Hay momentos en nuestras vidas que no encontramos sentido a nuestras experiencias negativas, solo las positivas parecen tener sentido para nosotros, no entendemos porque sufrimos, porque la vida nos hace vivir esos momentos tan duros, tan difíciles de comprender, de superar y a menudo pensamos que no los merecemos, nos preguntamos que hemos hecho para merecer esto… Lo cierto es que todo ocurre por alguna razón, quizás esa razón no la veamos hasta pasado un tiempo, a veces corto, a veces más largo. Eso nos frustra, nos incomoda, porque nuestra mente lógica intenta dar sentido y explicación al suceso y no logra hacerlo.
Desde mi experiencia, he vivido situaciones en las cuales no he entendido el significado hasta pasados varios años, su dolor era tan intenso, tan profundo, que me parecía inhumano vivir algo así y no podía entender que todo esto sucedía para mi aprendizaje, para crecer como persona, para evolucionar.
Cuando nos ocurren experiencias de decepción, de desamor, de desilusión, no podemos entender las reacciones de los demás hacia nosotros, solo vemos nuestra verdad pero no nos damos cuenta de que verdades hay muchas y que cada uno posee su verdad.
Todos somos buenas personas, todos somos almas buenas, lo que ocurre es que nuestros miedos, nuestros demonios, nos hacen actuar así, sin ser conscientes del daño que pueden causar nuestros actos a los demás y a nosotros mismos.
Hay experiencias dolorosas, en que nuestro único afán es justificar nuestro dolor, poner a la otra persona como el equivocado y nosotros como las víctimas. Al hacer esto nos vamos siempre al pasado, aquí es donde nuestra mente justifica las cosas que hemos hecho y lo injusta que es nuestra recompensa, o eso creemos. De igual modo nos preocupa nuestro futuro, pensamos como estaremos ó como viviremos después de esta situación, aquí nuestros miedos, nuestro ego, entran en juego.
¿Qué es vivir en el presente, en el ahora?
Nuestra mente y nuestro ego no pueden vivir en el presente, la mente no puede procesar algo que está sucediendo en este momento, porque cuando lo hace ya es pasado, y nuestro ego, nuestras emociones y sentimientos, se basan en experiencias pasadas y futuras pero no se forman en el presente, el ego teme al presente y se ocupa de tener nuestra mente ocupada con pensamientos del pasado o del futuro, porque de esto depende su existencia.
Vivir en el presente es dejar de pensar en lo que sucedió y en lo que podrá suceder, es un mínimo espacio en blanco antes de crear un nuevo pensamiento.
Cuando se es más consciente de este estado, más se vive en presente, es en el presente donde nos sanamos, nos enfrentamos a nuestros miedos y nos perdonamos, para empezar a amarnos y amar a todo.
Y para poder amar hay que perdonar. Perdonar, que palabra tan sencilla, tan fácil de decir y tan grande y amplia al mismo tiempo. No basta con decir, vale lo perdono ó te perdono, hay que sentirlo, hay que trabajarlo y hacerlo desde el corazón.
¿Qué es perdonar?
Perdonar es perdonarnos a nosotros mismos por nuestras equivocaciones, porque somos humanos y nos permitimos equivocarnos, es perdonar a los demás porque sus miedos les hacen actuar así, es defendernos, siempre desde la calma y el amor, de las agresiones hacia nosotros, cuando estos pasos se hacen desde el corazón, los pensamientos de rencor, de ira, de odio, de incomprensión desaparecen y una paz se instala en nuestro ser.
Cuando por fin logré entender todo esto, mi vida empezó a cambiar y a fluir hacia un bienestar mayor, haciéndola más plena.
Carmen Moriana.
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