez que la mires dolerá, cuando pienses sobre ella sufrirás. Pero, no te preocupes. Sé fuerte y aguanta. El dolor durará mucho menos si lo enfrentas ahora y no lo postergas. Es el momento de cerrar tus heridas.

Raquel Lemos Rodríguez

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