No podemos negar que necesitamos actuar para procurar nuestro bienestar en esta vida. Si nada hacemos, nada conseguimos. Pero también es verdad que es necesario alcanzar un equilibrio entre ambas posturas para tener los mejores resultados y gozar de una excelente salud.
A veces nos quedamos más detenidos de la cuenta y deseamos conservar la calma mientras evitamos mucho movimiento que nos perturba. En esta postura, nuestra vida se hace aburrida y pobre de experiencias. Posiblemente consigamos estar tranquilos, pero con muchas carencias y soledad.
En otras ocasiones sentimos un gran impulso o deseo por hacer cosas, por cuidarnos y cuidar a la familia, por aportar, generar o conseguir ciertos resultados que considerarnos óptimos para nosotros mismos y para los demás. De esta manera estamos siempre preocupados y pensando en todo lo que tenemos que hacer, en todo lo que está pendiente, en todo lo que falta que aun no podemos conseguir. Esta actitud puede significar que estemos permanentemente presionándonos y presionando al Universo.
En este caso, debido a que el Universo no es presionable, esa energía de presión se sentirá en nuestro propio cuerpo, creando una gran tensión que puede generar muchas molestias a lo largo de toda la columna vertebral, incluyendo todos los órganos que se encuentran a su alrededor. Esta es una de las mayores causas de muchas enfermedades que se relacionan con el fluir de la vida, como dolor de cuello y espalda, apneas, ulceras, dolores abdominales, desorden de la digestión, hemorroides y muchas mas.
Cuando estamos preocupados o forzosamente preocupados por conseguir ciertos resultados, pensando que sin nuestro esfuerzo eso no seria alcanzable, estamos creando una gran contrición de la energía vital en nuestro cuerpo. Si a eso le agregamos la culpa de no poder ser capaces de hacer todo lo que esperamos hacer, se sentirán fuertes dolores.
Esta actitud de exigencia desmedida hacia nosotros mismos está basada en la desconfianza que tenemos de la vida. Pensamos que si no nos esforzamos, si no nos ocupamos de eso, la vida se complicará para todos. Pensamos que somos responsables y que la vida por si sola no será capaz de proveer de las soluciones que se requieren.
Es necesario comprender que la vida es más sabia que nosotros, porque nosotros estamos en un proceso de recordar nuestra perfección y por lo tanto estaremos en buenas manos si nos dejamos cuidar y acariciar por sus bondades y bendiciones.
Vivir es más fácil de lo que pensamos. La vida solo necesita que le transmitamos nuestras buenas intenciones para que ella misma sea quien se encargue de hacer todo. La vida trae a nuestra puerta la ayuda que necesitamos, trae las personas y las circunstancias que se requieren para nuestro bien. Pero, casi siempre, pensamos que tenemos que salir a recorrer miles de km en busca de eso.
Por lo general trabajamos más de la cuenta y nos preocupamos más de la cuenta para atraer lo que necesitamos. Existe un equilibrio entre tus acciones y tu esperar.
Piénsalo: ¿Qué tal si te detienes, descansas en tu silla favorita, cierras los ojos y le pides a la vida lo que necesitas hoy mientras sonríes alegre y amoroso? De esta manera podrás actuar fluyendo y sin presión.
Patricia González
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