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jueves, marzo 21, 2013

Otro cuento...


El Maestro paseaba calle abajo cuando, de pronto, salió de un portal un hombre que chocó violentamente con él.
El individuo, totalmente fuera de sí, rompió a soltar palabrotas. El Maestro hizo una breve inclinación, sonrió amablemente y le dijo:
«Amigo, no sé quién de los dos ha tenido la culpa de que chocáramos, pero no estoy dispuesto a perder el tiempo tratando de averiguarlo. . . Si la culpa ha sido mía, le pido perdón; si ha sido suya, olvídelo».
Y, tras hacer una nueva inclinación y esbozar una nueva sonrisa, siguió caminando.


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