Y habló de un conocidísimo amigo suyo que, a sus ochenta y tantos años, seguía recibiendo infinidad de invitaciones.
Un día, mientras consultaba su agenda durante una recepción, alguien le preguntó cuántos compromisos tenía para aquella noche.
«Seis» , respondió el anciano sin apartar los ojos de su agenda.
«¿ y qué hace usted: comprobar adónde tiene que ir a continuación?»
«No. Trato de saber dónde estoy ahora mismo».
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