Tengo miedo al amor porque una vez me hicieron daño y temo enamorarme de nuevo y que me lo hagan otra vez. Tengo miedo a dejar un trabajo que no me gusta porque no sé si encontraré otro trabajo o si lograré pagar mis facturas, tengo miedo de decir lo que pienso y me callo, para evitar que me rechacen o por la reacción que puedan tener los demás, tengo miedo de viajar por si me ocurre algo malo.
Pero amar siempre es un riesgo, cambiar siempre es un riesgo y ser nosotros mismos es una necesidad. ¿Por qué tenemos tanto miedo a asumir ese riesgo? Porque tenemos un sistema de creencias profundamente arraigado, por el que se tiende a generalizar lo que debe hacer feliz, sin considerar que lo que hace feliz a una persona no tiene por qué hacer feliz a otra.
“Algunos padres están dispuestos a hacer cualquier cosa por sus hijos, menos dejarles ser ellos mismos.”
-Bansky-
¿A qué tienes miedo?
Cuando somos niños, no tenemos miedo a muchas cosas, pero a medida que pasa el tiempo, comenzamos a introducir en nuestro cerebro pautas para regir nuestro miedo en base a la experiencia: “me da miedo dejar a mi pareja, aunque soy infeliz porque no sé estar sola/o”, “Me da miedo cambiar de trabajo aunque mi trabajo actual no me gusta nada”…
Pero, imagina por un momento cómo será tu vida dentro de cinco años si no cambias nada. ¿No es cierto que da más miedo el futuro, esa incertidumbre?
“Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo.”
-Mahatma Gandhi-
El hecho de que nos anclemos y no queramos cambiar, se debe a una emoción que es el miedo, pero el miedo como cualquier otra emoción, se puede gestionar y modificar.
Cuando las personas pierden el miedo, hacen con su vida lo que quieren hacer y no lo que otros piensan que tienen que hacer. Por lo tanto, lo primero que es aconsejable hacer, es identificar cuál es el origen de nuestro miedo, para poder hacerle frente.
Miedo al cambio
Muchas veces a lo largo de nuestra vida nos quejamos de multitud de aspectos que nos incomodan, que nos enfadan, que nos hacen infelices, que nos molestan, pero ¿te has preguntado si has hecho algo para cambiar eso que tanto te molesta?
Lo que nos da miedo realmente es el fracaso. No obstante, debemos tener siempre presente que la incertidumbre es parte de la vida y que no podemos saber nunca con exactitud lo que va a ocurrir, por lo que deberemos aprender del fracaso.
Miedo a la libertad
La libertad supone una responsabilidad, ya que no dependemos de otros sino de nosotros mismos, pero ya es hora de que no esperemos a que el trabajo de nuestra vida llegue a nosotros sin hacer nada, a que la pareja que deseamos aparezca por arte de magia. Todo tipo de sueño supone la valentía de asumir la libertad que deseamos. Porque, no lo olvides, ser libre es para valientes.
Miedo a tomar las riendas de nuestra vida
Tenemos miedo a tomar las riendas de nuestra vida y admiramos a quien lo hace, a quien lo deja todo por hacer un viaje alrededor del mundo, a quien deja su trabajo para dedicarse a lo que le apasiona. La pregunta que es necesario hacerse es ¿eres realmente quien quieres ser?
Tomar las riendas de tu vida significa tomar decisiones, las decisiones que te lleven al camino que tú elijas, sin tener en cuenta lo que otras personas entienden que es bueno para ti y para tu vida. ¿Qué es lo que te gusta de verdad? ¿Qué te dice tu corazón? Escucha a tu corazón, él no se equivoca.
¿Eres lo suficientemente valiente para cambiar?
Tomar las riendas de tu vida, dejar atrás los miedos, asumir el riesgo de la libertad, ser responsables de nosotros mismos, son actos de valentía. Todos somos capaces de superar y vivir la vida que deseamos, y necesitaremos una gran dosis de coraje.
Pero una vez que vences el miedo en una parcela de tu vida, tu capacidad de asumir riesgos aumentará, porque serás consciente de que se aprende siempre y de que fracasar es parte de la vida, pero que cada vez que ejercitas tu libertad estarás más cerca de alcanzar tus sueños.
“Tu tiempo es limitado. No lo malgastes viviendo la vida de otros.”
-Steve Jobs-
Lo contrario al amor no es el odio, sino el miedo
Amar es un acto que implica en primer lugar querernos a nosotros mismos, para después poder ofrecérselo a los demás. Pero cuando aflora el... »
Arantxa Alvaro Fariñas
lamenteesmaravillosa.com
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