El Maestro sólo permitía a los discípulos vivir con él durante un período limitado de tiempo; luego los despedía para que se las apañaran por su cuenta.
Cuando un recién llegado preguntó a un discípulo la razón de semejante actitud por parte del Maestro, recibió esta respuesta:
«El Maestro es un espejo que refleja la realidad ya ti mismo. Una vez que has visto la realidad, debes desechar el espejo, no sea que, por culpa de tu veneración por él, se convierta en pantalla».
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